Opinión

El paquete de la muerte

21 de agosto de 2018

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Nicolás Maduro ha lanzado el paquete más nocivo, de toda la historia política y economía, de cualquier país medianamente civilizado en el planeta, en los últimos cincuenta años.

Es un paquete destinado a terminar de matar la ya exhausta economía de nuestro país, a acelerar la muerte de miles de seres humanos que no podrán acceder ni alimentos, ni medicinas, y por su puesto dará una estocada mortal al moribundo socialismo del siglo XXI. Es por donde quiera que se le vea, un paquete de muerte.

No se le pude llamar un programa de reestructuración o ajuste de la economía, porque el conjunto de inconexos anuncios, que conllevan medidas vinculadas a la economía, está lejos de ser un programa serio de política económica. Estamos frente a un paquete absurdo y suicida, que solo puede ser concebido en el seno de una camarilla de ignorantes y suicidas personajes, a quienes poco le importa la suerte de un pueblo ya suficientemente estafado con la quincalla ideológica del comandante, que abrió las puertas del poder a una casta de sus camaradas de armas e ideas, para ejecutar el más monumental saqueo, que se pueda haber adelantado contra las finanzas y la riqueza de una nación en el último siglo.

El dogma del estado dueño y señor de la economía y de la vida de todos los seres humanos, tan de la escuela marxista, los lleva a seguir anclados a la idea de que los procesos económicos son susceptibles de ser adelantados por un acto del gobierno. Piensan que los precios y los salarios se decretan. El estado dueño de los medios de producción, facultado para planificar y dirigir todo el proceso económico, es quien debe decir cuanto gana un ciudadano, y cuanto cuestan los bienes y servicios.  Esta obsoleta teoría ha sido totalmente descartada en el mundo por incierta y nociva. Aquí la camarilla roja sigue aferrada a esos conceptos.

Nada ha cambiado en la economía venezolana para que Maduro decrete un incremento estrambótico del salario mínimo. No porque dicho salario sea el que merece una persona, sino porque no es sostenible. Ya de por sí, casi ninguna empresa, salvo las dependencias del gobierno, pagaban el salario mínimo que la dictadura tenia establecido. El salario real estaba, muy por encima de ese registro. Tampoco ninguna empresa podrá pagar el que de manera arbitraria han fijado ahora. Un salto tan brutal en ese rubro es imposible de asumir por los empleadores. Cuando el régimen anuncia el pago de las nominas de las empresas, sin que el fisco tenga ingresos reales para hacerlo, están anunciado la creación de más dinero digital inorgánico, que será una cascada de combustible al ya gigantesco incendio de la hiperinflación. Maduro no explicó porque no lo tiene, el origen de los fondos para financiar esa monumental locura, No hay más ingresos petroleros, ningún país u organismo financiero internacional ha otorgado un crédito con dinero fresco, para sostener ese salario en un tiempo razonable. Y la referencia a un Petro como ancla, es casi que una burla macabra, porque es como decir el anclaje es la nada.

Nuestros ciudadanos comunes, no han necesitado un curso de aproximación a la economía, para entender que cada aumento de salarios ha significado una reducción de su capacidad de compra, ha representado mayor pobreza. Hoy todos saben que luego de este aumento loco y desproporcionado, lo que viene es mayor inflación, escases y pobreza.

Para completar ese brutal impuesto que es la hiperinflación, el dictador eleva el IVA, con lo cual castiga directamente al consumidor. Solo a Maduro se le pudo ocurrir, en medio de esta pobreza colectiva creada por su régimen, terminar de golpearnos con un incremento tan duro en el impuesto al consumo, que es el que pagamos de manera directa, cada vez que adquirimos un bien.

Por supuesto que no hay medidas concretas en materia de disciplina fiscal, de liberalización de la economía, de financiamiento a un programa de reorganización económica. Nada de ello existe, porque en el fondo, la camarilla roja no busca un verdadero cambio en el rumbo de la económica y del país.

Ellos siguen aferrados a sus fetiches ideológicos, con los cuales justificar su ineptitud, su latrocinio, y su destrucción. Solo buscan ganar tiempo sobre la base del engaño. Creen que pueden manipular a los agentes económicos. Creen que podrán sortear la tempestad, para que, en algún momento, un hecho fortuito les produzca algún flujo de caja, con el cual tomar un segundo aire. Para nada le importa el sufrimiento de nuestro pueblo, sobre todo los más pobres, los que no tiene forma alguna de protegerse de tamaña irresponsabilidad.

Nuestra economía, pero más aún, nuestro pueblo, ya no soporta más esta tragedia. Esta piratería e irresponsabilidad será la muerte del socialismo del siglo XXI. Quedará para la historia contar como un sistema político, fue capaz de dilapidar y robarse la riqueza mas espectacular de una nación en el contexto mundial, destruirle su economía, lanzar al destierro a un tercio de su población y dejarla postrada, luego de ofrecerle el cielo en la tierra. El populismo, el militarismo, el estatismo, es decir el socialismo han consumado su obra.

César Pérez Vivas

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