Opinión
Emergencia en Pamplona por incremento de caminantes venezolanos
4 de febrero de 2019
Venezolanos en Pamplona VP, alerta que ante el creciente número de migrantes venezolanos que llegan a pie desde el Puente Internacional en Cúcuta, es inminente el colapso por falta de recursos de los pocos sitios de apoyo que se encuentran en la carretera entre Cúcuta, Pamplona, Bucaramanga, lugares que en su mayoría funcionan en muy restringidas condiciones de salubridad debido al hacinamiento. Estos lugares son atendidos por la sociedad civil, en particular por grupos religiosos de iglesias protestantes que mantienen funcionando estos sitios de atención, en casas, garajes o descampados llamados “cambuches”. Alertamos desde el mes de diciembre cuando se anunció el cierre de varios de estos sitios que funcionaron gracias al aporte de la ciudadanía pamplonesa, que ha respondido generosamente a la muy lamentable situación de indigencia en que llegan los caminantes venezolanos, en su gran mayoría indocumentados, a quienes se da posada en estos hospedajes de paso, para pernoctar y ser atendidos en sus necesidades básicas de alimentación y ropa, que es donada por la beneficencia de la colectividad local y algunas organizaciones de Bucaramanga y Bogotá.
Los organismos internacionales como Acnur, en estos dos años del permanente incremento del éxodo de venezolanos que llega a Pamplona a pie, caminando desde Cúcuta, no han concretado ninguna de sus propuestas, ni han atendido la solicitud urgente de instalar sitios de protección como Refugios oficiales, en campamentos o locaciones según las leyes y acuerdos internacionales como corresponde a los desplazados por la situación económica y política. Hasta ahora la emergencia ha sido solventada por la caridad que la ciudadanía de esta provincia brinda compasivamente, y por ello los venezolanos residentes aquí, podemos asegurar que es la bondad de los pamploneses la que ampara y fortalece a los desterrados caminantes, para continuar a pie por la carretera nacional que atraviesa el Páramo de Berlín, llamado el páramo de la muerte, por el inminente peligro que significa para los desnutridos caminantes, emprender esta ruta de hielos con temperaturas que llegan a dos grados bajo cero. No hay atención médica en la vía del Páramo de Berlín, solo un punto de hidratación y auxilio en emergencias vitales, de la Cruz Roja del Norte de Santander, que atiende con horario de oficina y que en ocasiones no tienen suficientes insumos.
A partir del 23 de enero de este año, el éxodo de venezolanos que llegaron a Pamplona, tomó dimensiones dantescas, al triplicarse el número y llegar a contabilizarse más de mil venezolanos diariamente, caminando por la carretera de Cúcuta a Pamplona, vía a Bucaramanga, buscando un sitio donde dormir, ante la dramática realidad, pues a falta de refugios oficiales, de atención adecuada, lo hacen a orilla de esta carretera nacional, o en atrios de iglesias, plazas, garajes y áreas públicas.
Es urgente instalar campamentos, pabellones de emergencia con el apoyo del gobierno colombiano, para que en carpas militares, o de organizaciones civiles nacionales, y de organismos internacionales, se de el adecuado y digno albergue.
Es urgente asumir nuestra responsabilidad como venezolanos. Desde Pamplona convocamos la ayuda humanitaria, para seguir ayudando a quienes nos ayudan a socorrer a nuestros paisanos. Para los venezolanos en Pamplona es obligatorio, es nuestra responsabilidad alertar, que la temporada de lluvias que se avecina, y la realidad política de Venezuela en este momento de angustia, harán aumentar el número de desplazados y será mayor el éxodo.
Desde Pamplona, en donde los caminantes venezolanos han encontrado un lugar de comprensión para la tregua, levantamos nuestra voz para pedir ayuda. Urgente es que los comisionados como grupo de tarea en la OEA, para el tema de la emergencia en esta frontera Táchira Norte de Santander, los representantes de Venezuela, David Smolansky y Betica Muñoz, intercedan para que la ayuda internacional concrete el auxilio que urge esta situación local, para así atender la mayor emergencia en el destierro, la de los desamparados caminantes que atraviesan como desbordado éxodo el río Táchira, para seguir sin rumbo fijo desde Pamplona por el camino del páramo de la muerte.
Leonor Peña