Opinión

Encuentro entre Juan Bimba y Pablo Pueblo

21 de enero de 2021

217 vistas

Pedro Alejandro Parra Fernández *


 

He querido buscar un escenario propicio para este encuentro entre estos dos hijos del pueblo; no fue difícil ubicarlo, miré a mi lado, y, me conseguí el sitio perfecto: la Universidad de la Vida; en ella no dan títulos ni diplomas, pergaminos o constancias, pero dan algo más importante, reconocen el esfuerzo, la dignidad, el amor y sabor a pueblo, y, distinguen al hombre por su apellido “pueblo”. Pero antes, vino a mi mente aquel Canto a los Hijos en marcha de Andrés Eloy Blanco, y, quisiera dejarles para el recuerdo esta pequeña estrofa: …”Madre, si me matan, ábreme la herida, ciérrame los ojos y tráeme un pobre hombre de algún pobre pueblo y esa pobre mano por la que me matan, pónmela en la herida por la que me muero…”

En primer lugar, voy a hablarles de Juan Bimba, porque tanto psicólogos como mucha gente lo han referido con personajes políticos y situaciones de actualidad. Es un personaje creado por el venezolanismo histórico; la tradición local de Cumaná atribuye la etimología de “Juan Bimba” al nombre de un ciudadano de la cercanía con problemas mentales que vivió hacia 1853. Sin embargo, el periodista y escritor venezolano, Juan Vicente González usó a “Juan Bimba” como sinónimo de tonto o mentecato documentado desde 1930 como el nombre que se le aplica al prototipo del hombre humilde del pueblo. Siendo así, Andrés Eloy Blanco lo popularizó en varias composiciones y también en forma humorística.

Pero, no solamente fue utilizado para composiciones sino también como símbolo del partido Acción Democrática en 1963, ya que con él, se quería representar al pueblo venezolano en la condición de hombre rural y humilde, de muchos venezolanos de a pie; es el ciudadano común, aquél que vive en las periferias, el que madruga para ir a cumplir con su familia y con la patria. ¡Éste, es nuestro juan Bimba! Es el hombre del pueblo de Venezuela, es el clandestino y, siempre es el culpable de todo. Es intelectual, ingeniero, zapatero y albañil, toma café en las mañanas y siempre cena con arepas; no ha soñado nunca con irse del país pero, está pendiente de las noticias de afuera. Nadie se acuerda de él –más que para echarle la culpa- es tal vez la razón de su resentimiento y desconfianza. Siempre fue usado, maltratado, burlado y olvidado…

Juan Bimba ha despertado, está bravo, ya no quiere hacer lo que otro le dice; está cansado de tanto discurso sin comas que alimenten, ni puntos que descansen; despertó, quiere hablar, quiere ser escuchado, quiere exigir; quiere hacer las cosas a su manera…

Ahora, vamos a hablar de Pablo Pueblo, pero, para hacerlo nos toca señalar un nuevo concepto musical, “la salsa intelectual” y, al hacerlo, es hablar de Rubén Blades, el panameño que fue ganándose el afecto de la gente que lo escuchaba, por lo sentidas, lo comprometidas que podían llegar a ser sus composiciones; denunciaba la ignorancia de las sociedades desarrolladas frente a la ignorancia de una sociedad que busca vender su libertad “por el oro y la comodidad”. De forma muy hábil, Rubén contrapone el modelo capitalista consumista y las sociedades de plástico al de una sociedad latinoamericana que está trabajando en conseguir su libertad, en seguir peleando por la esperanza, asumiendo que estas dos últimas puedan ser consideradas como un modelo sostenible a lo largo del tiempo.

“Pero, señoras y señores, en medio del plástico, también se ven las caras de esperanza, se ven las caras orgullosas que trabajan por una Latinoamérica unida y por un mañana de esperanza y de libertad”. “Y, creánme gente que aunque hubo ruido, nadie salió, no hubo curiosos, no hubo preguntas, nadie lloró”. Y, así, compone “Plástico”, “Buscando guayaba”, “María Lionza”, “Siembra”, marcando el camino a la Salsa Intelectual, aquella que busca dejar un mensaje tras sus canciones, que busca que quien lo escuche, reflexione. Para llegar por fin, a “Pablo Pueblo”- uno de los protagonistas de este trabajo-, “hijo del grito y la calle, de la miseria y del hambre, del callejón y la pena, su alimento es la esperanza, su paso no lleva prisa, su sombra nunca lo alcanza”. ¡Ay Pablo Pueblo!, ¡Ay Pablo hermano! ¿Cuánto han cambiado Juan Bimba y Pablo Pueblo? Somos  los mismos. No hemos cambiado.

¿Cómo finalizó este encuentro? Pablo Pueblo le prometió a Juan Bimba que lo visitaría para ayudarle a empujar la carreta de la libertad. ¡Gracias Pablo Pueblo, a un crucifijo rezando y el cambio esperando a Dios! Si, ambos somos hijos del grito y de la calle, pero, nuestro alimento, es la esperanza. * Profesor

 

 

 

¡Quieres recibir el periódico en la puerta de tu negocio!

1 Mes

  • 3 Ejemplares semanales
  • Entrega gratis (Delivery)
  • Aviso impreso 2×5
  • Descuento del 5% en publicidad Digital
  • Osequio de Instagram
    1 Post 1 historia

Mensual
54.000 Cop

Pago único

Suscribirse

3 meses

  • 3 Ejemplares semanales
  • Entrega gratis (Delivery)
  • Aviso impreso 2×5
  • Descuento del 10% en publicidad Digital
  • Osequio de Instagram
    1 Post + 1 historia
  • Descuento del 5%

Mensual
51.300 Cop

Pago único

Suscribirse

6 meses

  • 3 Ejemplares semanales
  • Entrega gratis (Delivery)
  • Aviso impreso 2×5
  • Descuento del 20% en publicidad Digital
  • Osequio de Instagram
    2 Post + 1 historia
  • Descuento del 5%

Mensual
48.600 Cop

Pago único

Suscribirse