Desde tiempos remotos, la acepción de maestro es amplia en las diversas artes, ciencias u oficios desempeñados por el ser humano. Reseñamos unas cuantas funciones practicadas por el mismo en la sociedad: el perito que ejerce la oratoria sagrada; la persona que realiza un oficio manual: mecánico, panadero, ebanista, sastre, carpintero…el compositor de música; el individuo dedicado a comandar el personal y las operaciones de un servicio en las empresas; el responsable y destinado a enseñar un arte, ciencia o actividades técnicas: maestro de armas, de pintura, docente en materia tecnológica; el que regenta el ceremonial en actos solemnes: maestro de ceremonia; el que está a las órdenes del ingeniero, arquitecto y otros profesionales de educación superior, quien dirige por su cuenta a los albañiles; el músico para conducir el coro en una capilla: maestro de capilla y en forma solemne y respetuosa de apelativo familiar, empleados para señalar, distinguir o respetar a las personas de la tercera edad o adultos mayores. Aparte de esas designaciones de tareas cotidianas, hay una de ellas de manera sobresaliente y apoteósica: el maestro de escuela, destinado a la primera enseñanza de los niños.
En la historia en las diferentes clases sociales, el docente ha sido considerado como buen orientador, un guía, un formador inicial e integral del niño y adolescente. En varias oportunidades lo han catalogado como un líder natural de la comunidad y, conjuntamente con dirigentes de la misma, buscaba soluciones a los problemas que lo aquejaban. En ese sentido, los habitantes circunvecinos de las instituciones educativas acudían a él en su solicitud de ayuda, asesoría, colaboración y solidaridad, para resolver problemas ocurridos en su entorno. Al finalizar el periodo de la colonia y al iniciarse el proceso independentista, existieron notables personajes en el área educativa.
Entre los más emblemáticos se destacaron: Don Simón Rodríguez, educador de vocación de profesión y con inmensa experiencia internacional. En 1794, el destacado educador presentó al ayuntamiento de Caracas un innovador proyecto de reforma del sistema escolar existente, con el propósito de transformarlo y adaptarlo a la exigencia de la época. Disfrutó el privilegio y honor de ser maestro del niño SimónBolívar, el futuro Libertador y hacedor de repúblicas hispanoamericanas. Luego hubo un ilustre docente con dotes de humanista y sapiencia: Andrés Bello. Desde joven practicó la enseñanza privada. A pesar de ser casi contemporáneo de Simón Bolívar, tuvo la prerrogativa y honor de darle clase en diversas materias. Después de vivir muchos años en Europa, en 1829 se trasladó a Chile. En ese país actuó de forma destacada en la Administración pública y privada.
Después del fallecimiento del Libertador, en 1830, ha habido una pléyade de educadores que enaltecieron nuestro gentilicio y le dieron brillantez al magisterio nacional. Mencionaremos los más notables, destacados y de mayor palmarés: José María Vargas, Vicente Lecuna Salboch, Tulio Febres Cordero, Miguel Pérez Carreño, Mario Briceño Iragorry, Emil Friedman, Luis Pastori, Fermín Toro, Luis Beltrán Prieto Figueroa, Fernando Paz Castillo, Pero Bautista Bastolo, quienes en unión de un esclarecido número de sus colegas enaltecieron y le dieron prestigio a la docencia. Durante la dictadura de Juan Vicente Gómez, en 1932, algunos docentes se constituyeron en asociación para defender sus derechos gremiales. Después de muchos altibajos, el 15 de enero de ese año se constituyó la Sociedad Venezolana de Maestros de Instrucción Primaria (SVMIP). Esta institución luchó por sus reivindicaciones, fundó la revista Pedagógica y dictó conferencias y seminarios relacionados con las omisiones y deficiencia del sistema educativo venezolano. Al fallecer el sátrapa, en 1935, el gremio de educadores se fortaleció y convocó a una asamblea general de afiliados. Desde entonces se creó la Federación Venezolana de Maestros (FVM), en 1936.
En el período dictatorial de Marcos Pérez Jiménez, la lucha gremial aminoró su trabajo y vigencia debido al clima difícil de entonces. Al derrumbarse el régimen oprobioso, los educadores arreciaron su combatibilidad por sus conquistas y ayudaron a la reconquista de la democracia en 1958. En esta oportunidad, ante las calamidades que destruyen a Venezuela, aspiramos a que los docentes vuelvan a enarbolar una lucha a fondo para recuperar la otrora patria grande que disfrutamos del pasado reciente. En el gobierno del general Isaías Medina Angarita, la FVM hizo esfuerzos para la modernización y mejoras de sus derechos. En tal sentido, según decretos de esa administración, se celebraba el 15 de enero del año en curso como el Día del Maestro. En el mandato de Marcos Pérez Jiménez esa celebración se cambió para el 29 de noviembre, en homenaje al natalicio de Andrés Bello. Al caer ese régimen cruel volvió a establecerse la fecha del 15 de enero.
Al celebrarse el 15 de enero el Día del Maestro, junto a profesores, licenciados y catedráticos de las casas de estudios superiores, nos complace y nos sentimos orgullosos, satisfechos y felices de haber sido docentes a ese alto nivel. Enhorabuena en el Día de Maestro en nuestra Venezuela. Los docentes fueron, son y serán sempiternos los motores, formadores, guiadores y sembradores de conocimientos y esperanzas en millones de niños, adolescentes y adultos en varias etapas de la formación educativa. Así tendremos que al desempeñar cada docente una labor encomiable habrá buenos resultados para contar con una patria fuerte, grande y desarrollada. Felicitaciones maestros del saber. (Alejo García Sierra) //[email protected]