Opinión

Fuera de la Unesco

24 de febrero de 2019

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                           Gustavo Villamizar Durán

Tal cual se había anunciado el año anterior, los primeros días de este 2019 marcaron el retiro de Estados Unidos e Israel del importante Organismo de la Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura – UNESCO, por sus iniciales en inglés-. La razón o simple excusa argüida en esta ocasión, fue  acusar al ente de estar parcializado en sus proyectos, programas y decisiones a los intereses de Palestina y en contra de Israel.

Esta actitud no sorprende porque se ha hecho habitual por parte de los últimos gobiernos norteamericanos, de retirarse de los organismos o convenios en los cuales  se les exige el cumplimiento de sus compromisos y responsabilidades, victimizándose atribuyendo acosos políticos cuando no señalando a los demás países como aprovechadores de sus aportes económicos. Así ha ocurrido con los acuerdos ecológicos de Kioto y Paris, los convenios nucleares con Irán junto a la Comunidad Europea, el acuerdo nuclear con Rusia y otros tantos.

Ya en 1984, durante el gobierno de Ronald Reagan, Estados Unidos se retiró de la UNESCO aduciendo parcializaciones hacia el bloque comunista encabezado por la Unión Soviética, existente para el momento. En aquella ocasión el argumento esgrimido fue la aprobación por la UNESCO, en 1980, del informe “Un Solo Mundo, Voces Múltiples. Comunicación e Información en Nuestro Tiempo”, más conocido como Informe MacBride, en alusión a Sean MacBride,  experto australiano que coordinó la comisión redactora, el cual estaba basado en un pronunciamiento del Movimiento de Naciones no Alineadas (MNOAL) en 1976,  corroborado luego por  Asamblea General de la ONU. Ese informe contenía una fundamentada exposición del desequilibrio comunicacional existente en el planeta, señalando el peligro que ello significaba para el desarrollo armónico de los países, sobre manera aquellos conceptuados como subdesarrollados, emitiendo una amplia declaración acerca de la necesidad de democratizar los procesos comunicacionales como condición básica para la construcción de un mundo de equidad y paz. Aquella declaración constituía un innegable obstáculo para la conformación de los grandes oligopolios comunicacionales existentes hoy, impulsados por el gobierno norteamericano. Estos poderosos oligolpoliois mediáticos se venían constituyendo  con capitales provenientes de otros sectores de la economía, fundamentalmente del capital  financiero, los cuales dominarían posteriormente la llamada industria de la comunicación y el entretenimiento, garantía del moldeamiento y control de la cultura universal.

EEUU se reincorporó a la UNESCO en 2003, en plena ebullición de las tesis neoliberales y la teoría del “Fin de la Historia”, posteriores a la desintegración de la Unión Soviética, las cuales exigían el manejo y control de aspectos tan relevantes como la educación, la ciencia y la cultura, para conformar el modelo de dominio mundial por parte de los Estados Unidos y sus aliados de Europa.

En este proyecto era y sigue siendo fundamental, el control de los medios de comunicación, las redes sociales y la educación, desde los cuales se imponen las culturas desarraigantes, supresoras de la memoria de los pueblos y desde luego, los valores e intereses del capitalismo. A su regreso, en 2003, inicia el empeño de imponer en el planeta el modelo educativo que venía impulsando la   Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos –OCDE-, dependiente de la Comunidad Europea. Este modelo, asentado en una particular visión de la calidad educativa, prioriza los aprendizajes correspondientes a las áreas de matemáticas, física, química y computación, favoreciendo el bilingüismo, prescindiendo de los saberes propios de la nacionalidad, de las culturas nacionales y por supuesto, de las lenguas ancestrales. Este modelo se está tratando de imponer en América Latina y el Caribe, desde la sede UNESCO establecida en Chile y una buena cantidad de “expertos” colados entre los asesores de los ministerios de educación. Hay que estar muy atentos a estas pretensiones, el gobierno norteamericano  junto a Israel, impusieron el modelo y ahora se retiran para no asumir responsabilidades.

 

 

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