Gracias a este prestigioso medio de comunicación social regional, nos ha permitido exponer nuestros puntos de vista de la praxis de la política como ciencia inagotable de lo imprevisible, los resultados de las pasadas elecciones presidenciales en nuestra Venezuela y la continuidad de la dinámica existencial de las naciones, en próximas entregas nos aproximaremos a los aspectos para un modelo de planificación estratégica con visión de futuro. Iniciaremos con lo concerniente con la globalización como proceso irreversible en un mundo cada día más interconectado, con el propósito de acercarnos a los factores intervinientes de la realidad nacional de la sociedad de pertenencia. En este contexto, en una entrevista a Fidel Castro, una periodista le pregunta, entendiendo que los socialistas no son partidarios de la globalización, ¿Cuál es su opinión?, “En esta era moderna la globalización es como la ley de gravedad, todos los países caerán irremediablemente”.
Esa respuesta se enmarca en los movimientos universales de la apertura y la revolución tecnológica, originando la universalización de la política, la economía, la cultura y la tecnología, obligando a las naciones a disponer de una permanente visión estratégica o de futuro para garantizar el progreso endógeno sostenible. La globalización no es un proceso nuevo, desde los tiempos de los fenicios y los nómadas, surgió la necesidad de intercambio entre culturas, sociedades y pueblos, indispensables para la existencia y el progreso humano, génesis del comercio como dicen las escuelas clásicas: “el panadero empezó a producirlo y fue para venderlo a otros”. Después de la II Guerra Mundial (1945 a 1975), se inicio el proceso globalizador y apertura económica que permitió a Europa reconstruirse, pasar de la devastación, alcanzar el bienestar y consolidar las sociedades con clases medias avanzadas desarrollando las ciencias formales y el conocimiento universal.
Las actuales generaciones todavía recordamos con nostalgia esos “treinta años gloriosos”, tiempo donde las naciones vivieron los despegues económicos, políticos y culturales, aprovechados para ampliar las disciplinas científicas e ingresar en la llamada “Sociedad del Conocimiento” del posmodernismo. Los enemigos de la globalización le echan la culpa de la última crisis económica de la llamada “burbuja financiera” del inicio del presente siglo especialmente en Estados Unidos, obligando a corregir una desviación del capitalismo. La globalización comercial, sincerando los estándares laborales con aranceles competitivos mediante acuerdos de integración binacionales o multilaterales. Varios países y millones de seres humanos aceptaron subiendo al tren de la globalización y comenzaron a salir del atraso y pobreza, esa diáspora o éxodo se convirtió en un fenómeno social de los grandes movimientos migratorios en búsqueda de mejor calidad de vida.
La globalización es irreversible, la acentuada dispersión de las nuevas tecnologías en todos los movimientos científicos de las ciencias gracias a redes sociales especialmente el Internet, son las dos fuerzas hermanas que han interconectado en forma virtual o tiempo real los acontecimientos de la humanidad. Los efectos del proceso globalizador en el orden mundial, se evidencian en la diferencias en calidad de vida de los países con políticas para alcanzar niveles de desarrollo compartido y los que se han aislado de la dinámica mundial. El ejemplo lo pudimos observar en Corea del Sur, uno de los países más desarrollado del mundo con asiento de las principales empresas automotrices, tecnológicas y una envidiable calidad del capital social. La diferencia del Corea del Norte, inmerso en un gobierno comunista centralista despótico, con una economía cerrada de subsistencia con periodos de hambruna en varias regiones del país. Es el mejor espejo para la sociedad mundial.
( Oscar Roviro Villamizar)/
Gral. de Brig. [email protected] y @rovirov