El gobernador o gobernadora que será electo(a) este año 2017 tendrá la oportunidad histórica de trascender positivamente, al modelar una gestión gubernamental a nivel de estado, que en principio genere certeza, tranquilidad y estabilidad, y que a su vez pueda promover en el Ejecutivo nacional venezolano una rectificación en su forma de gestionar.
Porque si nada cambia, al empeñarse los “líderes” políticos (oposición y oficialismo) con el mismo patrón de conducta, insistiendo en la cultura de la conflictividad e intolerancia, la fuerza de las armas, la irracionalidad de la violencia y el discurso pendenciero, la situación actual tenderá a empeorarse: por muchos decretos que quieran imponerse o presiones de calle que deseen realizarse. Con el agravamiento de los desequilibrios macroeconómicos, los daños colaterales respectivos en lo microeconómico, lo micro-social y la estructura de valores de la sociedad. Como ilustración, para finales de este año, y siendo conservadores, todo puede estar en su precio de venta 2.5 veces superior a lo que se paga en este momento. Esto en correlación al ritmo de devaluación “alarmante” del bolívar con respecto al peso colombiano: el mismo podría ubicarse para diciembre 2017 por debajo de los 0.10 pesos por bolívar.
A grandes rasgos, la “enfermedad económica” conocida con el nombre de inflación, puede ser causada por un exceso de demanda o “consumo “en relación a lo que se ofrece o vende, por una elevación generalizada de la estructura de costos de las empresas que transfieren a los “consumidores”, y/o por una cantidad “excesiva” de dinero en manos de la población que motiva a “consumir”. No obstante, la receta recomendada para enfrentar tal flagelo no se logra, por ejemplo, a través de la generación de empleos improductivos o la distribución de alimentos que se producen y adquieren en otros países, sino que depende de la conformación de un “tejido industrial”, producto de la integración, ampliación, diversificación y competitividad de los sectores económicos (entre ellos el agrícola, industrial y agroindustrial), que favorezca realmente y efectivamente el crecimiento sustentable de la “producción nacional”: basada en la “innovación, productividad e internacionalización”.
Resulta entonces contraindicado el método con el que se pretende neutralizar la inflación: recortar o limitar la cantidad de efectivo que circula entre los venezolanos para que no demanden bienes y servicios que igualmente están restringidos. Entonces, el sistema financiero por orden gubernamental no ofrece el efectivo necesario y suficiente, de manera que los consumidores no ejerzan presión sobre la demanda o consumo de los productos (y por tanto sobre los precios) de la canasta básica o familiar. Pero igualmente se debe demandar de ellos para poder subsistir, no obstante, se tiene que pagar un precio superior en el “mercado negro” con el fin de obtener efectivo, para luego también erogar cualquier cantidad de dinero que permita comprar un producto que no se encuentra disponible en los abastecimientos, debido a los altos costos de producción y la regulación de precios, que no incentivan y paralizan la producción: lo que se traduce en una mayor espiral inflacionaria y estancamiento.
Como dice don Filomeno (La Trampa del estado Mérida), el Gobierno sinceramente se “cayó de la mata”: en lugar de regular los precios de “abajo hacia arriba”, lo hace de “arriba hacia abajo”. Por otra parte, se compra menos y se gasta más, es decir, el dinero en verdad no vale nada, es pura “ilusión monetaria”. Se puede disponer de “bolsas de dinero”, pero apenas se compra algo, y sin bolsa. Ahora bien, lo que se necesita se puede encontrar, pero se debe pagar a cualquier precio. Pero, por otra parte, qué puede hacer el empresario o productor: “si se compra caro se debe vender caro”. En definitiva, es una exageración y grosería cómo suben los precios de un momento a otro. Lo cierto es que estamos dentro de una olla de presión sin válvula de escape: “cada vez se cierran más los espacios” para producir y trabajar honestamente: sin efectivo, sin mercancía, sin vías de comunicación, sin insumos, sin agua y sistema de riego, sin seguridad, no hay transporte, las bolsas CLAP a sobreprecio, etc.).
Por tanto, se propone el Plan de Reconstrucción (PIRU)…Continúa: próximo artículo.
Docente Universitario.
Pedro Morales