Y la imprecación resonó agresiva al otro lado telefónico. Afrenta irrespetuosa y ultrajante, hoyhábito pedestre de muchos hombres y mujeres inciviles, al tratar de comunicarse a distancia. Escudados en el anonimato, arremeten contra quien intenta responder su llamada equivocada, colgando bruscamente la bocina.Torpeconducta y tosco resabio de la modernidad encarencia de buenas costumbres, sin educación ni moral. Hemos perdido por completo las enseñanzas de nuestros padres y maestros. Muy pocos, se disculpan cuando quien atiende su desacierto, le contesta que discó por error. Pero la reacción del desconocido es siempre igual, ofensiva y grosera. Casi nadie se excusa de su equívoco, sino que ultraja al receptor como si acaso fuera culpable de su desatino. También son escasos quienes dan ahora los buenos días, buenas tardes o buenas noches, sino que increpan al oyente con la insolente interrogante de ¿quién habla ahí? en lugar de identificarse o identificar a la persona, oficina o empresa que solicita.Y enaltanera respuesta, se ofenden cuando el interlocutor les inquiere correctamente ¿con quién desea hablar?Da pena la tosca actitud de esas personas que insultancuando intentan atender sus llamadas anónimas. ¡Como se han olvidado las doctas normas de moralidad que difundió en todo el mundo el ilustre músico y pedagogo venezolano Manuel Antonio Carreño en su “Manual de Urbanidad y buenas maneras”!En respeto y consideración al prójimo, no sigamos ultrajando a nuestros interlocutores interrumpiendo groseramente las comunicaciones sin contestar o no identificaral ser atendida cualquier llamada. Es hora de desterrar la agresividad telefónica.

Germán Carías Sisco

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