Rocío Márquez *
Desde que delegamos la memoria a nuestros celulares, hemos olvidado números de teléfono, tareas del día y hasta mirar el reloj para tomar la medicina. Desde que usamos GPS dejamos de aprender direcciones. Desde que los algoritmos nos recomiendan qué textos leer, qué música escuchar o qué películas mirar, dejamos de explorar por cuenta propia. Y desde que la inteligencia artificial comenzó a escribir correos, programar agendas y predecir mensajes, pareciera que delegar se ha convertido en la nueva forma de hacer las cosas. Nos sentimos más eficientes, sí. Pero, ¿más libres?
La IA nos está facilitando la vida de muchas maneras. Nos ahorra tiempo, reduce errores, propone soluciones. Pero esa asistencia empieza a cambiar profundamente nuestra capacidad de decidir.
Decisiones en piloto automático
Tomar decisiones es una práctica que se entrena. Requiere atención, comparación y valentía. Sin embargo, hoy muchas de nuestras decisiones se las dejamos a la IA. No porque no podamos tomarlas, sino porque resulta más cómodo.
El problema no es que la IA haga sugerencias, sino que empecemos a actuar como si esas sugerencias fueran inevitables. La autonomía se vuelve entonces una ilusión: seguimos sintiéndonos agentes de nuestras acciones, aunque hace rato solo resolvemos desde un menú de opciones.
¿Qué perdemos?
Decidir es un proceso de construcción personal. Nos define, nos responsabiliza, nos humaniza. Al delegar esa tarea, corremos el riesgo de desentrenar nuestra capacidad de discernir, de soportar la incertidumbre, de equivocarnos. Y, peor aún, corremos el riesgo de dejar de preguntarnos: ¿por qué elegí esto? ¿Qué lo motivó? ¿A quién le conviene que yo elija así?
Reaprender a decidir
Cuanta más importancia y presencia adquiere la IA en nuestra vida cotidiana, más urgente se vuelve reaprender a decidir conscientemente. No para rechazar la tecnología, sino para usarla con lucidez. No se trata de apagar el GPS ni de evitar las sugerencias del sistema, sino de saber cuándo seguirlas y cuándo cuestionarlas.
¿Qué queremos seguir decidiendo nosotros?
La inteligencia artificial ha cambiado muchas cosas. Así que el desafío de esta época es no temerle a la IA, pero tampoco entregarle sin resistencia la bitácora de nuestras decisiones.
Quizás la pregunta no sea qué puede decidir la máquina, sino qué queremos seguir decidiendo nosotros.
*Comunicadora social. Doctora en Ciencias Humanas. Profesora de la Escuela de Comunicación Social, Universidad de Los Andes, Venezuela.