“Recuerden, compatriotas: esta batalla va a ser muy dura, porque no estamos batallando contra los factores de la oposición política venezolana, no estamos batallando tampoco contra los medios de comunicación; ¡no!, realmente estamos enfrentando al imperio norteamericano”.
Hugo Rafael Chávez Frías (Día de la Dignidad y la Rebelión Bolivariana, Caracas, 4 de febrero de 2006)
A medida que transcurre el tiempo y se despeja el panorama para las próximas elecciones del 20 de mayo, las cartas están puestas sobre la mesa y los tramposos de la oposición – enfrentados internamente – ahora buscan temporalmente reagruparse, como caimanes de un mismo pozo, que siempre lo han sido.
Las estrategias que maneja el imperialismo norteamericano – su amo sempiterno – no dejan de estar presentes para direccionar el comportamiento de los líderes de una fracasada oposición, a la cual siempre han apostado, por ser sus perritos falderos y quienes fielmente cumplen, al pie de la letra, los dictados del Departamento de Estado.
Luego del éxito del gobierno del presidente Nicolás Maduro, de conseguir enrumbar a la oposición por el camino electoral y democrático, a pesar de que la oposición derrotada en Santo Domingo buscara patear la mesa, con el más malcriado y descarado de sus líderes, Julio Borges, ahora, desesperados porque el tiempo apremia, buscan sumar a última hora para las elecciones de mayo.
Recientemente uno de sus líderes, quien por cierto también estuvo en Quisqueya, declaró en un programa de televisión – “Henri Falcón es uno de los nuestros – por eso ahora atacamos al Gobierno por dos o varios frentes”.
Sus argumentos traicionan el subconsciente y no dejan de arrojar las esperanzas de recoger los votos de los venezolanos, gracias al hambre provocada por la guerra económica, la crisis eléctrica y los desastres de la corrupción, los cuales se han anidado y convivido también en el actual Gobierno, como un comején que destruye a la Revolución por dentro (caso Pdvsa).
En otras palabras, el proceso revolucionario arraigado en nuestro país con la llegada del comandante Hugo Chávez en 1998 y ahora bajo la batuta del presidente Nicolás Maduro, no la tiene fácil para la nueva batalla a celebrarse el venidero 20 de mayo.
Todo hace pensar que el camino construido para seguir la ruta de las elecciones en Revolución – dentro del juego democrático en Venezuela – no es precisamente un camino de rosas. Así lo señaló el comandante Chávez, en varias oportunidades, cuando decía: “quién dijo que el camino de una revolución es fácil, tenemos que hacerlo y construirlo al andar”.
Todo parece indicar que la oposición, a la cual ya conocemos suficientemente los venezolanos, no se resiste a buscar los atajos y los caminos verdes. Por todas las vías ha intentado retomar el poder (adoran el golpe), el cual perdieron – precisamente – gracias a su reiterado vasallismo y a su afán neoliberal de entregar nuestras riquezas al mejor postor, a cambio de la explotación de las mayorías y de los pobres de nuestro país.
El asunto es que dentro del plan maestro del imperio, el cual sacude los cimientos y nos acorrala en todos los escenarios para impedir que el pueblo venezolano avance y se desarrolle, libre y soberano, está hoy al acecho. Con un bloqueo y los ataques despiadados buscan rendir por hambre al gobierno revolucionario del presidente Nicolás Maduro.
Ante esta nueva circunstancia, el pueblo de Chávez resiste con valor y se dispone a enfrentar una nueva batalla. El tiempo apremia porque la derecha mundial utiliza todos los medios y prepara sus garras sobre una presa apetecible, la cual puede saciar su afán de poseer nuestras riquezas, minerales estratégicos, petróleo, agua y también su puerta geopolítica en la América Latina.
La pelea que estamos librando en la Estrella del Sur, si bien tiene entre sus principales objetivos el preservar la paz y la libertad de los venezolanos, se proyecta además más allá de nuestras fronteras, con su ideal bolivariano y su ejemplo de libertad a todos los pueblos del mundo.
Es por eso que la canalla, hoy envalentonada con el apoyo gringo, encabeza una nueva cruzada que no tendrá los resultados esperados. Un nuevo triunfo de la Revolución Bolivariana, representa una clarinada para los pueblos de América Latina, quienes ya buscan su propio sendero.
En algunos casos – perdidos temporalmente – como lo representan los reveses de Argentina, Brasil y Ecuador y las futuras derrotas que los pueblos construyen en Colombia, México y Perú, donde se reflejan las esperanzas iluminadas por la consigna: ¡Alerta! ¡alerta! ¡alerta!, que camina la espada de Bolívar por América Latina.
En Venezuela se fragua un nuevo capítulo el cual pone a prueba el ideal libertario de Bolívar y que despertó el comandante Hugo Chávez Frías aquel inolvidable 4 de febrero de 1992.
La derecha hipócrita y tramposa de Venezuela se presenta nuevamente con su cara bien lavada, a querer engañar de nuevo al pueblo venezolano. La lección fue muy bien aprendida y nuestro bravo pueblo responderá masivamente con su voto el próximo 20 de mayo.
Las banderas desgastadas de la oposición, ahora enarboladas por un insigne perdedor como Henri Falcón, pretenden manipular los estragos causados por la guerra económica y poder renacer entre sus cenizas para vender al pueblo una falsa ilusión dolarizada.
No debemos bajar la guardia y organizarnos en todos los escenarios, sectores, cuadrantes, barriadas, pueblos, ciudades y campos del país para desenmascarar al opresor que nos acorrala baja las alas del imperio y viene de nuevo con su falso discurso, a querer rescatarnos de un hambre provocada por la guerra económica creada por ellos mismos.
El pueblo de Chávez aprendió la lección y no se deja engatusar por los cuentos de camino. Todos unidos saldremos victoriosos el próximo 20 de mayo y demostraremos al mundo que la farsa de la MUD, que ahora abre los brazos al traidor de Henri Falcón, morderá nuevamente el polvo de la derrota.
¡Amanecerá y veremos!
Marco Tulio Arellano