Opinión

La Pesadilla

11 de julio de 2025

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Porfirio Parada

Compartimos los trabajos finales del Taller de Redacción de Textos Autobiográficos realizado en el Ateneo del Táchira y Nueva Acrópolis, a continuación la participante 
Dalila Patricia Acevedo Bonilla con «La Pesadilla» 

Porfirio Parada

La Pesadilla

Una noche estando en casa, en mi habitación estaba viendo en la televisión con mi hija de 8 años una película, acostadas ambas siendo tal vez las ocho de la noche, en realidad estaba acompañándola porque no llamaba mi atención la película infantil y dominada por el cansancio de la rutina del día, aunque aún no nos disponíamos a dormir, me di vuelta y me dormí por un rato. A partir de entonces creí seguir  viendo la película con la niña pero en la realidad estaba dormida. Un sueño tan real que me sentí despierta, el mismo momento, la televisión y todo se veía igual que si estuviese despierta, mi niña a mi lado entretenida viendo la TV, todo era igual, cuando de repente Oriana (que así se llama mi hija) empezó a tener un hipo algo fuerte, sonoro. Le pedí entonces que se arropara porque pensé que podría ser frío la causa de ese repentino hipo, era tan real, yo tenía mucho sueño y quería retomar mi siesta pero el hipo de la niña era persistente, se hacía cada vez más fuerte, sonoro. Le pedí entonces que se acercara a mí, la arropé nuevamente y la acerqué al calor de mi cuerpo buscando aliviar sus espasmos sonoros que ya me estaban preocupando pero fue en vano, el hipo continuaba igual. Luego me senté en la cama mirando el entorno y a un lado estaba mi madre recostada también con nosotras (cabe destacar que mi mamá no vive en mi casa, solo vivimos allí mis dos hijos y yo) mi otro hijo, el mayor no  aparecía en ese sueño.  Estando sentadas en la cama la niña y yo, ella con ese hipo que no cesaba tomé su rostro y le di una palmadita suave con el fin de ayudarla e inmediatamente se le calmó el hipo pero perdió el sentido, estaba recostada con su faz relajada y sonriente pero no volvía en si ( me pareció que había sufrido una crisis de ausencia) le di varias palmaditas en el rostro ya nerviosa pero no respondía, le comenté a mi madre quien estaba a nuestro lado en ese momento ella en  realidad no vive con nosotros, en ese instante no parecía haberse dado cuenta de lo sucedido, cuando veo que a mi mamá le sucede lo mismo, no el hipo, se desvaneció igual con una sonrisa y una expresión como de tonta, risueña, ida totalmente. Debo aclarar que hace dos años mi madre enfermó y le dieron varias crisis de ausencia (un tipo de convulsión)  así como la que estaba sufriendo en ese momento, igual, se desvanecía y su expresión era risueña  ida, aterradora….

Cada vez más preocupada y con el pánico invadiéndome el cuerpo, observé hacía otro lado de la cama, junto al televisor vi a mi hermano menor , actualmente de 37 años, de espaldas a nosotras con su atención centrada en unos objetos que había allí, pero él no tenía esa edad, en el sueño tendría aproximadamente unos 10 años, no se había dado cuenta de nada concentrado en lo suyo, le hablé asustada en un intento de pedirle ayuda, pero cuando el niño volteó hacia nosotras su carita infantil también estaba risueña, ido , con una expresión de ausencia tan terrible como la de mi madre y la de mi niña.

La impresión de ver a esos tres seres tan importantes para mí en ese estado hizo que me diera un ataque de pánico, los nervios me tenían inmovilizada, empecé a gritar pidiendo auxilio pero mi voz parecía ahogada por los nervios, no emitía casi sonido, en ese momento desperté muy agitada. Cuando miro  alrededor y veo a la niña a mi lado tranquila viendo su película , todo con la normalidad de siempre, di tantas gracias a Dios porque solo fue una horrible pesadilla , abracé y besé todas las veces que pude a mi niña, yo estaba agitada,  mi corazón latía bruscamente, me dolía el pecho y respiraba con dificultad. Salí de la habitación y me dirigí a otro lugar de la casa donde se encontraba mi hijo mayor a quien le conté de inmediato la pesadilla tan perturbadora que había tenido, fue tan real que cada vez que recordaba me volvía a agitar.

El tema de las convulsiones ha estado algunas veces presente en mi vida, siendo una niña vi a mi abuelastro en algunas ocasiones con esos espasmos y como sangraba al destrozarse la lengua con sus propios dientes, luego mi hermano convulsionó siendo un bebé. Más adelante un primito muy querido también las padecía y hace dos años también le pasó a mi mamá. Afortunadamente esta vez fue solo un sueño, una horrible pesadilla de la que pude despertar y darme cuenta de que mis valiosos tesoros siguen conmigo.

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