Hogan Vega y Dorli Silva
El nacimiento de una idea como lo fue la creación de una institución universitaria, durante los años setenta del siglo XX, en la ciudad de San Cristóbal, representó un impacto social, económico, político, tecnológico, demográfico, de mercado, académico, cultural, entre otros. En razón de ello, los cincuenta años (medio siglo) que han transcurrido desde su fundación, el 27 de febrero de 1974, son una celebración y un día de júbilo para la comunidad universitaria, para el estado Táchira, para la academia nacional y, muy especialmente para los creadores de la idea inicial de tener una universidad. Asimismo, para las familias de los estudiantes, docentes, personal administrativo y obrero, así como cada una de las personas que hicieron posible este hecho trascendental. Cumplir cincuenta años de funcionamiento bajo la Misión de ser una “institución de alto nivel académico, al servicio comprometido y solidario del ser humano integral y concreto en la permanente búsqueda de la paz; en la labor creativa de generar conocimientos humanísticos, científicos y tecnológicos a través de un riguroso esfuerzo de investigación, reflexión y análisis de la realidad en la que actúa y de la información proveniente de otras realidades, asegurando la trascendencia institucional por la pertinencia de su acción y el uso de los recursos” (UNET, 2008).
El 23 de junio de 1975, la Universidad Nacional Experimental del Táchira (UNET) inició sus labores docentes, con la mirada de asombro de una sociedad que ya contaba con varias instituciones académicas que hacían vida en el estado, pero que no cubrían todas las expectativas en el ámbito profesional. Para contribuir con la gestión académica de la región, la UNET inició clases con ciencias agropecuarias, tales como: Ingeniería agronómica y Zootecnia (actualmente llamada Producción animal); en el área manufacturera, Ingeniería industrial; posteriormente se agregó Ingeniería mecánica. Ello tuvo un impacto social positivo, ya que las familias de los estudiantes ya no tenían que enviar a sus hijos a estudiar fuera del estado, lo que generó ahorro económico, interacción social y cultural. Se evitó el alejamiento o distanciamiento de las familias, cuestión ancestral y cultural, arraigada entre los andinos; se generaron, asimismo, empleos para docentes y personal obrero y administrativo. En el ámbito académico, no se contaba ni regional ni nacionalmente con los docentes suficientes con las competencias requeridas en cada carrera, por lo que hubo la necesidad de traer profesionales de otros países, tales como Colombia, Chile, entre otros. Dichos docentes se adaptaron a la cultura tachirense, se establecieron en la comunidad y aportaron conocimientos y la experiencia académica de universidades extranjeras, con el beneficio colectivo para los docentes del patio y los nuevos profesionales que egresarían con posterioridad.
El crecimiento continuado de la universidad permitió, durante el año 1983, la creación de la carrera de Arquitectura; en 1986, a través de un convenio con la Universidad del Zulia (LUZ) se iniciaron las actividades de postgrado; en 1991 surgió la carrera de Ingeniería electrónica; a causa del crecimiento exponencial de las tecnologías, en 1996 nace Ingeniería en Informática; en razón de los problemas ocasionados por el cambio climático y el calentamiento global, durante el año 2004 se crea Ingeniería ambiental. En una región que cuenta con riquezas culturales en música, danzas, teatro, pintura, etc., en el año 2006 abre sus puertas una carrera humanista, como lo es la Licenciatura en Música, captadora de talentos musicales, a través de las bondades del colectivo social. En ese mismo año 2006, se inician seis proyectos de carreras técnicas cortas, en convenio con varias universidades del país, todo bajo los requerimientos de las necesidades de la zona, al darles un toque institucional.
La razón de ser del devenir universitario son sus estudiantes; en la búsqueda constante de estrategias para atraer a la población estudiantil que cubriese los espacios del recinto universitario, la UNET se preparó con una infraestructura con toda la normativa en iluminación, ventilación, estética, medios audiovisuales, biblioteca, comedor, rutas estudiantiles, y otros servicios adecuados con el proceso de enseñanza y aprendizaje. Estas evidencias se pueden afirmar, ya que la formación académica personal fue hecha en esa institución académica. A través de la carrera de Ingeniería mecánica, como integrante de la quinta promoción, se tuvo la oportunidad de disfrutar de la universidad, desde la modalidad de estudios dirigidos y clases presenciales, hasta el uso de medios audiovisuales que permitieron cursar clases de matemáticas con la tecnología existente en esos años. Transcurridos treinta años, al conversar con el docente que elaboró dichas clases, se le hizo notar que en los años ochenta del siglo XX se utilizaron dichas videoclases, para estudiar y comprender las matemáticas. Se hacía en los espacios destinados a descanso y esparcimiento, bautizados coloquialmente por los estudiantes, como cochineras, en razón de su diseño muy parecido al de aquellas. Se le indicó al docente que, gracias a ello, se pudo avanzar en las carreras universitarias respectivas.
A finales de la primera década del siglo XXI, al cursar la Maestría en gerencia de empresas, mención Mercadeo, el contexto de la universidad para la producción de conocimiento desde las interacciones docente-estudiante-comunidad universitaria, contempló otra realidad diferente a sus inicios. Ello en razón de la infinidad de fenómenos diferentes en los ámbitos social, económico, jurídico, ambiental, político, etc. Antes que nada, una constante redefinición de los perfiles de los egresados, en donde la práctica social es regida por las TIC, las redes sociales, social selling, la inmigración, el cambio climático, entre otras muchas variables.
La fundación de la UNET, como institución académica, elevó el interés de las instituciones públicas y privadas para mejorar su eficiencia, al contar con profesionales en áreas diversas, con las competencias necesarias para generar el ambiente, que necesitaban los agentes económicos para innovar, invertir, ahorrar y producir. En Venezuela fue necesario tomar modelos de instituciones de calidad, para que se mantuvieran en el tiempo, con el mejor uso posible de los recursos provenientes del petróleo, gas, minería, agricultura, acuicultura, etc. Los objetivos consistían en velar por la generación de bienestar para toda la población, para obtener mejores resultados económicos, sociales, ambientales, políticos, culturales, entre otros. Ello generaría mayor riqueza para todos, en beneficio colectivo y personal, entre la convivencia y la calidad de vida de los que hacen vida, dentro y fuera de Venezuela.
La realidad de un mundo globalizado con cambios exponenciales en las TIC y, actualmente con el surgimiento de la Inteligencia Artificial (IA), obliga a las instituciones a realizar modificaciones urgentes, que implican la trasformación en sus estructuras. De esta manera, se formarán profesionales con las nuevas competencias que les permitan subsistir, en la nueva sociedad de las redes sociales y la inteligencia artificial, con respuestas inmediatas en la comunicación, la tecnología, el trabajo a distancia, las nuevas formas de producción, los nuevos empleos, las nuevas formas de vender, los cambios en el mercadeo, la producción literaria, la gerencia, etc. Nada de lo indicado anteriormente frena el ritmo de la producción de conocimiento, por lo que la universidad, para seguir en la línea de la formación, tanto en pregrado, como en postgrado, abre opciones nuevas tales como las especializaciones, las maestrías y los doctorados, estudios de cuarto y quinto nivel. Es decir, los egresados se especializan en áreas del conocimiento acordes con las necesidades de las instituciones públicas y privadas, siempre que ese conocimiento les aporte ventajas competitivas a todas las instituciones. La condición única consiste en que deben adaptarse a los cambios y a la trasformación necesaria, para que no se pierda la calidad y la excelencia académica, en ese nuevo mundo. Éste exige respuestas en fracciones de segundo, gerentes que trabajen con equipos de alto desempeño y empleos sin husos horarios; asimismo, investigadores, entre otros.
La UNET fomentó el consenso y la cooperación interpersonal entre los diferentes actores internos y externos, para facilitar y crear conciencia y sabiduría, a través del tiempo, en el diseño, calidad de implementación y vigilancia del cumplimiento de los cambios y la trasformación requerida para el logro de egresados de la UNET, con las competencias de un mercado en cambio continuo. Por consiguiente, esos egresados se encuentran en la industria petrolera, petroquímica, las empresas básicas del Estado venezolano, la industria privada; otros son empresarios, comerciantes. Las empresas internacionales encontraron diamantes en los egresados de la UNET; en la actualidad se pueden conseguir en países desarrollados y subdesarrollados, por su capacidad alta para adaptarse a los contextos nuevos, sus competencias valiosas en sus áreas de estudio, fenómeno alcanzado gracias a la excelencia de docentes, infraestructura, tecnología, así como la experiencia alcanzada en sus pasantías industriales. Ello terminó de fortalecer su formación académica; es decir, con estudios de tercer, cuarto y quinto nivel, una gran cantidad de ellos se perfeccionaron en artes muy especializadas, afines con sus carreras; en consecuencia, alcanzaron un alto nivel de competencias.
Durante cincuenta años de existencia, la UNET se ha destacado en la búsqueda del conocimiento, la tecnología, la formación y la solución de los problemas sociales que requiere sus áreas de influencia, enmarcada en la Visión para la que fue creada: “Institución orientada a la búsqueda de la verdad, al afianzamiento de los valores trascendentales del hombre y a la realización de una función rectora de la educación, la cultura y la ciencia, mediante la docencia, investigación, extensión y la actividad complementaria de bienes y servicios” (UNET, 2008). En síntesis, la ciencia, la docencia, la investigación y la extensión no son casualidad; son la búsqueda constante del conocimiento motivado por la constancia, la perseverancia, la comunicación y la buena gerencia.
Como egresados de la UNET, les enviamos felicitaciones fraternas por celebrar cincuenta años de su fundación, a las autoridades, docentes, personal administrativo y obrero, así como a la comunidad universitaria en general. Gracias por mantener vivo su propósito de liderar, de manera efectiva, a las personas y procesos, promover mejoras, crear entornos colaborativos y motivados, propicios para el desarrollo y, en consecuencia, el logro de metas.