“Con verdadero aprecio para el amigo gritense Marco Tulio Arellano, con el sentido que este trabajo (La Propiedad Territorial en la Antigua Jurisdicción de La Grita) coadyuve a entender la dimensión de aquella proeza lograda por aquellos gritenses el 13 de mayo de 1657, a quienes por cierto les deberíamos levantar un monumento en su memoria”.
(Fanny Zulay Rojas (+), La Grita, 20 de abril de 2001)
Uno de los temas que por su importancia histórica, geográfica y política deberían ocupar la atención del Estado venezolano (Procuraduría General de la República) y de la municipalidad del municipio Jáuregui, cuya capital es La Grita, es la legítima propiedad que sobre una vasta extensión de tierras ubicadas al sur del Lago de Maracaibo tiene este histórico ayuntamiento.
A través del tiempo, por los avatares que caracterizan el devenir histórico de los pueblos, se han dado pasos que protegen intereses ajenos a los pueblos y que superan las distintas etapas por las cuales han transitado los pueblos de América, desde la época de la Conquista y la Colonia, hasta nuestros días.
En días recientes, por el contacto permanente que mantenemos con los paisanos, fuimos sorprendidos por un tema el cual hemos abordado en muchas oportunidades a través de los medios de comunicación y que nos hizo remontar a un histórico foro conocido como “El Foro de La Grita”, realizado en la década de los 80 en la sede del Club Gran Mariscal de Ayacucho de la importante ciudad andina.
Impulsados por el furor del debate que en aquella oportunidad lideraron los valientes revolucionarios del “Grupo Impacto”, asistimos a dicho foro inspirados por el espíritu nacionalista y amor por nuestro terruño.
Nos movió la honda preocupación por enarbolar las banderas de la legítima propiedad de la alcaldía de La Grita sobre las tierras que le pertenecen históricamente y que se extienden desde el norte del Táchira, hasta el sur del Lago de Maracaibo.
Basta revisar la historia para ver cómo, desde la misma Capitanía General de Venezuela en 1777, ya la ciudad del Espíritu Santo de La Grita vibraba como capital de provincia y cabeza de Gobernación de unos predios, los cuales abarcaban los estados Táchira, Mérida, Zulia y parte de Barinas.
No obstante, los intereses de los latifundistas y “tierra cogientes”, que han prevalecido en Venezuela y que empezaron a ser golpeados por la Revolución Bolivariana desde la llegada del comandante Chávez (Ver Ley de Tierras), se han estremecido y se han atrincherado bajo adefesios jurídicos y políticos.
Como una jauría, los políticos de la IV República (AD y Copei) se lanzaron sobre el mapa tachirense para repartírselo en parcelas y cuotas de poder. Es por ello que, si revisamos el mapa geopolítico del Táchira, encontramos que es uno de los estados con mayor número de municipios en el país. Actualmente tiene 29 municipios.
Este reparto no es gratuito porque en las antiguas alcaldías, cuando existían los distritos, el distrito Jáuregui, hoy municipio, pasó a tener en su extensión territorial una gran cantidad de nuevos municipios al norte del estado Táchira, en especial los más ricos en tierras ubicados al sur del Lago de Maracaibo y de los cuales el ayuntamiento de Jáuregui sigue siendo su legítimo propietario.
A raíz de los cambios políticos en los últimos años en la alcaldía de Jáuregui, que ha pasado de mano en mano, incluso de revolucionarios a opositores, hoy vemos cómo recobra de nuevo el poder el chavismo y se inician nuevas luchas por la defensa de las tierras de La Grita.
Lo más reciente sobre el caso de las “Tierras de La Grita” fue el extravío, con premeditación y alevosía, de los libros históricos del archivo del Ayuntamiento y de la Sindicatura Municipal, cuya responsabilidad directa recae en el síndico y en el alcalde de turno.
En el caso de la reciente denuncia por el presunto robo de los libros del municipio Jáuregui (cosa que amerita una acción judicial), recae directamente sobre las desplazadas autoridades del Proyecto Venezuela y la MUD, lideradas por el defenestrado burgomaestre Alirio Guerrero, mejor conocido como el Mangueras.
Si bien el extravío de los libros retarda la gestión del nuevo alcalde de La Grita, José Luis Contreras (Psuv), no es menos cierto que tales documentos reposan en el Archivo Histórico del Táchira, en su libro becerro, y en el Archivo de Indias (soportes de la investigación de la antropóloga Zulay Rojas y el diputado constituyente Macario Sandoval, en su libro “La propiedad territorial en la antigua jurisdicción de La Grita”).
Volver al tema de las “Tierras de La Grita” es descubrir cómo miles de “tierra cogientes” y latifundistas al sur del Lago de Maracaibo han acrecentado sus fortunas y se hicieron a haciendas y fundos con numerosas hectáreas frondosas y fértiles (títulos supletorios con ganado y producción lechera y agrícola).
Si bien los concejales y el alcalde Alirio Mangueras deben responder por sus malos manejos y presuntas fechorías y el hurto de los libros de propiedad del Ayuntamiento, ahora se debe realizar una cruzada con la Sindicatura Municipal y el respaldo, por parte del Estado, a través de la Procuraduría General de la República y el Ministerio de Tierras, para un urgente inventario de las tierras de La Grita.
Además de la revisión por parte del Seniat y entes judiciales del Estado, como el Ministerio Público y el Cicpc, de los documentos de los propietarios de fundos y haciendas en tierras de La Grita, al sur del Lago de Maracaibo y xona Panamericana, se deben revisar las cuentas y pagos de cánones de arrendamiento al municipio Jáuregui.
Por la Alcaldía de La Grita se pasea el fantasma de Felipe II, alteza de los reinos de Aragón y de España. Los documentos que trató de adulterar el mercenario leguleyo Walter Márquez, así como el conocido caso de la “Comunidad Morales, permanecen inalterables en el Libro Becerro del Archivo Histórico del Táchira y en el Archivo Histórico de Indias, en Madrid y Valladolid.
Una nueva etapa espera al nuevo alcalde revolucionario de La Grita, José Luis Contreras (ponerse las pilas), y al pueblo, que debe recuperar su legítima propiedad sobre la extensión de tierras compradas con legal título al rey de España y con pagos en “patacones”, por el cabildo de la ciudad del Espíritu Santo de La Grita, el 27 de mayo de 1657, según consta en el Archivo Histórico de La Grita, en el Tomo VII, bajo el testimonio del delegado del rey Fernando VII, señor Rodrigo Zapata, quien aseguró que la compra se realizó a la Corona de España por un monto de 500 patacones.
La Grita reclama de sus hijos la recuperación de sus legítimos derechos de su propiedad de las tierras, las cuales le pertenecen por Real Cédula y poder así poner en cintura a los “tierra cogientes” y latifundistas del norte del Táchira y del sur del Lago de Maracaibo y zona Panamericana, quienes se han hecho ricos con cánones de arrendamiento a precio de gallina flaca.
¡Amanecerá y veremos! (Marco Tulio Arellano)