“El ejercicio de la arquitectura es la más deliciosa de las labores. Es también junto con la agricultura, la más necesitada para el hombre”. Philip Johnson.
En la antigüedad los primeros refugios usados por las personas eran temporales y móviles, como consecuencia del sistema de vida nómada de entonces. Los componentes de los mismos se construían con materiales ligeros, livianos y cómodos para transportarlos: cueros, huesos, madera y demás materiales afines. El abrigo como construcción sobresalía en las sociedades primitivas. En ese sentido, ciertos teóricos de la arquitectura como Vetrucio en la protohistoria, León Battista Alberte en el Renacimiento y Joseph Rykwett, en tiempo reciente revivieron el mito de la cabaña. Al crecer las comunidades humanas presionadas por las amenazas bélicas, las primeras construcciones arquitectónicas fueron las militares. Así surgieron ciudades, muchas de ellas con murallas. Luego la segunda tipología realizada fue la religiosa. Así sucesivamente las diversas civilizaciones transforman la arquitectura a las condiciones políticas, sociales y técnicas de esas épocas.
En la prehistoria en la época del Neolítico los diferentes grupos sociales desarrollaron una forma de vida sedentaria basada en la agricultura. Esto dio origen a viviendas estables en el campo y luego en ciudades, donde las mismas evolucionaron estéticamente. Aparecieron en Europa los dólmenes y crómlechs, cuya construcción contenía grandes bloques de piedra. Con el tiempo cuando las sociedades se hicieron más complejas y extensas dieron origen a los núcleos urbanos con viviendas de diversas formas. Así aparecieron las altas culturas de Medio Oriente, Mesopotamia y Egipto, lo cual dio como resultado numerosas obras arquitectónicas, como los sistemas de irrigación, los templos, los sigurats y las pirámides entre otras.
Las civilizaciones de los antiguos griegos y romanos fueron las que perfeccionaron la arquitectura y crearon las bases de la arquitectura clásica y punto de referencia para tiempos posteriores. En ese período se hicieron los arcos y columnas estilizadas, se utilizaron los productos: la piedra caliza, el mármol, los sistemas de irrigación, acueductos, ciudades saneadas y permitió el uso del concreto. Como resultado del alto grado de adelanto arquitectónico de esa época se levantaron las obras el Panteón de Atenas y el Coliseo Romano.
Según relatos históricos las primeras manifestaciones artísticas arquitectónicas se originaron en Fenicia, Babilonia, Egipto y la India. Los griegos se apoyaron en esas experiencias para idear sus diseños, cuyo apogeo tuvo lugar en el siglo V a.C. Enseguida los romanos desplegaron sus proyectos en esa área bajo la influencia helénica. El origen de la arquitectura romana se deriva de la etrusca. Entre las obras florecientes del imperio se cuentan la Vía Appia, el primer acueducto (Aqua Appia), tres siglos antes de la era cristiana. Los árabes introdujeron la arquitectura en España cuando invadieron ese país. En América durante los siglos XVII y XVIII se iniciaron una serie de construcciones de templos en México, Quito, La Paz, Santo Domingo y en otras colonias, donde hubo la mezcla de los colonizadores con la incidencia del aporte indígena. Después de varias transformaciones apareció una nueva arquitectura llamada funcional, la cual utilizaba materiales como: acero, vidrio, hormigón armado, entre otros.
En el caso de Venezuela la arquitectura es estimada como un híbrido del hábitat indígena y de la influencia de la transculturización artística provenientes de los estilos arquitectónicos introducidos a las colonias por los conquistadores españoles. En el país entre los siglos XIX y XX ha tenido unos cuantos notables profesionales de esa especialidad técnica, que enorgullecen, enaltecen y proyectan nuestro gentilicio. En ese orden, tenemos una pléyade de personas que han aportado invalorables ideas, proyectos y ejecuciones al desarrollo de la infraestructura nacional. Entre ellas sobresalen Juan Hurtado Manrique, Julio Maragall, Carlos Guinan, Leopoldo Martínez Olivaria, Luis Eduardo y Alejandro Chataing, Luciano Urdaneta Vargas, Francisco de Asís Sesto Novás, José Fructuoso Vivas Vivas, Carlos Raúl Villanueva, Gustavo Wallis Legórburu y muchas más de las viejas y nuevas generaciones a nivel nacional y regional.
Con la finalidad de testimoniar un homenaje y estímulo a los preclaros diseñadores de la arquitectura en 1945 un valioso grupo de profesionales de esa disciplina crearon el 4 de julio la Sociedad Venezolana de Arquitectos a escala nacional. Entre los firmantes estaban: Rafael Bergamin, Roberto Manrique, Carlos Raúl Villanueva, Luis Eduardo Chataing, Heriberto González Méndez, Cipriano Dominguez, Manuel Mujica Millán, Enrique García Maldonado, Gustavo Guinand, Pablo Soublette, Seijas Cook y Gustavo Wallis.
Los integrantes del gremio acordaron el 4 de julio como el Día del Arquitecto, en honor a Carlos Raúl Villanueva, destacado y brillante profesional del país, considerado emblema de la arquitectura latinoamericana y nacional, quien falleció en esa fecha en 1974. Al conmemorarse el 4 de julio, tan significativa efeméride gremial hacemos llegar nuestra Loas Arquitectos en su día. Asimismo brindamos solidaridad, estímulo y pedimos al Todopoderoso los colme de sapiencia para proyectar y ejecutar el sendero de la prosperidad de nuestra sufrida Venezuela, hoy casi arruinada por las medidas y políticas inadecuadas, inoportunas y malintencionadas de los jerarcas gubernamentales. (Alejo García S.) / [email protected]