«No aguantamos el olor»: En frontera exigen solución a tubería averiada
26 de abril de 2024
Pedro A. Parra
Cuánta tristeza me dio cuando vi a cientos de personas en Argentina queriendo ver el ataúd que llevaba los despojos de Diego Armando Maradona; sí, allí iba en ese cajón lo que quedó físicamente de un hombre que pudo ser un gran ejemplo para su país y el mundo, pero que, cayó en desgracia por sus escándalos, adicción a las drogas, mujeres y simpatía con polémicos gobernantes. ¡No llores por mí Argentina!, célebre frase que hizo famosa a Eva Perón en todo el mundo, y ella, nunca dijo, ya que la letra de la canción más famosa del musical “Evita”, fue escrita por Tim Rice con música de Andrew Lloyd Weber, y la cual fue inspirada en los discursos que Eva pronunció, sí, ¡No llores por él, Argentina!, ya que los desmanes que este hombre cometió, no fueron ni son ningún buen ejemplo para la juventud.
No puedo negar que fue una persona que realmente hizo sentir al aficionado que el fútbol podía ser otra cosa: el deporte como la posibilidad de un espectáculo; pero, señalar que “el fútbol se queda sin su Dios: muere Diego Armando Maradona”, es pisotear el sagrado nombre del Dios del Universo y maltratar y pisotear a la palabra “ejemplo”. ¡No llores por él Argentina!; llora por aquellos vulnerables que en tu país, el mío y el Universo entero no tienen como comer; llora por tu país que lo han acabado los políticos corruptos; llora por los débiles y abandonados que tienen hambre y no tienen que comer y que tienen sed, y no tienen agua para beber. ¡Por ellos, sí debes llorar Argentina!, no por un hombre que mancilló el nombre de “deporte”, que días antes aparecía posando desnudo, borracho y endrogado entre mujeres, como cualquier representación pornográfica en venta. ¡Por él, no debes llorar Argentina!
Y, hablando –porque no sé de fútbol- de ese hermoso y gran deporte que tiene a tantos aficionados en el Estado Táchira, en Venezuela y el mundo, estuve investigando sobre el famoso “Gol de la Verdad”, y, me di cuenta que, ese gol con la mano en México, fue como lo catalogara un periodista de esta fuente “Una viveza criolla”; no puedo catalogarlo, pero, que hermoso es cuando meten un gol franco, certero, verdadero; esa “viveza criolla” le costó la expulsión al árbitro de ese encuentro.
Me estoy dando cuenta que no estoy ni estaba equivocado, ya que cuando veo en el mundo manifestaciones a favor del Che Guevara, sin saber lo que este señor verdaderamente fue; o, lo que vi recientemente en la Argentina con Maradona –sin caer en Venezuela, porque ya todos lo sabemos- debo manifestar, sin temores, dudas y equivocaciones, que Latinoamérica está pasando por un verdadero drama, cuyo apellido es “mediocridad”. ¿Con estas manifestaciones pretendemos atraer a capitales extranjeros? ¿Con estas mediocridades creemos que vamos a alcanzar nuestro desarrollo? ¿Con estas mediocridades nos sentimos más fuertes y poderosos? Pobres de Ustedes, “Hombres de poca fe”.
Si dentro del fútbol, podemos hablar de alguien que sí fue y es ejemplo, es de Edson Arantes do Nascimento, más conocido como Pelé, ex futbolista brasileño que jugó como delantero y ha sido reconocido por la mayoría de los especialistas, ex futbolistas y aficionados internacionales como “el mejor futbolista de todos los tiempos”, así como del Santos Fútbol Club, del Brasileirao, de la selección brasileña y de la Copa Mundial. Fue actor y cantante; asimismo fue nombrado Ciudadano del Mundo por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1977; Embajador para la Ecología y el Medio Ambiente por la ONU en 1992; Embajador de Educación, Ciencia, Cultura y Buenos Deseos de la Unesco en 1994.
También fue nombrado Ministro Extraordinario de Deportes por el gobierno de Brasil entre 1994 y 1998; Caballero de Honor del Imperio Británico en 1997 y Embajador del Deporte en el Foro Económico Mundial de 2006. En 1999, el Comité Olímpico Internacional lo distinguió como “el mejor deportista del siglo XX”; y, faltan aún menciones que colocar. ¡Éste, si es de verdad un gran ejemplo para la juventud del Brasil y del mundo!; con una persona como Pelé, la pluma gira solita y el escritor se siente satisfecho y honrado de poder escribir. Esa es la sensación que siento en estos momentos. Abramos los ojos; dejemos la mediocridad y el fraude, y tomemos ejemplo de aquellos que nos pueden servir de ejemplo. ¡Dios vive! Pero Alejandro Parra F.
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