Opinión

Muerte de Francisco de Miranda

13 de julio de 2021

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Alejo García


Dentro de la pléyade de los personajes ilustres de nuestra Historia Republicana de mayor trascendencia en el pensamiento político a finales del siglo XVII y los primeros años del XVIII, está representada por el compatriota Sebastián Francisco de Miranda, nacido en Caracas el 28 de marzo de 1750. Ha sido considerado el primer venezolano de dimensión universal, en atención a una actuación descollante en el campo militar y en otras áreas inherentes a la participación, en unos cuantos acontecimientos estelares en su vida pública. Para demostrar tal afirmación lo corroboran algunos hechos desempeñados por él, en tres continentes: actuó en la Independencia de Estados Unidos en 1776, participó activamente en unos cuantos hechos durante la Revolución Francesa en 1789 y prendió el ardor incentivador y actor en la revolución Hispanoamericana entre 1810–1811. En la vida del connotado compatriota, se destaca una multifacética personalidad según estos aspectos: humanista, visionario de una América libre, gran estratega militar, embajador del soñado Incanato que quería soldar con todas las provincias ultramarinas de Europa, el Precursor de la Independencia de Venezuela y luego otras colonias sudamericanas.

El patriota peregrino caraqueño se dedicó en el viejo continente a promover, consolidar y agrupar los intentos revolucionarios de las mismas acaecidas en esas tierras y a la vez instauró relaciones continuas con unos cuantos liderazgos criollos de la colonia. Uno de sus destacados esfuerzos en el exterior realizado en Londres al final del siglo XVII, fue crear  la asociación política denominada La Gran Reunión Americana. En ella se afiliaron varias figuras de los países americanos, entre ellos: Bernardo O’Higgins de Chile, Antonio Nariño de la Nueva Granada, Vicente Rocafuerte de Ecuador,  Juan Pio de Montufar de Ecuador, Caro de Cuba, Carlos Alvear de Argentina y además otros personajes de países latinoamericanos. Así mismo, su estadía en Europa le facilitó estrechar relaciones con importantes personalidades de esas naciones: Napoleón Bonaparte, William Petit, Arture Wellesly Wellington, la Emperatriz Catalina de Rusia, Jorge Datón, José de San Martin, de las más destacadas celebridades de entonces.

En la vida del preclaro compatriota hubo dos periodos de vital importancia. En el primero viaja a España el 25 de enero de 1771 con la intención  de prestar servicio en el ejército real. Al ser aceptado desempeñó una árdua labor de combatiente en los tres continentes nombrados.  En 1772 el Rey Carlos III lo designa oficial en el ejército español. A partir de ese momento, emprende una carrera ascendente en lo militar. Se inicia como capitán del Regimiento de Infantería de la princesa. Luego participa en las huestes del reino en el Norte de África. Allí actúa en la defensa de Melilla en ese continente en 1774-1745 para defenderla de  las tropas del sultán de Marruecos.

En sus palmarés militar en España tiene un brillante proceder, a saber: es designado Capitán del Regimiento de Aragón y Edecán del General Juan Manuel Cajigal, integra las tropas españolas que van a Pensacola en Estados Unidos, para reforzar al ejercito de ahí, ocupada por los ingleses en el territorio de la Florida Occidental, en la intervención desempeñada en la toma y al poco tiempo en la capitulación de la plaza en 1781, le permitió ascender a Teniente Coronel. En ese lugar, piensa y concibe la idea genial de construir una gran patria independiente en los territorios Hispanoamericanos, que posteriormente llamaría Colombia. En 1783 es detenido en la Habana y al poco tiempo liberado, decide viajar a Estados Unidos y tuvo sumo interés por la liberación de ese territorio. Aprovechó la ocasión para estrechar vínculos con notables ciudadanos como: Jorge Washington, Alexander Hamilton, Thomas Pine y Gilbert M. de la Fayette.

El 14 de febrero de 1790, Miranda se entrevista con William Pitt, Primer Ministro de Inglaterra para solicitarle apoyo a su deseado proyecto de independencia de colonias de América. Ante la negativa del primer Ministro Inglés a su anhelo, se va para Paris en 1792. Establece contactos con prominentes políticos franceses. El 25 de agosto de 1792 es nombrado Mariscal de Campo del Ejército Revolucionario. Tiene excelentes éxitos militares en poco tiempo. El 12 de septiembre de ese año en las batallas de Morthomne y Brisquenay hace retroceder al ejército prusiano. En octubre del año en curso por petición del general Carlos Dumouriez se encarga de las tropas del Norte. Su empeño bélico le permite ocupar Amberes y a continuación dirige el ejército a  Belgica. Se ve obligado a levantar el sitio de Maastricht en Holanda y sufre una derrota en Neerwinden. Al retirarse por estos dos infortunios lo llevan a ausentarse de las acciones militares y entonces  es acusado por  Dumouriez de traición. Es llevado ante Jorge Dantón y a la Convención Francesa. Hace su propia defensa ante el tribunal revolucionario, sale airoso de este trance  y evita ser conducido ante la guillotina. El 13 de enero de 1795 es liberado.

 En su segunda etapa en la vida del prominente venezolano, lo constituye su corta acción en el comienzo del acontecer de la independencia patria. En Londres, el 10 de octubre de 1810 recibe en su habitación a la Comisión Diplomática enviada por la Junta Suprema de Caracas, integrada por Simón Bolívar, Andrés Bello y Luis López Méndez. A partir del encuentro se dispuso  a regresar a su país. Arriba a La Guaira el 10 de diciembre de ese año. Debido a su brillante comportamiento en el campo militar internacional  es nombrado Teniente General de los Ejércitos de Venezuela el 13 de diciembre de 1810. Incentiva la formación e instalación de la Sociedad Patriótica, que se formó  al escenificar los acontecimientos del 19 de abril de 1810 y en 1811 se incorpora como diputado al Congreso Constituyente del año en curso.

 Ante la destreza sobresaliente en lo militar y político de Francisco de Miranda en muchos pueblos y países a partir de 1812, empezó el acabose del generalísimo en su patria. Varios episodios acontecidos entonces marcaron su prestancia. Los sucesos ocurridos en ese tiempo terminaron su gloriosa vida: el terremoto de Caracas el 26 de marzo de 1812, fatal suceso que produjo inestabilidad política, las continuas deserciones del ejército patriota, la incomprensión de los dirigentes republicanos, de la personalidad y sapiencia militar de Miranda, y la derrota de Simón Bolívar por la traición del canario Francisco Fernández Vignoní  en Puerto Cabello, conllevaron a la capitulación del eminente jefe patriota ante Domingo Monteverde en San Mateo, el 25 de junio de 1812.

 El incumplimiento de los acuerdos de la capitulación por el caudillo realista originó el arresto de Miranda por oficiales republicanos, descontentos por la rendición y es entregado al jefe español. De ahí paso a Puerto Cabello, desde esa prisión es trasladado en el penal de la Carraca. En ella pasó 4 años detenido, padeció una larga agonía por causa de una apoplejía y falleció a la edad de 66 años, el 14 de julio de 1816. Al rememorar un nuevo aniversario de la muerte de Francisco de Miranda, los venezolanos debemos rendirle homenaje, a uno de los pilares fundamentales de la lucha por nuestra independencia. 

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