Tomo prestado de mi amigo Humberto González Briceño parte del título de su artículo de opinión, publicado en El Nacional y La Nación, “Necesitamos una causa no un candidato” para reforzar su planteamiento; señalando que toda lucha política tiene que tener una causa por la que se lucha. Hoy necesitamos una causa para que todos podamos remar en la misma dirección. La causa no puede ser un candidato, toda vez que la causa de la lucha tiene que ser de expresión colectiva.
Cuba y Venezuela son los países de la región donde se han celebrado más elecciones, y paradójicamente en estos dos países no existe democracia. Elecciones no son sinónimo de democracia. El objetivo del gobierno es la implantación del comunismo; el medio para lograrlo es la ilegal Asamblea Nacional Constituyente; y la estrategia para lograrlo, las elecciones. En este modelo, el acto de votar sirve para atornillar el modelo, no para sustituirlo. En Cuba hay elecciones; y ese acto electoral sirve para atornillar al partido único como único vocero de la sociedad socialista, no sirve el voto en Cuba ni en Venezuela para cambiar el modelo.
El dilema de votar o no votar es un falso dilema; y lo es en razón a que con cualquiera de las dos conductas, no se logra lo que se quiere: el cambio. La sociedad quiere un cambio, los partidos quieren elecciones. Esté tan carente de visión la oposición MUD, que uno de sus voceros dialogantes, Luis Florido, expresó una angustiante afirmación que revela la profunda debilidad que tienen: “Que se escoja un líder para unir a la oposición”. Esta es la reedición del error de creer en un mesías y no en la organización colectiva. Indica que es en torno a ese líder a donde se debe sumar la sociedad en unidad; planteamiento equivocado, los propios partidos están divididos en sus egos y sin brújula. La sociedad está unida, son los dirigentes los que no lo están. La sociedad salió a protestar cuando dijeron calle, a votar cuando le dijeron a que había que votar, a tomar los centros de votación y protestar por una ilegal constituyente cuando así se lo pidieron; cuando la sociedad quería ir a Miraflores, los dirigentes no quisieron.
Entre elección y elección los partidos no hacen nada, es pensar que la organización popular y ciudadana para presionar los cambios no son necesarios. Las campañas han sido tan mal concebidas que crean falsas expectativas en el ciudadano de creer que se puede salir del comunismo desde una elección. Quiero llamar la atención de que la elección fraudulenta de la Constituyente se hizo conforme a una votación de segundo grado controlada por el Gobierno, 10 sectores y 9 subsectores, para desde una minoría ganar siempre. Esta es la nueva forma de elección de una nueva Asamblea Nacional. Cada vez que participamos dentro del modelo de estado comunal estamos poniendo sin saberlo un ladrillo con manos opositoras en la construcción de ese modelo.
No es lo mismo dictaduras de derecha que dictaduras comunistas. Con Pérez Jiménez el evento electoral sirvió para reclamar un fraude en la calle, primera diferencia con la MUD que nunca organizó a la sociedad para reclamar en la calle los triunfos, siempre por el contrario dijeron que se había perdido. En el último proceso de las elecciones regionales, por ejemplo, Andrés Velásquez ganó y se comprobó; pero juramentaron al que perdió, no existía organización ni músculo para reivindicar el triunfo. En tiempos de Pérez Jiménez, la calle se activó como consecuencia de un evento electoral que terminó en fraude, posteriormente se inició un diálogo que termino en negociación.
En dictaduras comunistas es un Estado, un régimen, un modelo económico que determina el social, es el ciudadano sin derechos devenido a pueblo. No es lo mismo.
La causa, es el cambio de régimen, lo único de lo cambia todo es una nueva Constituyente originaria, el medio, la organización y movilización temática, de la mano con las democracias del mundo. La lucha en Venezuela no es por la democracia, la lucha es por la libertad. (Carlos Casanova)