“Joyas del Romanticismo” este viernes en el teatro de la Unidad Vecinal y el sábado en Colón
24 de enero de 2025
Porfirio Parada
Hay un mundo dentro de un artista. Es un universo dentro de una jaula. Es una prisión viendo lo infinito. Es un misterio del vivir y de la vida corta. Pasa en el campo, transcurre en la ciudad, en la bulla cosmopolita de un lugar retirado. Le pasa a un artista, pero también a cualquier persona, con o sin profesión, con nombre sin nombre, pasajera identidad, hacen cosas inmensas, creaciones y obras únicas para la eternidad, pero son olvidados por la historia, por la cultura, por los seres humanos. Luego de su muerte como si no hubiera pasado nada, se empieza descubrir algunos fragmentos de su genialidad y la obra se enciende en la oscuridad de su negación. Entonces salen a luz textos, obras póstumas, se vuelven famosos, célebres, reconocidos a nivel mundial después de tanto silencio y derrota. Nick Drake fue un artista que murió a los 26 años de edad, pareciera que nunca existió, pero lo hizo y dejó uno de los mejores legados musicales a la humanidad.
Recientemente volví a ver entre los acercamientos y las suavidades que produce el amor un documental de este artista británico nacido en Birmania: A Skin Too Few: The Days of Nick Drake publicado en el año 2002. Un trabajo audiovisual que donde lo vea es ya otra obra de arte: Hay documental, retratos de la familia, fotos de su infancia, su vida cronológicamente, música grabada por casete, la música del piano y la voz femenina era de su madre, su madre tenía la facilidad y la gracia de componer canciones. El ritmo del documental es como el ritmo de una de las cuatro estaciones. Otoño y la caída de una hoja roja de un árbol con hojas amarillas. En el documental aparecen productores musicales de sus discos, sale la hermana, vestida elegante y con buena postura ante la cámara, salen algunos amigos de él, en la universidad, en Cambridge. Sale el estudio de grabación, mezclando las canciones, solo escucha la guitarra, luego la guitarra y la voz, luego no se escucha nada y luego se escucha solo la batería. Sale el cuarto donde el murió, su cama con las sábanas perdiéndose de color por el atardecer que capta la cámara en un instante.
Nick Drake publicó tres álbumes, de 1969 a 1972. Intentó varias veces proyectarse y ganarse la vida presentándose en público con sus canciones de folk y blues, pero no tuvo éxito. Insistió en presentarse en bares, pero luego renunció nuevamente al intento. Hay muy pocos archivos fotográficos y de video donde salga el artista, en las fotos, algunas, que supongo es en una sesión de un disco, sale vestido con traje, elegante, un poco delgado, sin corbata, con el cabello largo. Se muestra recostado a una pared de ladrillos mientras la gente pasa. Se sabe muy poco de sus relaciones amorosas, sale a relucir algún nombre de una mujer, pero exenta de la formalidad de una relación. Vivió con sus padres, se fue de la casa de sus padres, semanas sin saber de él, luego sin calcular e impredecible llegaba de nuevo a la casa de sus padres. El músico y cantautor leyó y se influenció del gran artista William Blake, Drake consumió marihuana, interpretó varios instrumentos: guitarra, piano, saxofón y clarinete. Tomaba pastillas para el trasnocho, padecía de estados depresivos.
Llegué a su música muchos años atrás, no recuerdo, en los días más jóvenes, ansioso por buscar canciones que calman mi ansiedad. Es difícil de conseguir y saber de él. También me acuerdo de alguna conversación con Naudy, en el Delta Hideaway en la urbanización San Sebastián por el Barrio 23 de Enero. En su casa. En esas paredes he escuchado algunas de sus composiciones. He hablado de Nick Drake con otras personas, pero pocas de verdad. Nick Drake escribió sobre el amor y desamor, sobre el tiempo, los árboles y la soledad. Dos aspectos me llaman la atención, el sonido de sus dedos con las cuerdas de la guitarra, cómo suena la caja de madera limpia pariendo el sonido seco y elegante, melodías muy suyas, y lo otro su voz, su voz lejana, como suave, tranquila pero desasistida, como combinada su voz con la guitarra. El admirado por muchos, Elton John, se influenció de su música y fue una de los primeros artistas célebres que hizo versiones de su obra. El líder de Sumo, banda de post-punk argentina, Luca Prodan, grabó una canción con pura guitarra y voz, homenajeando a Nick Drake. Hay un video del famoso actor Heath Ledger que también hace un homenaje al artista.
No se si esto es un mundo cruel, el mundo de los olvidados, de los creadores sin ser entendidos, quien sabe si es una condena, o es un destino de ruido silencioso. O tal vez es todo lo contrario, se vive como se tiene que vivir, el peso de existir y resolver la soltura de los dilemas, la incertidumbre. He sido feliz en el desconsuelo al compartir su música en videos audiovisuales de mi autoría, o seleccionar uno que otro tema de su corta discografía en los programas de radio que llevo realizando. Lo que sí me pasa es que cuando estoy feliz, con o sin motivos lo escucho, y también cuando estoy muy triste, con y sin motivo, lo vuelvo a escuchar. Su música es una experiencia, un viento, un jazz, un romance, un cielo, un folk. Es lo que no se define siendo poesía, el misterio de lo inconcluso siendo lo que es, lo que era, en un momento o como él dijo en tres horas desde el ocaso.
Lic Comunicación Social
Locutor de La Nación Radio
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