Opinión

Pérez Jiménez y Perón: simpatías antipáticas

14 de septiembre de 2023

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Francisco Pérez Alviárez

Para los tachirenses es materia obligada entender la participación e irrupción de los nuestros en la historia del país, e incluso en la movida geopolítica del continente en tiempos complejos como lo fueron los escenarios de la Guerra Fría, y aunque existe toda una biblioteca dedicada a la historia de los temas y autores del Táchira, es precario lo que la educación común y corriente puede ofrecerle a la juventud sobre temas históricos de importancia e interés. 

Durante los años 50 y 60, el avance del comunismo en occidente generó una postura de los Estados Unidos frente a la América Hispana, en un juego peligroso donde se encargaron de garantizar su apoyo a los gobiernos que evitaran la expansión de la Rusia Comunista en América, por lo que existió por un tiempo algo que se comentaba como un secreto a voces, pero que verdaderamente no tiene sustento en archivos, la famosa “Internacional de las Espadas”. Se supone que a este grupo pertenecieron varios representantes gubernamentales entre los que resaltan Manuel Odría por el Perú, Juan Domingo Perón por la Argentina, Gustavo Rojas Pinilla por Colombia, Alfredo Stroessner por Paraguay, Marcos Pérez Jiménez por Venezuela, entre otros. 

La Argentina de Perón había entrado en una época caótica, si se le compara con su pasado como sexta potencia económica mundial a principios del siglo XX. El país iba en caída libre a nivel político y económico por la crisis interna, el populismo y demás problemas generados por el mal manejo de los recursos de un país tan increíblemente rico como ese. Aunque las facetas ideológicas de Perón son confusas y diversas, en esta época era anticomunista, por lo que no era extraño que mantuviera cierto apoyo de los gobiernos afines en el continente. 

Desde principios de los años 50, la crisis argentina era bastante conocida, incluso en 1951 hubo un intento de golpe contra Perón sin éxito, no sería hasta la conspiración de septiembre de 1955, cuando durante varios días grupos de las Fuerzas Armadas se levantaron contra el gobierno y pudieron derrocarlo.

Casi al otro polo de la América del Sur, en Caracas, Pérez Jiménez mantenía unas relaciones cordiales a nivel diplomático con Argentina, más no una relación de amistad personal con Perón, pues a pesar de que ambos mandatarios coincidían en la postura anticomunista, Perón y Pérez Jiménez eran muy distantes en la aplicación de sus métodos.

Para Pérez Jiménez, Juan Domingo Perón era un populista; Laureano Vallenilla Planchart, uno de los más importantes hombres del gobierno venezolano llegó a llamarlo el «Adeco uniformado», por su afición a los grandes discursos de masas. Por su parte, para Perón, el presidente tachirense tan solo era necesario para alejar a los comunistas del petróleo venezolano, pero le faltaba lo que llamaba «carácter social», pues era un hombre parco, callado y detestaba las aglomeraciones políticas de masas.

Después de su derrocamiento en septiembre de 1955, Perón se exilió en varios países con varios intentos de asesinato, en su desespero le escribe a Pérez Jiménez: «Mis enemigos han pretendido asesinarme hasta en mis habitaciones del hotel Washington en Colón -Panamá-«. 

Rápidamente el gobierno venezolano ofreció protegerlo en Caracas bajo la tutela de Pedro Estrada y los entrenados agentes de la Dirección de Seguridad Nacional.

El 9 de agosto de 1956 Juan Domingo Perón baja del avión en Maiquetía con la frase: “la política, la guerra y las mujeres no son cosas para viejos”. 

En Caracas se residenció en la Quinta «Mema» en El Rosal, con sus dos perros y protegido por la escolta venezolana, esto no evitó que sus enemigos en Argentina planificaran matarlo con un carro bomba que estalló en una esquina de La Candelaria por donde pasaría según su itinerario.

El atentado fracasó y Pérez Jiménez acusó al gobierno de Argentina de terrorismo, rompió relaciones y protegió a Perón hasta el 23 de enero de 1958, cuando el mandatario argentino se refugió del golpe en la embajada Dominicana para huir del país.

En mis largas conversaciones con Flor Ángel Pérez-Jiménez, hija del expresidente, me comentó que las relaciones de su padre con Perón nunca fueron estrechas, pero que Perón siempre estuvo agradecido con Pérez Jiménez por su ayuda, al punto que en los años 60, cuando el militar andino fue hecho preso en los Estados Unidos, el expresidente argentino fue de los personajes que más hizo presión ante John Kennedy para evitar la extradición a Venezuela, la que se dio efectivamente en agosto de 1963, y por la que Pérez Jiménez pasó 5 años en la prisión de San Juan de Los Morros. 

Twitter/Instagram: @Fperezalviarez 

www.venezuelainmortal.com     

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