Alejandro Bautista González *
De más allá del Cuyuní… de más allá del Mazaruni, desde el propio margen izquierdo del río Esequibo en todo su largor, hasta su desembocadura en el Atlántico hay una rica extensión geográfica que es nuestra…es venezolana, así también lo sienten y manifiestan sus propios habitantes.
Es penoso aceptar como venezolano, que la mayoría de los gobiernos transcurridos en nuestra vida republicana, muy poco se han preocupado por establecer una coherente política nacional para la defensa y desarrollo de nuestras fronteras. Los hechos históricos nos hacen pensar que es esta la razón, por la que en disputas territoriales hemos sido desafortunados: a falta de buenos negociadores, perdimos una gran franja con Colombia en la Península de la Goajira. Actualmente y desde la época de nuestra independencia, entre los límites de la nación y el occidente de la Republica Cooperativa de Guyana, se procesa un diferendo mediante el cual, Venezuela reclama la posesión real y legal del llamado Territorio Esequibo, cuya extensión abarca 159.500 Km.2. Precisamente en esta reclamación y sin pretender extenderme en detalles, se observa –de este lado- una comprometedora desidia cómplice, para enfrentar tan importante asunto que compromete peligrosamente nuestra soberanía. Con asombro y estupor, se recuerda como el anterior gobernante venezolano, Hugo Chávez,, en febrero de 2004 en visita realizada a Georgetown, capital de Guyana soltó las siguientes perlas: «El Gobierno venezolano no será un obstáculo para cualquier proyecto a ser conducido en el Esequibo, y cuyo propósito sea beneficiar a los habitantes del área». Agregó además: «El asunto del Esequibo será eliminado del marco de las relaciones sociales, políticas y económicas de los dos países».
«El pez muere por la boca” es un decir popular. De tan inconcebibles afirmaciones de un mandatario nacional, se infiere incompetencia y menosprecio para el manejo, administración y resguardo de nuestro territorio. Expresiones como estás, inauditas además de contraproducentes en el ejercicio soberano del poder nacional; constituyen un “autogol” que nos mata, dando pié con razón, para que cualquier país vecino justifique sus intenciones expansivas para apropiarse de un vasto territorio con su inmensidad de riquezas. ¿Quién tiene la culpa…? Quien da papaya…?
Pareciera que en Venezuela, al manejo de las cuestiones fronterizas no se le ha dado la importancia que precisa, por lo que su proceso es muy lento. De ahí, que no se puede exigir eficiencia donde no la hay.
Es preciso que el gobierno central defina una política nacional coherente en seguridad, defensa y manejo fronterizo, ello permitirá mejorar nuestras relaciones internacionales de integración y cooperación. Me atrevo a sugerir se asesore con expertos en la materia.
Se entiende por política nacional, las decisiones tomadas por las más altas instancias del Estado sobre determinados asuntos que conduzcan a la solución o prevención de problemas, que en un momento dado podrían afectar al sistema nacional.
Se concibe a la política nacional, como el “arte de gobernar” un estado…, es la ciencia del estado y doctrina del mismo y su objetivo es la actividad o el conjunto de actividades que tienen como término de referencia la POLIS, es decir el estado…” La formación de una política en un determinado estado, según G. Yepez, es “un proceso intencional, y se basa en la Ley y Decretos… no es solamente un proceso de planificación nacional, sino también un proceso político, en el que se establece el programa de realización de la política, y además, los grupos interactúan mediante consultas, negociaciones y hasta conflictos para lograr imponer sus intereses…”
*(Doctor en Cooperación Internacional, Integración y Descentralización: Los Desafíos del Desarrollo Internacional)