Opinión

Por nuestros creadores del cine tachirense

24 de enero de 2024

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Néstor Melani-Orozco

Vi nacer al «Telira», desde las memorias en el teatro, cuando de muchos años atrás, escribí el guion de «La Mujer de las Manos Cortadas» desde el verso de Teodoro Gutiérrez Calderón, para que Hugo Baptista retornara las constelaciones frente a Carlos Silva. En una escuela del Cine, soñada por José Laurencio Zambrano, el actor y caminante por Suramérica, donde se originó un poemario con el título de «Caminos de Sangre» de sus credos hasta el cine chileno antes de la muerte de Allende, en las comparaciones de nuestra tierra. Y de reales destinos, el reflejo de nuestras historias convertidas en preciosas imágenes. Como de decir: «La Tierra Corre como corren las venas». El profesor Segundo Nieto haciendo una propuesta que no entendieron; o los egoístas borraron sin saber lo más mágico de hacer un cine de aficionados para convertirlos en realizadores. Estando en Caracas hace cuatro años Antoni Gómez lo describió en un acto muy interesante. Y nos cubrimos de poder ver en una página los decretos del alma. Fui invitado hace poco más de seis años por Paul Villareal al extremo de su trabajo sobre «Simón Bolívar». En una larga propuesta describiendo la historia del «Dandy» que nombró Víctor Hugo en aquel espacio de las luces del siglo XIX en Paris. Y más la confrontación de la emancipación de América. Trabajo hermoso realizado con herramientas muy humildes, y el esfuerzo de Pedro Arias desde el Centro Experimental de Arte «Pepe Melani» de La Grita. Sin recursos; pero en un anhelo de hacer cine. Y en cada recuerdo, desde los retazos de cintas, muy de encantos, en 1967, Baltazar Guerrero nos invitaba a disfrutar de pequeños cortos donde podían aparecer momentos de Cecil B. De Mille, o un mundo de Miguel Zacarías en el cinema con una máquina proyectora, creada por él. Después entenderlo en Luis Buñuel, huyendo de los gringos y de la España fascista. Recuerdos entre nuestros abecedarios y de ver a un hijo de Seboruco, debutando junto a Julián Soler. En el noble cine de México. Muchos años después cada sábado venía a mi casa solar «El Hijo de Seboruco» Antonio Rojas, el actor, para contar sus vidas. Y llorar las reminiscencias ¡Hoy en una carta para los cineastas! Cuánta memoria desde 1969 leyendo a Néstor Almendros, el interesante realizador y maestro. Desde el Cine Cubano, al catalán. De memorizar a Rodolfo Izaguirre, en el álbum de las variedades; en aquella Cinemateca Nacional desde la señal hermosa al testimonio de las artes, fue cuánto aprendimos de Riciato Canutto la expresión de la imagen. Y el significante aroma de un arte mayor. Lo que significó «El Séptimo Arte» como lenguaje de todas las manifestaciones de la cultura. Entre las muestras antiguas de J. M. Brantes, 1929, recorriendo el estado y siendo compañero del zuliano Trujillo Durán en las filmaciones para invocar «El fantasma de la Laguna». Como describirlo en las fuentes de las 24 imágenes y los italianos trayendo «El Paraíso» del inglés Buster Keaton y muy después de haber visto a Chaplin en el Garbiras de San Cristóbal, donde asistía la banda municipal, y los músicos no podían tocar de las risas que causaban las películas. El teatro convertido en fantasmales recordatorios. O ir a Rubio para encontrar a «Aquileo Venganza» del cine viejo colombiano. Dignificar la agonía del teatro Gandica, de aquella Grita que vio a Dolores del Río caminando por sus calles. Donde el ecuatoriano actor Pepe Mujica cantó desde su balcón. Y Pedro Vargas en el atrio de «Ecos del Torbes» anunciando el cinematógrafo con las realidades en los teatros… Saber de La nueva escuela del Cine, desde la pertenencia de Ricardo Tirado, de los secretos de Néstor Caballero y del ideario técnico de Lila Vargas para saber del teatro de Orlando Cárdenas. Entender, ahora, la importancia de TV Montaña por sus realizaciones técnicas y majestuosas. Desde esta academia de Luis Aparicio entre telones y una princesa del alma revestida de granada cantando la canción comprometida. Con perfumes de la cordillera y agua bendita con ditamo real. Y entre un libro mágico encontrar a Otto Rosales, con sus propuestas y su memoria de un mundo entre los lentes para mostrar al pueblo. Más revivir nuestras presencias, en la pertenencia rupestre a los libros de la historiografía hasta la santidad de Dios grabado en las huellas de los viajeros. Cuando Mytsi Bosnia me habla del «Quinto Mandamiento» que escribí entre los guiones del «Militante Rojo» y desde el azul existir en el «El Cóndor Real Dorado». Más consagrado a los ejercicios religiosos de un Cristo entre llamas y una virgen bañándose en un río rojo. De escuchar las voces del legendario Reinaldo De los Flores y sentir los disparos en las hondonadas del Zumbador, para revivir las letras de Rómulo Gallegos de aquel 1944. De armonías sonando al viento y de los amaneceres, la nueva semilla de la poesía llevada al cine. Más desde el hecho de Jhon Toro experimentando propuestas e ideales, de Luis José Glob. Entre los rostros de Daniel Peñaloza. Y el ojo de Liz Pérez, volviendo los ocres de un ensueño de tantos en una devoción a los hechos. De allí: «Nuestra Carne» y «Los Retratos Rotos». Mientras en lo creador; Alberto Vivas. Había de oírse la oración hispana en Táriba describiendo los originarios y de la fuerza de Colón con un médico, poeta y pianista en un estadio del arte. Meditar algún día sobre “Una Luz en el Páramo» entre la memoria de “Candelas en la Niebla» y un testimonio joven elocuente de Oscar Duque en los métodos catalanes en La Grita. Demostrando «Al Niño y el Cristo» donde una abadía se transformó en la leyenda. Y de «Lucía» con un guion de Jenny González. Más desde el cine amateur en Freddy Pereyra donde los mensajes místicos en la creación de Domingo Moreno, venido del interesante manifiesto de la escuela de Chalbaud y del templo de las propuestas nacionales; donde, para decirlo en lo inmenso de la logia de la Universidad del Táchira, con Carlos Molina. Del ideario interesante de Hernan Ayala en los delirios de una magia, con el onírico acento de crear y hacer de los programas un salón del paraíso. Entre la lírica de José Antonio Pulido y del viaje de Danilo Chacón enalteciendo los aromas del imaginario. Desde el apoyo de nuestra Gobernación y una Dirección de Cultura. Las alcaldías municipales y sus cultores. Más el importante Gabinete Cultural para reafirmar los compromisos con «La Villa del Cine». Y desde todo. En la verdad convertir el Ateneo: Salón de Lectura como la Universidad del Séptimo Arte de los andinos venezolanos… Una noche de 1987 -aún de recuerdos- propusimos la Premier en La Grita de la cinta: «Candelas en la Niebla», era el cierre del Cine-Teatro «Gandica» y vino el elenco de la película. Desde su director, Alberto Arbelo, hasta Ramón Vicente Casanova. Era Alberto Arvelo Ramos (su padre) director de Cultura de la Universidad de Los Andes, de Mérida. Y viendo Gustavo Rodríguez, el actor de «Boves el Urogallo» y quién encarnó al «Hombre de los Páramos» y como el Viejo Ángel María Urrea narraba la existencia de Juan Pablus Peñaloza, dijo: «Con cuánta presencia estos relatos del pueblo se hubiesen creado mejores guiones para el buen cine»… y desde el testimonio la siguiente mañana, en mi casa-solar, disfruté un desayuno junto al insigne maestro Rafael Briceño. Hablamos del gran cine y de las ideas de una escuela, a través de crear maestros verdaderos. Hablaron los misterios y los fantasmas se quedaron en los espejos, donde la luna se convirtió en un diccionario para aprender a ser cineasta. Entonces la Sociedad Bolivariana de aquellos tiempos, en La Grita, 1989, conformada por la Ant. Fanny Zulay Rojas, César Sánchez, Alix Thelma Ostos, José Pascual Mora, Macario Sandoval, Asdrúbal Millán, Roberto Sánchez, Delia Aguilar, y mi persona: entre otros; se dictó allí, la última proclama al Cine de La Ciudad «Atenas del Táchira». Para que San Cristóbal hiciera la presencia de revivir en el celuloide a «Nogales Méndez». Han sonado los siglos y un monje se fue en los grises del cromo de una visión del arte… Ayer abrí uno de los libros del director Elizondo Novo y los cuadernos viejos de las propuestas, para los lentes donde se guardaron las otras creaciones… Recordé los momentos inmensos con Pilar Miró, en su piso de la «Porta del Ángel» en Barcelona al decirme sobre una inmensa verdad del cine de Latinoamérica. Volvió la vida y en un punto de armonías se hará todo un manifiesto…

*Artista Nacional. *Premio Internacional de Dibujo Joan Miró 1987. Barcelona. España. *Miembro Honorario de la Sociedad Bolivariana de New York. *Pintor. Muralista. *Estudió Arte en la Llotja de Barcelona. En Catalunya. España. *Recorrió a Europa en plan de Estudios. *Premio Nacional del Libro 2021. *Maestro Honorario. *Doctor en Arte. *Fue honrado con en su nombre en un salón en su honor en la Gobernación del Táchira. 2022. *La Feria Internacional del Libro 2023 se realizó en su nombre de Escritor y Dramaturgo.

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