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25 de abril de 2024
Alejo García
Las personas infectadas con la bacteria que produce la tuberculosis, no presentan síntomas de sufrir la enfermedad. En los casos que se notan indicios de esa afección, causan en el paciente tos, a veces con sangre, pérdida de peso, fiebre y sudores nocturnos. La tuberculosis es un padecimiento causado por la bacteria Mycobacterium Tuberculosis, que siempre ataca a los pulmones. Además, las personas pueden sufrir: dolor en el pecho, en todo el cuerpo escalofríos, fiebre, fatiga, pérdida del apetito, malestar y sudoración. También en determinados individuos, padecen estos malestares: flema, dificultad para respirar, ganglios linfáticos inflamados y disminución de peso intenso. Cuando hay enfermos con síntomas activos es necesario desarrollar un extenso proceso de curación con unos cuantos tipos de antibióticos. Dicho mal es curable y prevenible, se trasmite de persona a persona o a veces es común a través del aire. Si no hay un tratamiento oportuno y adecuado, las bacterias de la tuberculosis se multiplican y comienzan a proliferarse en el cuerpo y destruyen sus tejidos.
Algunas secuelas por la tuberculosis son comunes: incremento en la tortuosidad de las arterias, hipertrofia de la capa muscular de las venas pulmonares, cortocircuitos vasculares y aneurismas arteriales, bronquiales y como principal síntoma la hemoptisis. En 1882, el Dr. Robert Koch hizo el trascendental anuncio ante el mundo del descubrimiento de la bacteria Mycobacterium causante de la enfermedad. Ante tan significativo presagio y en vista de los millones de contagiados en el mundo, la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), declaró el 24 de marzo el Día Internacional contra la Tuberculosis. Para afianzar y complementar esa decisión, La Organización Mundial de la Salud (OMS), ha elaborado y publicado un conjunto de indicaciones al respecto, para que en los países las apliquen en los habitantes contagiados y controlen la enfermedad mediante un tratamiento preventivo. La OMS estima que una cuarta parte de la población mundial está contaminada de este mal y especialmente es más común en los seres humanos con un sistema inmunitario debilitado. En ese sentido, el Organismo Internacional tiene doble interés: protegerles del padecimiento y disminuir el riesgo de transmisión comunitaria, al considerar que esta epidemia es la más lenta del hemisferio.
La Organización Mundial de la Salud, ha ahondado en la importancia de derrotar la tuberculosis al recordar el compromiso global para vencerla por completo y ha afirmado que el mundo se ha comprometido a acabar con la tuberculosis para 2030; mejorar la prevención es la clave para que esto ocurra: “Es necesario que millones de personas puedan recibir tratamiento preventivo contra la tuberculosis para detener la aparición de la enfermedad, evitar sufrimientos y salvar vidas”. Sin embargo no ha habido la atención deseada para detener ese peligro contagioso. De ahí, que la OMS hizo un exhorto a los gobiernos, a las comunidades afectadas y a las diferentes Organizaciones de la Sociedad Civil mundial a aunar esfuerzos e incrementar la respuesta a esa infección en particular con la medicación preventiva de ella, para que ninguna persona se quede atrás sin controlarse.
Entre las propuestas hechas por la Organización Mundial de la Salud se destacan: ampliar la aplicación del tratamiento preventivo de la tuberculosis entre la población de mayor riesgo, integrar los servicios de tratamientos preventivos de la enfermedad, efectuar una prueba cutánea de la tuberculosis o un análisis de liberación de Interferón Gamma (IGRA) para detectar la infección, opciones nuevas y más cortas de tratamiento preventivo y por ultimo la Organización Panamericana de Salud, ha elaborado y publicado una guía destinada al personal sanitario y a las Autoridades Gubernamentales con la finalidad de garantizar la continuidad de los servicios esenciales para las personas afectadas con tuberculosis actualmente durante la pandemia del COVID-19. Asimismo, hoy en día existen otros problemas graves para prevenir la muerte, tales como: la pandemia global, el cambio climático, el conflicto que impide controlar los brotes, los mitos creados de la vacunación, la resistencia a los antibióticos y los productos alimenticios, lo normal es eliminar mucho de ellos con criterio médico antes que emplear otros intereses. De acuerdo al director de la Institución Panamericana hay muchos líderes mundiales que no invierten recursos suficientes en las prioridades sanitarias ni en los sistemas básicos de salud, deficiencias que ponen la vida de las personas, los medios de subsistencia y economías en eminente peligro. Para sostener su criterio exclamó: “Tenemos que darnos cuenta de que la salud es una inversión en el futuro. Los países invierten mucho en proteger a su gente de los ataques terroristas, pero no contra el ataque de un virus, que podría ser mucho más mortal y mucho más dañino económica y socialmente. Una pandemia podría poner de rodillas a la economía y a las naciones.
Rememoremos el Día Internacional contra la Tuberculosis, tratando de poner en práctica las recomendaciones y usar correctamente los métodos de prevención de esta enfermedad contagiosa principalmente en la población menos favorecida de un bienestar sustentable.
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