Opinión

Rememoremos los 200 años de la Batalla de Carabobo

22 de junio de 2021

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Alejo García Sierra


Después de trescientos años de avasallamiento de las autoridades usurpadoras españolas a varios territorios americanos, algunos acontecimientos acaecidos incentivaron un movimiento independentista en unas cuantas colonias sometidas a varios países europeos. Entre esos sucesos sobresalieron: la Independencia de los Estados Unidos del dominio inglés en 1776, la Revolución Francesa en 1789, acaecimiento que impactó para entonces a los colonias españolas por las ideas emitidas por esa acción revolucionaria y como un hecho trascendental el inicio de un proceso emancipador en varias circunspecciones sometidas al yugo de ultramar. A la par de la barbarie cometida por los invasores, otros hechos ejecutados en desmedro de los derechos de los criollos, también prendió la mecha para la liberación de esos dominios. Entre esa transgresión a la justicio y libertad sobresalían en los más notables los siguientes: exclusión de los nativos en cargos oficiales, pagos de impuestos, monopolio del comercio por la Compañía Guipuzcoana, robo de las riquezas naturales como los minerales preciosos y otras tropelías practicadas por los conquistadores peninsulares.

Hubo varios antecedentes a la emancipación de Venezuela en las colonias subyugadas.  En los mismos se destacaron: la Revolución de los Comuneros en Paraguay (1721-1735) y del Socorro en Colombia en 1781, el movimiento de Juan Francisco de León en Venezuela en 1748, el 10 de mayo de 1775 los negros y pardos se sublevaron en Coro bajo las órdenes de José Leonardo Chirinos, en julio de 1797 la revolución comandada por Manuel Gual y José María España y en 1806 las expediciones dirigidas por Sebastián Francisco de Miranda. Todos estos intentos insurrectos fracasaron, pero dejaron el legado de la imperiosa necesidad de independencia del yugo español y crear luego repúblicas independientes.

A medida que transcurría el tiempo la clase política de Caracas inició una campaña conspirativa contra los realistas.  En ella descolló la escenificación del 19 de abril de 1810 donde es depuesto el Capitán General Vicente Emparan, quien gobernaba despóticamente a Venezuela.  A partir de esta gesta histórica se desataron varios eventos importantes: la formación de la Junta Suprema de Caracas, la instalación de un gobierno republicano, la inauguración del Primer Congreso de Venezuela en 1811, la aparición de una pléyade de líderes partidarios e impulsadores de la emancipación de su patria.  En ese orden se destacaron en primer lugar Simón Bolívar, Antonio José de Sucre, José Félix Rivas, Juan Germán Roscio, Andrés Bello, entre otros.

En el período comprendido entre 1810 y 1821 ocurrieron diversos casos relacionados con la lucha con la independencia como: las pérdidas de la Primer y Segunda República, el desarrollo y éxito de la Campaña Admirable en 1813, los sucesivos exilios de El Libertador Simón Bolívar y de muchos connotados jefes patriotas, la producción y aparición de documentos estelares y visionarios por parte del Padre de la Patria, donde se incitaba la lucha por la Independencia de Venezuela, en los mismos se destacaron: El Manifiesto de Cartagena de 1812, la Carta de Jamaica en 1815, los discursos ante los Congresos de Angostura en 1819,  y el Rosario de Cúcuta en 1820, la creación de la Gran Colombia en 1819, la Campaña de Guayana entre 1816-1817 y el Armisticio de Santa Ana en Trujillo en 1820

En 1821 El Libertador hizo varias visitas a San Cristóbal por un lapso de 10 meses. En algunas oportunidades se hospedó en la casa de la compatriota María del Carmen Ramírez Briceño, en la esquina de la carrera 4 con calle 4 en San Cristóbal. Aprovechó la suspensión de los tratados del Armisticio y Regularización de la guerra firmados en Trujillo con el general español Pablo Morillo, para alistar y preparar sus tropas en buenas condiciones de lucha, movilizarlas estratégicamente y como punto de su estadía en la capital tachirense adecuó la estrategia de la futura Batalla de Carabobo realizada el 24 de junio de 1821.

Las condiciones de la estrategia militar de Simón Bolívar eran admirables. Adquirió en 1802 al vivir un tiempo en Francia, excelentes conocimientos del arte militar de la guerra.   Tanto la ventaja de la preparación de las fuerzas patriotas, así como la capacidad del líder venezolano de entonces permitieron pelear con optimismo y capacidad frente al enemigo Miguel de La Torre.  Esta acción bélica ha sido estimada uno de los eventos más espectaculares de la campaña independentista de la Antigua Capitanía General de Venezuela.   Como consecuencia de esta resonante victoria revolucionaria se originaron varias acciones en beneficio de la patria: Cumaná fue conquistada por los patriotas el 16 de octubre del mismo año, el sanguinario jefe español Francisco Tomás Morales se refugió en Puerto Cabello con un gran número de soldados, desde esta posición estratégica invadió y conquistó Maracaibo el 7 de septiembre y a Coro el 13 de noviembre de 1822, la rendición de La Guaira por parte del realista Pereira, la Capitulación de Cartagena y en noviembre de 1823, el General José Antonio Páez ocupa la plaza de Puerto Cabello, último bastión español que quedaba en Venezuela.

Una vez completamente libre nuestra patria, El Libertador Simón Bolívar organiza de nuevo su ejército para emprender la libertad del sur y liberar a los países de Ecuador y Perú, a la sazón estaban oprimidos por las fuerzas realistas y además quería poner en práctica su ideal anunciado en la Carta de Jamaica, donde expresó que en los pueblos oprimidos debía ir a liberarlos.  Después del triunfo patriota de Carabobo se dieron las victorias sucesivas en la Batalla de Pichincha en 1822, Bomboná en 1822, Junín en  1824 y Ayacucho en ese mismo año, la cuales sellaron la independencia respectiva de las Repúblicas del Ecuador y Perú.

Rememoremos los 200 años de la victoria de la Batalla de Carabobo e invoquemos al poeta Miguel Otero Silva, para sostener que Simón Bolívar continúa con su presencia en la fuerza armada y en el pueblo.   En tal sentido afirmó: “Su pueblo está vivo, pueblo vivo y en marcha con la mirada fija en la bandera libre que tremoló la sombra. Arar nunca es malo, ni en el mar”.  Que el ejemplo y resultado deparados en ese triunfo en pro de nuestra independencia no se borren ante la difícil crisis que padecemos los descendientes actuales de la Patria de Simón Bolívar.

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