Hicimos un comentario sobre la problemática de la Realeza que aún queda en el planeta. La vieja Pulqueria dice que yo me meto en cosas tan alejadas de nuestra existencia que parezco loco. Le aclaro que soy amigo de un rey. La tía sonríe, incrédula. Ella no conoce a Lindolfo, compañero de aventuras en las viejas paredes de Pregonero. Rey Lindolfo, llamaba doña Elba de Mercado, maestra inolvidable de la juventud uribantina. Jesús “Chulin” también es rey.
El increíble gol de Cristiano dejó la barra del chisme futbolístico completica. Lo triste es que el gol marcado por nuestra Deyna Castellanos contra Uruguay pasó por debajo de la mesa. Somos como somos, paisanos.
Le echaron una empotada al viejo Cosme. Llegó todo “esguarambilao”, con la ropa sucia, a la casa de Melquiades. –No vuelvo a denunciar delitos aquí, compadrito. – ¿Qué te pasó, viejito? – Fui a la comandancia y dije que me habían robado la cartera. – Cuánto tenía en su cartera, caballero, me preguntó el oficial de guardia. –Cuando le dije que unos tres dedos de miche, porque el resto ya me lo había tomado, se puso bravo y me arrestó por falta de respeto a la autoridad.
Aumento con porcentaje pírrico y quedamos como los perros del páramo. Ladrándole a la luna creyendo que es arepa.
Basílico Pizza cumplió 10 años de servir a la gente que disfruta de sus productos exquisitos. Fue con boleros, tangos y temas criollos a la celebración. “Kike” Sánchez, en su esfuerzo, dejó a Sandra, Carlos Enrique y Oriana la responsabilidad de mantener este local precioso en Las Acacias para continuar mostrando las mejores pizzas del mercado tachirense.
Los ferieros de las tierras altas entraron en convenio con nuestros centros de salud para aportar parte de sus productos agrícolas a la alimentación de sus pacientes. Es un verdadero ejemplo del abrazo solidario entre los hijos de esta tierra bella. Me gusta eso, panitas.
Chagas, retorno perverso de la indolencia roja. Triste y trágica realidad venezolana. Tengan piedad, por vida de ustedes.
El muchacho pegó un alarido escalofriante. La mamá entró muy asustada a la barbería. – Qué te pasó, mi muchachito. – El niño señalaba el claro que le había dejado el barbero al arrancarle parte del cuero cabelludo. -Es esta máquina que está muy oxidada y no corta bien, señora. Como se había ido la luz, el peluquero optó por sacar la vieja cortadora de pelo manual. Pobre niño, caramba. (Carlos Orozco Carrero)