Maximiano Ramírez deja en el recuerdo de doña Catalina, hijos y familiares, una huella de trabajo y emprendimiento, como ejemplo para mantener a tantas generaciones en el sendero del éxito mediante el trabajo permanente para salir adelante frente a cualquier dificultad.  Es nuestra estirpe noble de Pregonero, trabajadora y al servicio de sus coterráneos, la que se manifiesta en seres especiales como nuestro amigo de siempre. Un abrazo a Giovanni, a sus hermanos y a toda su familia en estos momentos de unión solidaria.

La luz se va por el consumo de electricidad de las máquinas mineras del Petro. Tragan energía y, como cosa propia de este gobierno, no se hicieron previsiones para tal circunstancia. Tendremos que usar leña para producir las criptomonedas. Ah, rigor.

Siguen pisoteando los derechos de los habitantes de los municipios del Táchira. Muchos personajes ajenos a estas comunidades se arrogan las candidaturas para después echar en el olvido las aspiraciones de la población entera.  Eso de democracia participativa es otra burla más al elector nuestro.

Es reconfortante una guachafita entre lo oscuro para celebrar el cumpleaños de Iván Colmenares.  Tangos, boleros, baladas y melodías criollas aderezaron una verdadera velada con velas. Esas oscuranas no evitaron la batalla de cojines, donde destacó doña Inés con su fina puntería.

Dice Cosme que vio una descomunal cola de gente frente a la Defensoría del Pueblo y otra en la Fiscalía General. –Cómo es eso, compadre?  -Cientos de personas exigiendo al gobierno por los aparatos eléctricos dañados. -Creo que voy a reclamar el daño que le hizo Corpoelec a mi nevera, el televisor y un radio de pilas que me regaló Melquiades el día del matrimonio, dijo Pulqueria.

El gobierno rojo le robó sus prestaciones y lo hace más pobre cada día. Sin embargo, el inoculado defiende a morir a sus victimarios. Es cuestión del virus esparcido desde la isla grande del Caribe. No tiene la culpa.

Se fue Juan Andrés. Maestro de generaciones de uribantinos. Poeta de fresca rima y amigo de siempre. Un abrazo a todos y una sonrisa en el recuerdo del hombre grande de San José.

Pulquería sale rápido de su cama a hacerle desayuno a Melquiades. -Y por qué no lo prepara él mismo, tía?  –No, sobrino. En días pasados sacó la correa y movió la hebilla y me tocó que levantarme tempranito. Esta familita mía, señores.

Las declaraciones perversas de la hija del secuestrador del industrial del vidrio le ponen la chapa al asunto de las elecciones. No gasten esa plata, camaradas.

Carreto, por qué, si yo fundo lata, hago canales, bajantes y desagües, me dicen latonero y no me llaman latifundista? Buej…  (Carlos Orozco Carrero)