Carlos Orozco Carrero
Hay muchas sospechas de que en el fondo del lago de la represa del Uribante se encuentre un extraño animal de aspecto fantasmagórico. Debo decir que no creo en esas leyendas relativamente nuevas para el tiempo que lleva ese amontonamiento de agua más abajo de Pregonero. Claro, hay gente que se mete a sus orillas a sacar pescado sin que los gendarmes los ubiquen y dicen que es cierto eso de la presencia allí del monstruo de la represa. Tendremos que enviar a Yulio, Tito, José Lacruz, Emiro, Gerardo, Wilbert, Humberto, Pepe, Valmore y José Ramón, investigadores de oficio, con estudios por correspondencia, para ver qué consiguen en esas oscuras profundidades.
Terminó el Giro y Egan Bernal nos regaló un triunfo más a los aficionados de este lado del mundo. Todos sorprendidos por esos besos tan cálidos que le estampa su novia cada vez que termina una etapa. Pobre muchacho. Creemos que le van a fallar las piernas en un remate endemoniado al llegar a un premio de montaña.
Cuentan los muchachos que van a sancochar pedazos de puerco y gallinas viejas en la aldea El Rincón de Pregonero, que se encontraron con el tronco de un viejo eucalipto por el camino viejo que lleva a la casita de los Ardila. Nada de raro se notaba en el árbol, salvo una peseta de cinco reales incrustada profundamente y con señales de algunos tiros de morocha en su cara. Don Elpidio contó que en tiempos de bandoleros y asaltantes de caminos, la gente tenía que afinar la puntería con sus armas de fuego. Cientos de disparos se ven en el viejo eucalipto del camino.
Melquiades, Cosme, Pulqueria y el gordo Sósimo recomiendan, ante tanta angustia, utilizar memoria selectiva en todo momento. Llamar a nuestra mente eventos bonitos y episodios donde lo bello sea protagonista. Lo malo que nos pueda ocurrir hay que dejarlo en el olvido, cariños.