Carlos Orozco Carrero

Muchos de ustedes deben acordarse de las representaciones que se hacían en nuestros pueblos sobre La Pasión de Cristo en las instituciones educativas de la región. El catire del barrio seguro interpretaba a Jesús de Nazareth y el resto de sus amigos se acomodaban en los roles principales para desarrollar obras de teatro de calle con las Estaciones en cada esquina hasta llegar a la iglesia para cumplir con una programación total en cada Semana Santa parroquial. Bueno, los vimos en acción elevando sus capacidades actorales para contento de los mile4s de feligreses que acudimos a estos lugares santos pueblerinos.

El magisterio venezolano tiene muchas esperanzas en recibir un salario digno, señores. Es La Constitución Nacional la que manda a revisar y a proponer un sueldo que nos permita vivir acorde a la importancia de la profesión más importante del mundo, colegas.

Empezó el béisbol de Las Grandes Ligas, amigos. Es una distracción para que los viejitos aficionados tengamos entretenimiento total y dejar a un lado el peligro de estar en la calle a riesgo de que se lo lleve un carro por delante. A ligar a nuestros compatriotas y a hacer conjeturas sobre el favoritismo de tal o cual equipo.

Reencuentro de nuestros paisanos hijos de Potosí en días pasados. Un evento extraordinario, donde se reunieron los habitantes que salieron de la tierra que los vio nacer y crecer hasta que el desarrollo hidroeléctrico los sacó a buscar otro destino lejos de su tierra amada. Claro, la gente que se caracteriza por su amor al trabajo y el apego familiar, con sus valores y principios de honestidad y lealtad, no se queda en lamentaciones y a las nuevas tierras que llegaron le aportaron su esfuerzo creador para hacer de este pedazo de patria un rincón de identidad nueva y de futuro para sus descendientes. Me gustan estos abrazos entre los hijos de El Cedral y zonas vecinas en el precioso Uribante.

En Semana Santa uno no se podía bañar porque era malo echarse agua en esos días santos. A muchos amigos se les quedó esa costumbre de huirle al baño sabatino. Barrer, correr, gritar, bailar y hasta enamorar muchachas lindas no se podía, cariños. Sin embargo, los habitantes de esta tierra andina han procurado mantener esas costumbres de recato y oración para que se estimule la tranquilidad familiar entre todos.

Me dijeron que en Acirema apareció el viejo Abundio con un pichón de zamuro como mascota. Después les cuento para que vean de lo que son capaces los habitantes de esta zona sorprendente y maravillosa.