Hoy hace ya cuarenta y tres años monseñor Oscar Arnulfo Romero, siendo las 6 P.M del 24 de marzo de 1980, se encontraba consagrando el pan y el vino en su catedral cuando se oye un disparo y la bala artera atraviesa su humanidad, acallando sus palabras para siempre de todos los marginados del Salvador, palabra orientadora y de denuncia sobre los gobernantes de turno, los ricos, la elitesca Iglesia de siempre y los militares gorilas de ese país centroamericano.

José de La Cruz Useche

Pero, ¿quién es este santo?… Monseñor Oscar Arnulfo Romero era el arzobispo de San Salvador, identificado con la justicia, los pobres, los campesinos, los marginados, quien junto al padre Rutilio El Grande, también asesinado un año antes, ejercían esa sagrada misión. Sus asesinos creyeron que con esas muertes acabarían con la rebeldía de los humildes de El Salvador y el continente; hoy a 43 años de su partida los hechos han demostrado lo contrario. Desde ese mismo día, el 24 de marzo de 1980, el pueblo salvadoreño lo declaró su santo, santidad proclamada por el Santo Papa Francisco a los 32 años, es decir, el 14 de octubre de 2018 junto al Papa Paulo VI, extendiéndose la fe de San Oscar Arnulfo por todos los pueblos del mundo

Sus homilías dominicales se caracterizaban por sus denuncias y luchas sociales, por los derechos humanos, la conquista de una sociedad más justa y más humana enmudeciendo a los sátrapas del gobierno, la burocracia eclesiástica y la oligarquía salvadoreña, fue un auténtico y legítimo seguidor de Jesucristo, valiente e irreverente. Destapó la hipocresía de los ricos llamándolos: “idólatras de las cosas de la tierra”; a los periodistas: “tienen su pluma pagada y su palabra vendida”; a la Iglesia: “Iglesia que vive los privilegios del gobierno y explotadores, debe tener miedo, porque ese no esa no es la verdadera Iglesia de Jesucristo”; a los militares: “hay temor a la institución armada” “llamo a los soldados a la insubordinación y desobediencia ya que por encima de toda Orden Superior está el mandato de Dios de NO MATARÁS”.

San Oscar Arnulfo, tu inmenso amor por la justicia al igual que nuestro Jesucristo te llevó a sacrificar tu vida por los pobres.

Seguiremos buscando un mundo más solidario, más  humano, seguiremos luchando seguiremos contando contigo.

Gracias san Oscar Arnulfo Romero