Carlos Casanova
A la sociedad venezolana le ha costado mucho aprender determinados valores como para no luchar por ellos, no es lo mismo vivir esclavo que libre, no es lo mismo vivir en dictadura y totalitarismo que en democracia, no es lo mismo vivir bajo el imperio de la ley a vivir sin ley, no es lo mismo trabajar para comer que esperar que me den, no es lo mismo contar con educación de calidad o solo tener títulos sin educación, no es lo mismo estar informados a vivir desinformados, no es lo mismo ir en búsqueda del restablecimiento de la salud a un hospital que ir al hospital a esperar la muerte, no es lo mismo ser gobernado por una persona con capacidad que por unos incapaces, no es lo mismo cumplir con un requisito de mérito para estar en un cargo, que tener solo el mérito de ser amigo del que lo pone en el puesto siendo una personas sin competencias para el cargo, no es lo mismo un honesto a un corrupto, no es lo mismo una clase dirigente con personalidad que una carente de ella.
En esas diferencias la sociedad fue aprendiendo para ir evolucionando, aprende también a ser una sociedad moral y adquiere esos conocimientos morales y éticos para no regresar al mundo del más fuerte, del más violento, de la vida sin ley.
Hoy la sociedad venezolana quedó sorprendida por la admisión que el gobierno revolucionario hace de la gran corrupción que representa “el caso Venezuela”, en un artículo anterior señalé que en el país sí hay corrupción, pero es la de los funcionarios medios y bajos, la grande, la que se da en altas esferas, la evidencia habla sola del saqueo sin fin, que es distinto de la corrupción.
El saqueo no es corrupción; es robo y enriquecimiento a manos llenas, y no debe ser considerado como delito de corrupción, sino delito de traición a la patria.
La falta de mérito para ocupar los cargos, falta de personalidad y de una formación moral, permitió entonces que avanzaran como instrumentos de los intereses extranjeros en este saqueo, estos no tienen la inteligencia para hacer lo que han hecho solos, por su debilidad fueron captados y se hicieron instrumento de los verdaderos saqueadores.
El latrocinio tiene socios fuera de Venezuela, de hecho a los funcionarios chavistas en el exterior les han permitido instalarse e invertir, por ello migraron a los imperios, los “empresarios” con cuentas en las Islas Caimán y Suiza entre otros, los productores de alimentos que se prestaron para el negocio de alimentos CLAP desde México, las compañías que se abrieron en otros países para comercializar con el petróleo venezolano, el declarado y el no declarado, lo que no se registró en los negocios con Bielorrusia, el maletín de Antonini Wilson, ¿lo recuerdan? La compra de bancos, seguros, el negocio de los bonos, la minería de criptomonedas, los exministros ahora con diferentes nacionalidades.
Este vil acto no lo hicieron solo los chavistas de aquí, fueron el instrumento en las decisiones que favorecieron a los de afuera que son por cierto los que se quedaron con la parte más grande de la torta.
La inacción de EEUU y la comunidad internacional sobre Venezuela, tiene que ver precisamente con esta operación de altísimo nivel; otros se están beneficiando por unos funcionarios que por debilidad de convicciones y por estar en puestos para los que no tenían capacidad, se concertaron en el saqueo al que los fueron llevando desde el exterior.
¿Cómo podemos luchar contra los intereses de las empresas petroleras extranjeras si ya controlan el mercado nacional y están controlando el petróleo de la zona de reclamación?
Derrocar a Carlos Andrés fue parte de la estrategia, castigar al que nacionalizó el petróleo que ahora regresa a manos americanas.
Con este expediente de entrega entiendo la inacción frente al tema Guyana.
La corrupción es otra cosa, la traición a la patria es por la depredación ¿Cómo cree usted que un empresario extranjero ve a un ministro en Venezuela? ¿Con respeto? Claro que no.
Estos tiempos para Venezuela son los tiempos de la vergüenza.
La Luz disipará las sombras, la Venezuela honesta es mayor y gobernara.