Opinión

Somos “pendejos” y seguiremos de “majaderos”

25 de enero de 2018

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 “…no tenía necesidad de hacer esto, pero lo hice por el pueblo, por cambiar todas estas circunstancias. ¿Hasta cuándo estos políticos corruptos nos engañan?, ¿hasta cuándo ellos se hacen multimillonarios?”. (Programa “Conclusiones”. CNN, 15-01-2018).

No es cuestión de generar polémica estéril, pero qué culpa tenemos los “venezolanos de a pie”, que bajo la amenaza de paro (entrando en conflicto directo con el menos apropiado y el mayor perjudicado que es el propio pueblo al cual pertenecen) los nobles transportistas de las rutas urbanas, y más aún el de las extraurbanas, aumentan el pasaje continuamente (a una tasa de crecimiento en los últimos 12 meses verdaderamente impresionante), con la justificación valida, respetable, pero no compartida por todos, que  no generan los ingresos mínimos necesarios para lograr una vida digna para su familia, dados los altos costos que representa la adquisición de cauchos o repuestos en el mercado “existente” y vigente”.

Además, en términos generales es cómodo, pero contrario a las leyes económicas (elasticidad de la demanda, por ejemplo), que un número significativo de dueños de los negocios (subestiman el poder adquisitivo cada vez más disminuido de los consumidores: que conducirá a un nivel de compra nulo donde todos perderán) ajusten día a día el precio de lo que venden para protegerse de la especulación de precios y devaluación atroz.

Maravilloso también sería que los asalariados pudiéramos hacer lo mismo con la renta fija que percibimos (exigiendo incluso que nos la paguen pero de inmediato en dinero contante y sonante al acudir al banco). Aun así, la realidad es que nos pagan el “sueldito” y no se puede comprar nada porque en principio no se encuentra nada y,  si se logra “pescar” algo, es difícil adquirirlo por el alto costo que representa: mientras tanto, la nevera sigue vacía.

Lo peor es enfermarse e ir a un médico, que en muchos casos es más el tiempo que se emplea  en la sala de espera en relación al fugaz instante de la “carísima” consulta, con el agravante que la medicina recetada no se haya fácilmente en la farmacia, y si se encuentra disponible, por la misma se debe pagar un precio astronómico que escapa a la capacidad monetaria para adquirirla, aparte que se exige el pago en dinero efectivo, al cual tampoco tiene acceso “Juancho Pueblo” (debido a la política monetaria desacertada aplicada por el Gobierno) porque también lo tienen “acaparado” para comercializarlo especulativamente. Por tanto, la recomendación “practica” del galeno es que se viva o muera con el dolor, motivado a que además no se cuenta con un seguro de suficiente y amplia cobertura en HCM: que se ajuste plenamente a los altos e incontrolados costos que presentan las instituciones de salud.

Pero entonces, ¿quién es el culpable? Un antiguo refrán de origen antillano expresa: “lo bueno que esto tiene es lo malo que se está poniendo”. Es decir, la “victoria perfecta” decretada a los “4 vientos” es insostenible, puesto que los factores que se interrelacionan en la sociedad (tales como lo económico, social, político, ecológico, jurídico, ético, espiritual, etc.) están en perenne colisión. Por otra parte, de acuerdo al honorable doctor de los “valores humanos” y “sembrar el petróleo” (se hace referencia al Dr. Arturo Uslar Pietri),  a nosotros, los “pendejos” o venezolanos decentes, posiblemente nos podrán achacar la situación caótica, decadente e involutiva que padecemos; no obstante, “sin que me quede nada por dentro” e identificándome plenamente con el Libertador Simón Bolívar (padre único y genuino de la patria), también me considero como integrante de los “majaderos”, por lo que he de recalcar igualmente a los responsables de la debacle del país las siguientes consideraciones.

Después de 60 años de haber culminado una de las facetas o categorías de la “cracia” (del vocablo griego “kratos” que significa poder o dominio) en la Venezuela contemporánea, es difícil que se puedan olvidar los distintos episodios (traducidos en frases) que ciertamente han quedado para siempre sembrados en las propias raíces de la conciencia del venezolano, y que a todas luces reflejan (más que un evento circunstancial) un inmenso océano de descontento y defraudación nacional, conformada en esencia por la creciente pobreza y miseria (en todas sus dimensiones), que indudablemente han sido fruto de la terrible corrupción que ha consumido la institucionalidad de la nación entera:

I)“…compañeros, lamentablemente por ahora los objetivos que nos planteamos no fueron logrados…pero ya es tiempo de evitar más derramamiento de sangre, ya es tiempo de reflexionar y vendrán nuevas situaciones y el país tiene que enrumbarse definitivamente hacia un destino mejor”. (RCTV, 04-02-1992).

II)“…no tenía necesidad de hacer esto, pero lo hice por el pueblo, por cambiar todas estas circunstancias. Hasta cuándo estos políticos corruptos nos engañan? ¿Hasta cuándo ellos se hacen multimillonarios?…Estamos negociando para entregarnos porque aquí hay gente inocente, hay civiles y ellos nos quieren...” (“Conclusiones”. CNN, 15-01-2018).

 

Se enfatiza en que “si nada cambia, al empeñarse los “líderes” políticos (oposición y oficialismo) con el mismo patrón de conducta, insistiendo en la cultura de la conflictividad e intolerancia, la fuerza de las armas, la irracionalidad de la violencia y el discurso pendenciero, la situación actual tenderá a empeorarse: por muchos decretos que quieran imponerse o presiones de calle que deseen realizarse. Con el agravamiento de los desequilibrios macroeconómicos, los daños colaterales respectivos en lo microeconómico, lo microsocial y la estructura de valores de la sociedad”. En términos prácticos, las elecciones para elegir un nuevo presidente para Venezuela son de vital importancia (posiblemente con el eslogan todo 11-A tiene un 15-A), pero en paralelo debe acometerse seria y decididamente a resolver de forma pragmática, coherente y disciplinada lo económico, sin marginar lo social.

Por último, dejamos planteadas las siguientes ideas complementarias:

  1. a) El Gobierno, con toda su estructura y maquinaria política, viene cohesionando sus fuerzas electorales desde inicio del año 2017 alrededor del Carnet de la Patria.
  2. b) El 01 de octubre de 2016 se generó una fractura en la credibilidad política de la mayoría de los venezolanos, que fue agravada por las contradicciones e incoherencias en el 2017 por parte de los que dicen asumir el liderazgo de la “oposición”.
  3. c) Una cosa es la “oposición” y otra muy diferente los venezolanos “pendejos y majaderos” que nos oponemos a la forma como el modelo político y económico del Gobierno nacional y sus cómplices extranjeros e internos nos ha llevado a esta crisis.
  4. c) Los que están en el Gobierno y los “políticos desgastados” deberían hacernos el favor a los venezolanos de aprovechar estas elecciones presidenciales para darles la oportunidad a otros que vengan con un gobierno sensato, congruente y sentido común.
  5. d) Es una verdad innegable la capacidad del régimen para administrar a su antojo las emociones y acciones de los venezolanos (más de 12 millones con el “Carnet de la Patria”).
  6. e) Siguen existiendo desde hace más de 10 años las mismas circunstancias adversas que han atentado en contra de la transparencia y la credibilidad del proceso electoral.
  7. f) Para el bien del país debe desarraigarse, en todos los estratos y niveles del Estado venezolano, la errada cultura consuetudinaria de quedarse “eternamente” en los cargos de elección, con el vago argumento que “son insustituibles y los únicos que pueden garantizar la gobernabilidad y con ella el orden, la estabilidad, la paz y la tranquilidad”.

(Pedro Morales). Docente Universitario. [email protected]; @tipsaldia

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