Opinión

Spiritual

25 de julio de 2019

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Todo se construye desde la mente bajo la tutela del nivel espiritual y de conciencia. La mente procesa lo que tenemos en el consciente e inconsciente (personal y colectivo) para guiar nuestras decisiones y acciones. Sumándose la interacción antagónica o amigable entre los diferentes tipos y matices de arquetipos, además de los variados símbolos que ellos representan. Puede afirmarse que en el inconsciente del venezolano se tiene muy anclada la noción “tener para ser”. Razón por la cual se le manipula, se le administra sus necesidades deslealmente, e incluso se le induce en su desempeño diario por la “sobrevivencia” a contrariar su sistema de valores.  Al respecto, remitámonos a algunos aspectos referenciales:

I) Es un proceso especulativo de “rapiña” el que se desarrolla en el mercado cambiario paralelo, que en definitiva está carcomiendo las bases y estructuras morales de la sociedad venezolana. Esta situación que implica la destrucción absoluta de la economía venezolana, es producto de la conflictividad absurda e insensata de los sectores políticos (internos y extranjeros) en “eterna” conflictividad irracional,  que prefieren acabar con todo antes que resolver a favor de la población en su conjunto.

II) Lamentablemente, así planteado el escenario, en la era de la “megahiperestanflación” en Venezuela existen las “categorías de poder adquisitivo”. Estas hacen alusión a: los asalariados (poder adquisitivo negativo), los empresarios, los que reciben remesas del exterior, los “bachaqueros”, los contrabandistas y  los que se aprovechan directamente de las políticas económicas efectistas y contradictorias  por parte del Gobierno nacional. Su clasificación se detalla a través del siguiente enlace: https://bit.ly/2ZT0V8Y

III) El modelo del “socialismo del siglo XXI”, al parecer ha incumplido  en esencia con los postulados básicos de la propia teoría marxista, como en lo que refiere por ejemplo a depender del auge del sistema capitalista mundial  o que el  valor de la fuerza de trabajo no se compagina con el “trabajo socialmente necesario para producir un valor de uso cualquiera en las condiciones normales de producción vigentes”, lo que repercute negativamente para que la plusvalía generada  haya sido “expropiada” por agentes ajenos al sistema productivo.

Al imposibilitarse cubrir plena y satisfactoriamente el primer nivel de la pirámide de  necesidades de Maslow (1943), tal el caso de la mayoría de los venezolanos, a los que se les dificulta consumir los nutrientes mínimos requeridos diariamente o que enfermarse es prácticamente  una sentencia de fatalidad, esto por la falta de acceso a medicinas o atención médica efectiva y solidaria,  puede resultar incongruente y contradictorio (para algunos)  el formular argumentos a favor de la espiritualidad: concebida esta como un nivel alto de conciencia donde lo material pasa a un segundo plano en contraparte de favorecer lo intangible, la riqueza de la dualidad humana y la unidad del ser integral.

Sin embargo, las enseñanzas ancestrales provenientes de diferentes fuentes doctrinarias, ideológicas, filosóficas, etc., y de recientes hallazgos científicos en el ámbito de la neurociencia, permiten fortalecer la concepción de una economía espiritual o “spiritual” (sustentada en parte por la “neuroespiritualidad”) puesta al verdadero servicio de cultivar  la interioridad, la conciencia, la empatía y la sabiduría: “¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?” (1 Corintios 3:16).  Y para el caso venezolano, más vigentes, urgentes y pertinentes. Hagamos mención a tres de ellas:

a) “Pater noster, qui es in caelis, sanctificetur nomen tuum. Adveniat regnum tuum. Fiat voluntas tua, sicut in caelo et in terra. Panem nostrum quotidianum da nobis hodie, et dimitte nobis debita nostra sicut et nos dimittimus debitoribus nostris. Et ne nos inducas in tentationem, sed libera nos a malo. Amén”.

b) Las cuatro “leyes de la espiritualidad hindúes”: i) La persona que llega es la persona correcta; ii) Lo que sucede es la única cosa que podía haber sucedido; iii) En cualquier momento que comiences es el momento correcto; iv) Cuando algo termina, termina.

c) El “Código de Rectas Relaciones”: i) Sinceridad; ii) Resaltar lo positivo de los demás; iii) No ser cómplices de rumores y murmuraciones; iv) Descartar los bajos niveles de conciencia: ira, venganza, discordia, etc.; vi)  No derrochar recursos; vii) Evitar las  comparaciones y valorar todas las cosas y momentos; vii)  Respetar toda forma y estilo de vida; viii) Desarraigar cualquier pensamiento y acción contrarios a la paz; ix) Hacer lo que tiene que hacerse.

Finalmente, “La espiritualidad suele relacionarse con la liberación del alma atrapada o dominada por lo material”, y además, “el agua que es demasiado pura no tiene peces”, por lo que con más razón  “piensa, razona y cuando lo hayas hecho, de manera emotiva y espiritual actúa”. En síntesis: “aprender a construir el propio camino de conocimiento y descubrir que el mejor maestro se encuentra en nuestro interior” (Sangharakshita, 1999)

Fuente: “Perspectiva Económica y Académica Contemporánea”. UNET. Años: 2018-2019. Docente Universitario. [email protected]; @tipsaldia|

Pedro Morales

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