Fredy Contreras Rodríguez
La operación militar rusa en Ucrania y la cruenta desgracia que produce en su pueblo con la estela de muerte, migración forzada y destrucción, y la reacción de la llamada “comunidad internacional” agrupada en la ONU, una vez más exponen y dejan al descubierto de la sociedad mundial el miserable rasero ideológico y la doble moral que frente al hecho aplican los poderes mundiales, cuya expresión mediática planetaria, al estilo de la industria cinematográfica de Hollywood, se explana en divulgar en blanco y negro un relato de buenos y malos, de manera que los buenos son el gobierno ucraniano y el payaso que lo dirige, puesto en 2014 por el golpe de Estado financiado y promovido por EE.UU. y la UE, y los grupos nazis de exterminio racial al servicio del gobierno ucraniano, y los malos, el ejército interventor ruso.
En este episodio bélico de nuevo la mentira, la desinformación, la posverdad, vuelven a ser las herramientas predilectas del sistema mundo hegemonizado por EE.UU., para crear las circunstancias políticas y económicas favorables al uso del mercado que potencia el conglomerado industrial-militar norteamericano y europeo, produciendo colosales ganancias, pues la guerra escenificada en Ucrania es otra de las recurrentes operaciones que hace la industria militar mundial para impulsar sus ingresos.
La guerra es un negocio, un macabro modo de activación económica de las grandes potencias para estimular sus circuitos de producción de “bienes”, cuyo uso y destino es la liquidación sistemática de la humanidad. Ayer fue la guerra en Yemen y Siria; antes Libia e Irak, y retrocediendo en el tiempo, Afganistán y mucho más atrás Vietnam, sin dejar de recordar las intervenciones militares en toda América Latina y África, practicadas impunemente por los EE.UU. en pandilla con la genuflexa, rapaz y taimada Europa, cuyo desiderátum final es el expolio, el robo y el pillaje de los recursos que poseen, en nombre de la democracia y la libertad.
Evidentemente, en el episodio Ucrania aparecen otros factores y elementos que deben ser considerados y el principal de ellos tiene que ver con el derrumbe de la hegemonía geopolítica unilateral de los EE.UU. -el “fin de la historia” de Fukuyama- frente al superior poder bélico que Rusia está demostrando a la vista de todos; razón suficiente para que haya un reacomodo geopolítico, un nuevo equilibrio entre las potencias mundiales que abra paso a la multipolaridad y se desarrolle una dinámica internacional nueva, respetuosa de los principios universales del Derecho Internacional Público, que atenúe el garrote gringo y sus afanes hegemónicos, abriendo paso y espacios a los nuevos polos y factores del poder mundial que son Rusia, China, Irán. y abriendo la posibilidad de “sacudida” de la Unión Europea para independizarse del tutelaje norteamericano, practicando una política internacional liberada de la férula que le aplican la Casa Blanca y el Pentágono.
*Ingeniero industrial. Agricultor urbano