No importa el orden en que aborde los factores, al fin y al cabo, la locura es la misma. A ver: En lo político, Venezuela se debate en una lucha por el poder. No hay duda. Según los acontecimientos, las penurias del soberano importan un rábano. Al parecer, las leyes no son necesarias para la toma de decisiones del régimen. Es válido recordar la carta debajo de la manga de Maduro, según la cual “convoca” a una fraudulenta asamblea nacional constituyente (lean el art. 347 constitucional) dizque para alcanzar la paz. Anterior a esa jugada, el CNE estaba en deuda con unas elecciones para elegir gobernadores. Prefirió unirse a la petición de Maduro. Me imagino que sabían de la lluvia que vendría: sanciones internacionales sobre algunos personeros que ocupan el poder. Estaba cantado. No fue contra la sufrida nación venezolana. Obvio que tiene sus efectos. La oposición le sigue el juego político al régimen con otra carta bajo la manga de Nicolás: “el diálogo”. Y ahí están enlazados. Esperando que llegue el 2018 para elecciones presidenciales. Como decía mi padre Andrés: “la misma barca cruzando el río”. El régimen se monta sobre el espinazo de la constituyente de Maduro. “Ella es plenipotenciaria”, arguyen los de la cúpula. En efecto: asume todos los poderes sin importar que la letra de nuestra Constitución está vigente. Inhabilita, sanciona, dicta leyes, decretos, resoluciones, es decir, se convierte en Asamblea Nacional. Hace y deshace, menos para lo que reza el 347: redactar una nueva Carta Magna. La oposición acepta a la presidenta de esta ANC para que esté presente en el “diálogo”.
En lo social,la situación no es menos alentadora. Es peor. Nos encontramos con un panorama aterrador. La pobreza ha ido en crecimiento progresivo. Veamos los llamados “cinturones de ranchos” en las faldas de los cerros y colinas. La delincuencia se ha establecido en todos los rincones del país. La educación va en retroceso. Las aulas se quedan vacías por la migración de docentes buscando otras opciones. Aunque la Sra. Delcy Rodríguez diga, sin mirarnos a los ojos, que los niños venezolanos “comen tres veces al día”, éstos andan en las calles ganándose la vida cuidando y lavando carros, haciendo maromas en los semáforos, vendiendo verduras en los mercados populares. En fin, trastocados en su dignidad. Lean lo que argumenta Zambrano, J.: “…es necesario analizar con mayor profundidad problemas sociales, como el desempleo, el subempleo, la marginalidad, la seguridad social, la seguridad personal, la delincuencia, la drogadicción, la prostitución, etc.” (www.eltelegrafo.com.ec).
Al revisar el factor económico, el dolor de cabeza no nos deja dormir. Vale la pena detenernos en las políticas incoherentes que el régimen ha adoptado en los últimos meses. Tenemos por ejemplo los aumentos del salario mínimo. Todos los especialistas en economía, sin excepción, señalan que es un gravísimo error del régimen aplicar esta medida si previamente no hay estrategias viables. Igual sucede con el control de precios. Un verdadero disparate. Veamos lo que ocurre cuando se anuncia el “control” de algunos productos de consumo: desaparecen del mapa. Su costo se eleva en el “mercado negro”. Pareciera que al régimen le interesa el desabastecimiento, la escasez, la anarquía, el caos pues. Y la culpa: “guerra económica”. Me adoso a lo que señala BBC Mundo: “…son tantas las aristas del enredo económico que a veces resulta difícil entender qué es lo que está pasando” (www.diariolavoz.net). Una locura pues. Se abre el debate.
(Alfredo Monsalve López)
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