Aunque la espera del usuario se ha tenido que extender un poco más, el transporte público en San Cristóbal intenta mantener su operatividad, pese a la escasez de gasoil, que ha obligado a muchas unidades a parar, mientras otras limitan el número de sus viajes diarios.
Según reportaron los conductores encuestados en el centro, se hace todo el esfuerzo para que el horario de trabajo se cumpla, hasta las 6:00 de la tarde, pero muchos han preferido ya ir guardando un poco después del mediodía, para rendir el combustible.
El lunes, por línea se abasteció de gasoil entre 5 y 6 unidades, mientras las demás se defendían con los 70 litros que pudieron comprar desde el 30 de diciembre. El problema está –afirmaron los conductores- en que esta semana no se sabe con seguridad si continuará el despacho, y menos si recomenzará en la próxima jornada flexible.
—El combustible está escaso —aseveró José Angel Carrillo, conductor de la línea Rómulo Gallegos— y así no se puede trabajar como se hace normalmente; si antes se hacías 4 o 5 viajes, ahora se harán dos. El lunes pasado apenas les echaron como a 5 busetas y en esta línea hay como 80. ¿Y cuándo para el resto? ¿Y hasta cuándo les va a durar a los que tuvieron más suerte? La situación está fuerte. Hemos perdido la estadía en colas en la noche para llenar el tanque, porque nos dicen que no hay.
Con relación al flujo de pasajeros, algunos buseteros no se mostraron muy conformes y consideran que ha estado flojo, mientras que otros lo ven normal, para ser principio de año, con las actividades comerciales y administrativas en un nivel muy bajo. De hecho, este factor, ya al cerrar de la tarde, puede determinar que muchas unidades se guarden y ahorren combustible
Si bien unos pudieron abastecerse el día lunes, apenas les correspondió a 4 o 5 busetas, mientras las otras todavía intentan que para esta semana les dure lo que pudieron abastecer por última vez, el 30 de diciembre. Si la situación se complica para el transporte urbano, algo más crítico resulta para el transporte suburbano, que ingresa a San Cristóbal, cuyas unidades apenas hacen al día un viaje de ida y otro de vuelta, lo que ocasiona, de paso, un sobrecupo al interior de las unidades que atenta contra las previsiones sanitarias frente al covid-19.
—A la larga, si esto sigue así –continuó Carrillo-, el que va a sufrir es el usuario, pues si actualmente no lo está sintiendo, más adelante percibirá el paro. No es solo el problema del combustible, hacen falta muchas cosas, pues no consideramos que no estamos ganando lo suficiente para cubrir un costo de la vida, que no lo para nadie, y el mantenimiento del vehículo, con repuestos que en dólares y en pesos no tienen control.
Freddy Omar Durán