Estamos plenos. Medio siglo de la existencia de nuestro gran Diario La Nación, dice de la entrega que han hecho, quienes han traspasado el umbral de su recinto, física o virtualmente. Medio siglo que hará del otro medio, una mejor civilización tachirense- mundial por la influencia de su valía moral, científica, y que con los sorprendentes cambios digitales- tecnológicos, y el asumir del talento humano a su servicio, resultara en un ingenioso diario de última generación., que se vivificara en faz física para ocasiones especiales o que se sabe si se verá de nuevo la tirada en papel, como en estos 50 años transcurridos.
A los 50 años en líneas generales, en otras instancias y con un común denominador, hay eventos significativos muy importantes, basta mirar por ejemplo dentro de nosotros mismos, en el humano, así, la mirada se hace más luminosa, dado los motivos; el paso más seguro, dimensionado en la perspectiva del cálculo, la brillantez del pensar y actuar, reverdece las ilusiones, la novedad de relevos entusiasma, se siente el placer y el orgullo de los legados , se prepara la mesa, para brindar y compartir la alegría de los éxitos, también se anhela, se añoran perdidas y vivencias. Se evalúan los no logros, se comenta, se siente como en estos tiempos borrascosos venezolanos, el padecer nacional de la amada tierra, a la vez que rogando al creador el pronto disipe de tan terrible agonía.
A los 50 años se vive otra vez el día del lejano nacimiento, para empezar de nuevo, con un llanto de nuevo parto.
Amado diario, amados lectores, amados todos. Salud. Bendiciones.
(Omaira Fidelina Delgado Paredes)