«La desolación aún reina en frontera»: Isabel Castillo
17 de abril de 2024
Nancy Porras
La doctora Consuelo Labrador, nefróloga que labora en el Hospital Central de San Cristóbal, estimó que en el Táchira cerca de 350 pacientes están recibiendo diálisis, pero solo el 10 % califica para ser trasplantado, es decir, unos 30 pacientes.
Los pacientes clasificados para un trasplante de determinado órgano ven agotarse sus esperanzas de vivir.
La mayoría necesita un riñón. Todos están cabizbajos. Sienten que están condenados a depender de una máquina y a rogar no complicarse para mantenerse distantes de la muerte.
En Venezuela aún no hay un programa que se encargue de hacer entender la importancia de donar un órgano. Tampoco hay insumos, medicamentos, infraestructura, en los centros de salud. Es todo un panorama incierto, que se hace acompañar del déficit de personal especializado.
Este país cumplió cuatro años sin hacer trasplantes de órganos de donantes fallecidos, e igual tiempo lleva paralizado el Sistema de Procura de Órganos y Tejidos (SPOT), un plan que daba confianza.
Katherine Martínez, directora de la onegé Prepara Familia, recordó que a finales de mayo del año 2017 informó que la Fundación Venezolana de Donaciones y Trasplantes de Órganos, Tejidos y Células (Fundavene) suspendería el trabajo temporalmente por la escasez de medicamentos inmunosupresores de inducción en el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS), aplazamiento que estimaron duraría dos meses; sin embargo, se prolongó en el tiempo.
Esta suspensión del Programa de Procura de Órganos ha generado un impacto muy grave en la población que necesita de un trasplante para recuperar su salud, su calidad de vida, en especial los niños.
Situación que se repite en el Táchira
La doctora Consuelo Labrador, nefróloga que labora en el Hospital Central de San Cristóbal, estimó que en el Táchira cerca de 350 pacientes reciben diálisis, pero solo el 10 % califica para ser trasplantado, es decir, unas 30 personas.
Ellos tienen mucho tiempo esperando. La mayoría no logra esperar demasiado y muere. “Los pacientes que tienen oportunidad se van a Colombia, porque en Venezuela es muy difícil y solo lo hace una parte de los centros de salud privados”, dijo.
—Ser sometido a este procedimiento es sumamente costoso. A ciencia cierta, no se sabe en cuánto puede salir, pero es casi imposible pensar en esta posibilidad que mejoraría de manera importante la calidad de vida del paciente— sostuvo Labrador.
Mientras tanto, los pacientes siguen haciéndose la diálisis en el espacio del centro asistencial, donde el techo se encuentra dañado. “Este ambiente es horrible”, nada apto para los pacientes, ni para los trabajadores, expresó uno de los familiares.
Panorama nada alentador
Durante estos cuatro años, ningún hospital del país ha contado con una total operatividad de estos servicios. Este hecho ha sido denunciado por Médicos Unidos de Venezuela, y más desde que inició la pandemia.
“Para reactivar el SPOT, lo primero que se debe hacer es adquirir los medicamentos y dotar a los hospitales, pues de lo contrario sería una irresponsabilidad abrir las unidades de trasplante”, argumentan los especialistas.
En el Hospital Militar de Caracas se retomaron los trasplantes renales con donante vivo en el año 2020. Sin embargo, estos no se hacen con tanta frecuencia, como los que se realizaban con el SPOT, y la donación de pacientes fallecidos.
Otro obstáculo que hace complejo este tipo de trasplante es la ausencia de servicios de laboratorio e imagenología, lo que obliga a los pacientes a hacer parte de sus exámenes preoperatorios en clínicas privadas.
Tampoco les garantizan los inmunosupresores de inducción, por lo que se deben adquirir con antelación. En Venezuela, estos medicamentos tienen un costo que va de 350 a 1.500 dólares, cada uno.
Pacientes en diálisis indefinida
80 % de los trasplantes de órganos que se hacían en Venezuela eran renales. La suspensión de estos programas ha obligado a las personas con enfermedad renal crónica a mantenerse en diálisis de forma indefinida.
En el hospital del Seguro Social, Patrocinio Peñuela Ruiz, la jefa de la Unidad de Nefrología, Eddy Luz, explicó que cuentan con una Unidad de Diálisis, la cual tiene 18 máquinas y están funcionando relativamente todas.
A veces tienen “algún problemita”, porque son máquinas de una generación antigua y requieren cambios de unos filtros, que se reemplazan en determinado tiempo, pero están operativas.
Tienen el equipo que filtra el agua para entrar a las máquinas, y se manejan pacientes que no tienen accesos vasculares, y la alternativa debe ser el trasplante, aseveró.
Muchos pacientes jóvenes
“Hay bastantes pacientes jóvenes. Se atiende una niña en diálisis peritoneal, que desde hace muchos años se aplica entre procedimiento. Hoy tiene 25 años. Está desde los 12 años en diálisis. Requiere trasplante porque no tiene acceso vascular, ahorita está en diálisis peritoneal, que se hace en el abdomen, pero si se le daña el peritoneo, se daña todo”, sentenció la nefróloga.
También tienen una niña de ocho años. Estaba en diálisis peritoneal, presenta una enfermedad renal crónica. “Necesita el trasplante con urgencia, aunque todos necesitan este procedimiento”.
—Se tiene gente muy joven -aseveró-, personas de 25, 30, 35 años, y en otras unidades hay muchachitos de 20. La mayoría ha perdido sus funciones por causas inmunológicas, pero la causa principal es la diabetes y la hipertensión arterial.
De los 32 pacientes que se tienen, por lo menos 16 requieren trasplante, porque los demás son muy “abuelitos”.
Esperanzas de un trasplante
El IVSS debe garantizar un suministro regular y constante de inmunosupresores, de uso diario, porque los pacientes trasplantados deben tomarlos de por vida, si de verdad se plantea reactivar el programa de trasplante.
También se debe tomar en cuenta la convocatoria del personal especializado: cirujanos de trasplante, enfermeros especializados en trasplante y procuradores de órganos, nefrólogos, hepatólogos, oftalmólogos, cardiólogos y gastroenterólogos.
Un poco de historia
Hasta mediados de 2014, la Organización Nacional de Trasplantes (ONTV) fue la ejecutora del Sistema de Procura de Órganos para Trasplante (SPOT); sin embargo, a partir del año 2014 el Ministerio de Salud suspendió sus funciones y creó la Fundación Venezolana de Donaciones y Trasplantes de Órganos, Tejidos y Células (Fundavene). Desde entonces, se inició una caída en el número de trasplantes.
La ONTV ha estimado que en el caso de las personas que presentan enfermedades renales, en condición de ser trasplantadas, han perdido en estos cuatro años 960 oportunidades de restituir su buena salud y calidad de vida, de las cuales 150 pudieron ser para niños, niñas y adolescentes, siempre considerados prioritarios, para evitarles complicaciones inherentes a la enfermedad renal crónica y, además, para garantizarles el acceso a la salud, como prioridad absoluta.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Inmunosupresores, 98 % de los pacientes trasplantados presentan complicaciones médicas cada vez que su tratamiento postrasplante no está disponible en el país.
En el Hospital J.M de los Ríos, la situación de los pacientes a la espera de trasplante es crítica. Padres denunciaron que un grupo de 20 niños, con diversas patologías de la sangre, requerían con urgencia de un trasplante de médula ósea.
Todos por un trasplante
Hoy día, en la Unidad de Nefrología del Seguro Social en el Táchira hay muchos pacientes, provenientes de Apure, Guasdualito, El Nula, entre ellos un abuelo de 81 años. “Él no concursa para trasplante, por la edad, y es de El Nula. Como viene de lejos, tiene que hacer muchos sacrificios”, dijo la doctora Eddy Luz Angulo.
Hay muchos pacientes que cuentan con familiares en Colombia, tienen cómo conseguir los papeles del país vecino, “y entonces están haciendo la vuelta” por este país para trasplantarse, contó la doctora.
Hablar de la cifra de cuánto vale un trasplante no se puede decir, porque varía mucho, por el dólar, y solo lo hacen los centros privados, como Clínicas Caracas, Santa Sofía, pero los públicos no. El último trasplante público se hizo en el Hospital Militar Carlos Arvelos, fue con donante vivo, porque de donante de cadáver se tiene tiempo sin conocer la lista de trasplante.
Con la paralización del sistema de procura de órganos, y la mayoría de los centros de trasplante cerrados o inoperativos, los pacientes solo tienen la alternativa de trasplantarse en una clínica privada, donde este complejo procedimiento tiene un costo elevado que resulta inaccesible para muchos venezolanos.
Mucho dinero
La factura de costos hospitalarios y atención médica de un trasplante de riñón, en Caracas, oscila entre 16.000 y 25.000 dólares.
Un trasplante de hígado es más costoso, puede variar entre 60.000 y 80.000 dólares, o alcanzar hasta los 100.000 dólares, en casos muy complejos.
En los primeros seis meses de 2017, el número de trasplantes de riñón a partir de donante fallecido se redujo a un total de nueve. No se han publicado cifras oficiales relacionadas con la actividad de trasplante en Venezuela desde la suspensión de la procura de órganos.
Milaure no se rinde…
Milaure Mendoza atravesaba este viernes, 8 de octubre, a las nueve de la mañana, el puente internacional Simón Bolívar -donde ya quitaron los contenedores que limitaban el libre paso-, para hacerse la diálisis en Cúcuta.
Tiene 30 años. No se rinde en la opción de vida, de conseguir un trasplante. Luego de parir a su hija, hoy de siete años, comenzó a tener problemas de hipertensión.
Está en la espera de que la llamen de Caracas, por el Hospital Militar. Está cansada de meter tantos papeles y por ello buscó la alternativa de tratarse por Cúcuta.
“Busco cumplir con todo el proceso para intentar conseguir el trasplante en Colombia”, acotó.
La diálisis se la hacen gratis. Logró sacar los papeles colombianos y puede entonces disfrutar de este beneficio y se incorporó al sistema de salud del vecino país.
Tiene cuatro años dializándose y asegura que “es urgente conseguir un trasplante, porque con el tiempo, la salud se va deteriorando mucho”.
Pide que reanuden el programa de trasplante de órganos en Venezuela, para que así todos los pacientes tengan la esperanza de contar con un riñón.
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