Regional

Amigos de la vida aguardaban en la casa vacía de Marina Carreño

9 de noviembre de 2020

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Norma Pérez M.

Texto y fotos

En medio del lodo que salía raudales desde portales y pasillos hasta la calle, los vecinos de Marina Carreño y Mayra Pérez Carreño hacían guardia frente a la vivienda devastada. Algunos traspasaban el umbral cuidando de no tropezar con los escombros.

A otros, se les escapaba una lágrima al recordar a las dos personas amables y sencillas que habitaron en este hogar, ahora triste y solitario. Los amigos que compartieron penurias y alegrías durante años, traían a colación anécdotas que hicieran sentir la presencia de las ausentes.

Por un hueco de las paredes destruidas, el río seguía su curso como silencioso e indiferente testigo de la huella de destrucción que dejaron sus aguas en este populoso sector del municipio Junín.

Afuera el sol resplandecía con intensidad, en un intento de negar la trágica noche del sábado 7 de noviembre. Acontecimiento imposible de olvidar.

“Acudimos a ayudarlos”

Héctor Rincón vive en Los Corredores de la Palmita, un sector declarado patrimonio arquitectónico del municipio Junín. Desde hace diez años reside allí con sus padres, y fue protagonista de la terrible experiencia de ver cómo el río tan familiar en este paisaje, se desbordaba e irrumpía en sus casas.

“Eran aproximadamente las once y media de la noche cuando escuchamos gritos y el río estaba desbordándose. La nieta de la señora Marina me llamó y salí a buscar a los vecinos para ayudarlos; pero la puerta de entrada estaba trancada, pues estaban durmiendo. Entre todos la tumbamos y también la reja, así pudimos rescatar a tres menores de edad, y a dos adultos.

Lamentablemente la señora Marina y su hija no pudieron salir porque el río tumbó tres paredes, el agua llegó con mucha presión y acabó con toda la casa. Cuando entramos ellas ya no estaban.

“La señora Marina y la doctora Mayra eran dos personas muy apreciadas en la comunidad, yo las conocía desde niño y siempre fuimos muy cercanos. Ella vendía pasteles pero después enfermó, solo le funcionaba un pulmón y no pudo continuar. Era muy unida con su hija, quien trabajaba en el CDI. Dos personas muy estimadas a las que vamos a extrañar”.

“Estamos muy tristes”

Con 69 años de edad, Liria Leal siempre ha vivido en el barrio La Palmita. Estaba dentro de la casa vacía recordando a la amiga con la que compartió muchas vivencias, sin poder contener las lágrimas y con la voz entrecortada:

“Ella era una bella persona, vendía sus pastelitos, buscando sus ingresos. Sus hijos la cuidaban mucho por la pandemia, le decían que no saliera. Estamos muy tristes, esto es muy duro para todos nosotros”.

Aún cuando el agua inundó su casa, no fue muy grave la situación, pero son muchos sus vecinos y amigos afectados: “Aquí en La Palmita ni nos miran, solo nos recuerdan en elecciones. Ahora esperamos que atiendan esta situación tan difícil que padecemos y donde perdimos a dos personas muy queridas”.

Junto a Liria Leal estaba Franklin Hinojosa, de 74 años y muy orgulloso de habitar en el sector toda su vida. Él es otro amigo de la familia Pérez Carreño: “La señora Marina fue una persona muy trabajadora, que levantó a sus hijos con sacrificio, pero los sacó adelante. Era muy dedicada a su familia. En esta tragedia también perdió la vida su hija, la doctora Mayra, una joven emprendedora a quien siempre recordaremos con cariño”.

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Sentido homenaje

A pesar del barro que hacía resbalar, de los escombros y del peligro de las paredes a punto de caer, los vecinos y amigos continuaron con su doloroso tránsito dentro de la casa.

Con sus miradas, sus recuerdos de momentos pasados, con su afecto, trajeron al presente el hogar humilde de sus vecinas como lo conocieron, con sus muebles, sus cuadros en las paredes, y el regocijo familiar. Esta vez, quisieron con su presencia hacer un sentido homenaje. Ellos, los amigos de la vida.