Regional
Aprovechan abastos comunitarios las oportunidades en la cuarentena
29 de junio de 2020
Con una cuarentena en altas y bajas de severidad, las bodegas de barrio han cobrado un inusitado protagonismo, muchas de las cuales, en vez de aprovecharse de la circunstancia, tratan de demostrar que no hay necesidad de arriesgarse a la aventura de ir a las principales zonas mercales de San Cristóbal para conseguir precios justos
Freddy Omar Durán
Con precios de los kilos de verduras, esta semana, entre los 70 mil y los 150 mil bolívares, y de la carne de res alrededor de los 650 mil el kilo, dependiendo de la calidad del corte, y el pollo en alrededor de 450 mil el kilo, una canasta de estos productos cuesta o equivale en valor y calidad al que se puede adquirir en Los Pequeños Comerciantes, La Ermita, así como Dimo o la Villa de los Buhoneros, los fines de semana.
Si bien no se puede negar que en los “grandes establecimientos” las ofertas no faltan, y pueden hacer rendir el bolsillo de los buenos buscadores, hoy en día, cuando muchas poblaciones del estado han estado relativamente incomunicadas, la alternativa del vecino emprendedor nos puede evitar largas travesías, en las cuales incluso podemos exponer nuestra salud.
Y eso es así, en parte por el incremento de estos puestos, que van desde la informalidad de improvisados toldos hasta la formalidad de los negocios que cumplen con los requerimientos fiscales y legales. Esta proliferación ha sido un fenómeno característico de esta cuarentena, aceptada por quienes no están dispuestos a “dormirse” cuando muchos puestos de empleo y formas de subsistencia se han cerrado, y prácticamente lo permitido es la venta de productos alimenticios.
Este fenómeno ya se venía gestando desde antes de la cuarentena, en plena crisis económica, con el objetivo esencial en muchos hogares de hacerse de un ingreso en pesos. De ese propósito no se ha desistido; no obstante, con una frontera más férreamente vedada, estas semanas se ha complicado. De hecho, así como pequeños abastos han surgido, otros han cerrado, porque las ventas han estado duras, en la opinión de muchos comerciantes encuestados, y también porque no hay mucho dinero para abastecerse, o no hay transporte para movilizar la mercancía por la falta de gasolina.
Esta semana, tener un punto ha sido clave para el sostenimiento de muchos negocios, y si bien ganar en pesos, y si es posible en dólares, da sentido y propósito a los emprendimientos, ahora lo más importante ha sido que la mermada clientela no se dé a la fuga por solo tener como forma de pago la tarjeta débito. En otras palabras, tener o no tener punto, así sea para obtener devaluada moneda local, marca la diferencia entre sobrevivir y no sobrevivir, y se lucha por acceder a uno prestado a algún vecino, alquilado, o difícilmente comprado, en vista de que el valor del mismo se ha elevado a cantidades exorbitantes.
Para y por la comunidad
Jhona García, en plena cuarentena ha iniciado en Zorca su negocio de verduras y no ha sido la única en la zona.
—Realmente -indica García- nos hemos dedicado a esto por la situación económica, y para ayudarnos, y para nadie es un secreto que lo poco que agarramos en dinero es para comer, y como lo que se está vendiendo son alimentos, pues así nos ayudamos a nosotros y a la comunidad. Realmente no estamos dando unos precios elevados y, gracias a Dios, esta semana ha estado movidito.
Por supuesto, es un negocio que no se puede iniciar sin capital, y debe ser en divisa extranjera, pues en ella cobran los proveedores
—Lo más complicado para levantar un negocio así es conseguir el dinero. Afortunadamente, con la ayuda de un hermano y una hermana que está en Medellín, hemos reunido un pequeño capital para comprar al por mayor víveres y verduras. Tampoco es que con esto nos vamos a enriquecer, además que debemos pagar arriendo, ni siquiera para comprar un par de zapatos o una muda de ropa.
La competencia se ha asumido en una especie de pacto de caballeros, en una solidaridad por la supervivencia; incluso muchos se apoyan prestando el punto.
—Hay muchos negocios y afortunadamente no hemos tenido problemas con ninguno; entre nosotros mismos nos hemos ayudado para mantenernos en un nivel de precios. No se puede negar que en esta situación hay gente que se ha tenido que comer sus ganancias, e incluso sus productos, porque no hay manera de seguir adelante.