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28 de abril de 2024
En horas de la noche o poco antes del amanecer, los chillidos de los llamados «monos tití» suelen escucharse en algunos sectores de San Rafael de El Piñal, capital del municipio Fernández Feo. El epicentro de estos sonidos agudos se ubica en la zona boscosa que se extiende en la parte posterior de la Escuela Inés Labrador de Lara; iniciándose en la urbanización Renato Laporta, en el llamado bosque de pinos, y bajando en dirección a la urbanización Morichitos.
Pero esos gritos, que años atrás eran utilizados por las madres para asustar a sus hijos por no hacer caso, atribuyéndoselos a La Sayona, pudieran extinguirse antes de lo esperado, de seguirse perturbando el ecosistema de esta especie, en una desenfrenada carrera antiecológica que viene agudizándose con el paso de los años en el sur del Táchira.
La crisis socioeconómica, según estiman algunos vecinos, les ha puesto el hacha en la mano a los que solo piensan en satisfacer una necesidad inmediata, como es obtener leña para cocinar o deforestar para sembrar, sin importarles el enorme daño que están ocasionando, no solo a los monos tití, sino a las especies que subsisten en estos bosques del piedemonte andino.
En este cinturón verde categorizado como un pulmón natural de la capital fernandense por el Concejo Municipal de la jurisdicción, y por ende, área protegida, corre el caño Singapur, un hilo de agua que cada vez reduce más su caudal, como consecuencia de la deforestación indiscriminada que acecha sus riberas.
Alonso Tamayo, vecino del sector y quien promueve el turismo ecológico en la localidad, indica que, en efecto, es uno de los anillos vegetales más afectados, no solo con la tala que ha avanzado bosque adentro, sino que, además, porque algunos arrojan allí desechos sólidos, como restos de electrodomésticos.
«Es lamentable lo que ocurre en esta franja de bosque del municipio. Causa desasosiego observar cómo se está desforestando, de manera indiscriminada, y pasarán muchos años para resarcir la situación y podamos ver de nuevo esos árboles de pie».
Asimismo, subraya que con estas acciones se atenta contra la fauna del lugar, en donde, además de los monos tití, cohabitan otras especies como mariposas, aves, reptiles y arácnidos.
«Todos sabemos que estos animales viven en armonía con la flora y si les vamos destruyendo su capa vegetal, de manera progresiva, o buscan otros ambientes o perecerán. Ante este panorama, es importante que las autoridades hagan cumplir las leyes, pues se trata de áreas protegidas, a las cuales se les está infligiendo un daño, tal vez irreversible», acota Tamayo.
En peligro caño Singapur
Vecinos de estos sectores alegan, por otra parte, que en el caño Singapur desembocan algunas cloacas de la capital fernandense, por lo que es patente que el afluente hídrico estaría contaminado.
«Recuerdo hace años, cuando ese caño representaba un caudal importante, era limpio y no tenía tanta basura. Ahora, lamentablemente, en muchos casos, lo tienen como aliviadero del sistema de cloacas. Lo correcto sería que se cumplieran las gacetas, donde se plantea que ese espacio natural es una especie de zona de resguardo. Por lo tanto, nadie debería talar árboles, ni usarla como parcela», comenta un vecino que vive cerca de la montaña en cuestión.
Raúl Márquez
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