Regional

Ayuno, oración y limosna son los tres preceptos fundamentales de la conmemoración cristiana

12 de marzo de 2025

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Humberto Contreras

¿Sabes qué es, por qué y cómo se conmemora en estos días la llamada Cuaresma? El Miércoles de Ceniza, hoy hace 8 días, se inició el Tiempo de Cuaresma, según el calendario de la Iglesia católica, pero todavía hay muchos cristianos que no conocen el origen ni la esencia de esta conmemoración tradicional de motivación religiosa.

En términos generales, el nombre deriva del latín “cuadragésima” (cuarenta), y es el período de cuarenta días que antecede a la Semana Santa, es decir “cuadragésimo día”, antes de la Pascua, y de acuerdo con el portal católico Regnum Christi, su significación es que constituye el tiempo del año litúrgico cristiano destinado a la preparación espiritual de la fiesta de la Pascua.

Se trata de seis semanas de purificación e iluminación interna, celebrado por la Iglesia Católica, y algunas evangélicas.

En las Iglesias occidentales que observan la Cuaresma, ésta comienza el Miércoles de Ceniza y termina aproximadamente seis semanas después. Dependiendo de la confesión cristiana y de la costumbre local, la Cuaresma concluye en la tarde del Jueves Santo, con el inicio del triduo pascual (viernes santo, sábado santo y Domingo de Resurrección).

Sin embargo, la observancia del ayuno cuaresmal se mantiene hasta la noche del Sábado Santo.

Celebración de la Cuaresma

El propósito de la Cuaresma es la preparación del creyente para la Pascua a través de la oración, la mortificación de la carne, el arrepentimiento de los pecados, la limosna, la vida sencilla y la abnegación.

La Cuaresma es un momento de reflexión que llama a convertirnos y volver a Dios. Es un tiempo apropiado para purificarnos de las faltas; un tiempo para creer, para recibir a Dios en nuestra vida y permitirle “poner su morada” en nosotros (Juan 14,23), y esta conversión se logra mediante una buena confesión de los pecados.

Ayuno, oración y limosna

El ayuno, la oración y la limosna, tal como los presenta Jesús en su predicación (Mateo 6, 1-18), son las condiciones y la expresión de nuestra conversión. En este tiempo de Cuaresma, acoger y vivir la verdad que se manifestó en Cristo significa ante todo dejarse alcanzar por la palabra de Dios.

En Cuaresma, muchos cristianos se comprometen a ayunar, así como a renunciar a ciertos lujos en imitación del sacrificio de Jesucristo durante su viaje al desierto por 40 días; esto se conoce como el sacrificio de Cuaresma de cada uno. Antes del siglo VI, la Cuaresma se observaba normativamente a través del ayuno, con el permiso de una comida vegetariana después de la puesta del sol.

Practicar el ayuno significa ingerir una sola comida fuerte en el día, mientras que la abstinencia consiste en no comer carne. El ayuno no es solo de ingerir alimentos, sino también de nuestro egoísmo, vanidad, orgullo, odio, pereza, murmuraciones, malos deseos, venganza, ira, envidia, rencor, injusticia, insensibilidad ante las miserias y necesidades del prójimo.

Limosna: No es solo en lo material, sino también, prestar ayuda a quien la necesita, enseñar al que no sabe, dar un buen consejo a quien lo pide, compartir alegrías, repartir sonrisas, ofrecer nuestro perdón a quien nos ha ofendido.

Y en cuanto a la oración: Sin oración, tanto el ayuno como la limosna no se sostendrían; caerían por su propio peso. En la oración, Dios va cambiando nuestro corazón, lo hace más limpio, más comprensivo, más generoso. La oración es generadora de amor e induce a la conversión interior.

El número cuarenta

En principio, el número cuarenta se refiere al número de días que Jesús, así como Moisés y Elías, estuvieron sin comer en sus respectivos ayunos. Aunque en la práctica no son 40 días exactos, en la biblia el número cuatro simboliza el universo material.

Seguido de ceros significa el tiempo de la vida de la tierra, con sus pruebas y dificultades. Por ejemplo: 40 días de diluvio, 40 días de Jesús en el desierto, 40 años de la marcha del pueblo judío por el desierto, 40 años de Moisés y Elías en la montaña y 400 años que duró el pueblo judío en Egipto.

*Fuente: Regnum Christi

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