Presidente Maduro confirma percance que sufrió Delcy Rodríguez en Sucre
2 de julio de 2024
Víctor Matos
Por una cabeza, Cuesta abajo, Volver, El día que me quieras, Adiós muchachos, Mano a mano, Caminito, Sus ojos se cerraron: ¿Le dicen algo estos títulos?
Forman parte del amplísimo repertorio de un artista que fue el símbolo de Latinoamérica en el mundo: el gran Carlos Gardel, “el Morocho del Abasto”, el zorzal criollo que puso el nombre de Argentina en la órbita internacional cultural y musicalmente hablando.
Cantante, compositor, galán de cine, nació el 11 de diciembre de 1890 en Tolouse, Francia. Fue llevado de bebé a Uruguay y luego a Buenos Aires, y murió trágicamente el 24 de junio de 1935 en el aeropuerto de Medellín, Colombia, cuando el avión donde se transportaba se estrelló con otro aparato en plena pista.
Fue el más conocido intérprete del siglo pasado en la historia del tango, y quien logró una repercusión mundial a través de sus grabaciones, de sus presentaciones personales y en el cine que creó la idolatría popular que lo hizo leyenda y convirtió en un mito en su país, así como en Uruguay, Colombia, entre otros, que lo erigieron a símbolo cultural, que aún se mantiene a pesar de los casi 90 años transcurridos de su desaparición física.
Su última gira artística la emprendió el 28 de marzo, visitando Puerto Rico, Venezuela, Aruba, Curazao, Panamá, Cuba, México y Colombia.
De él, reseñó el escritor venezolano Domingo Alberto Rangel en su libro “Entre el Che Guevara y Carlos Gardel”:
“Desde su muerte, la fama de Gardel no ha cesado de crecer. Los sellos disqueros no alcanzan, aún hoy, a satisfacer la demanda que inspira este hombre desconcertante. Hay quien sostiene que el artista coloca tantos discos como Julio Iglesias en sus mejores momentos, lo cual es un milagro luego de tantos años de su desaparición. Sea cierto o no, nadie discutirá un hecho notorio: Carlos Gardel es el único cantante que no ha podido silenciar la muerte”.
“En definitiva, la aureola que envuelve a Gardel es producto de circunstancias muy afortunadas que confluyeron en él. El tango es el único ritmo popular que recoge las dolencias y sintetiza la sensibilidad del hombre común de la América Latina. Manifiesto social y lienzo artístico al mismo tiempo, el tango es voz de la tierra y de los hombres que la habitan… Ningún otro ritmo tuvo en la América Latina tan felices auspicios. Entre el tango y los demás géneros de la música popular, media un abismo de cultura”.
En la película que protagonizó, Luces de Buenos Aires, cantó la mítica melodía “La Cumparsita” del compositor Gerardo Matos Rodríguez, que se volvió un himno de la canción en la tierra gaucha.
Estuvo en Venezuela invitado por Gómez
El gran Carlos Gardel arribó a Venezuela el 26 de abril de 1935 a bordo de una motonave para realizar una gira de doce días, actuando en el Teatro Principal, el Rialto y el hotel Majestic de la capital de la República, actuando luego en Radio Caracas para visitar más tarde Valencia, Cabimas, Maracaibo y acudir a la invitación que le hiciera el presidente Juan Vicente Gómez a Maracay.
El dictador le obsequió entusiasmado por su calidad vocal, diez mil bolívares, los que luego el artista entregó de regalo a los exiliados disidentes venezolanos que se encontraban en Curazao.
Fue de tal trascendencia su permanencia en el país, que muchos años más tarde, el dramaturgo y director de teatro José Ignacio Cabrujas recreó su visita en la obra de su autoría El día que me quieras, protagonizado por Jean Carlos Simancas, como un homenaje a la máxima figura de la canción gaucha de entonces y que hasta la fecha no se olvida.
Un mes después, Gardel moriría trágicamente en Medellín, junto a su gran compositor Alfredo Lepera, el guitarrista Genaro Balbín y su secretario particular Corpas Moreno, en el accidente donde además perecieron en total diecisiete personas, sobreviviendo solo tres de los afectados.
Víctor Matos
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