Regional
Claman damnificados de Campo C soluciones ante colapso de viviendas
31 de mayo de 2025
Freddy Omar Durán
Estamos en temporada de lluvias y los tachirenses que viven en zonas de riesgo, en viviendas que apenas se sostienen en pie, viven con un credo en la boca, pues no se trata del temor de quedarse en calle, que ya prácticamente se ha cumplido, sino que el destino los tome de sorpresa en medio de un colapso total.
Así viven los habitantes de alrededor de cuarenta viviendas –cinco en condición más crítica- del sector Campo C, municipio Capacho Nuevo, tanto las que se ubican sobre la carretera Trasandina como ladera abajo, quienes están conscientes de que como una ola, el potencial desplome de los terrenos vendrá por ellos.
Lo que hoy se ve como marcada rampa, años atrás mantenía cierta horizontalidad, que proporcionó mucha seguridad a quienes en esos lados construyeron. Se ha abierto hasta un profundo declive que va a dar a una cañada, de más de diez metros de profundidad, donde algunos vecinos recuerdan una separación que de un salto se podía cruzar, y que apareció luego de que a las 4 de la mañana los vecinos de Campo C fueron despertados por un gran estruendo.
Sobre la carretera Trasandina, a la altura de Campo C, muy cerca de La Chicharronera, sector que recibió una importante inversión por parte de la Gobernación en la reparación de la vialidad, hay señales de una emergencia que no solo cobra un cariz económico, pues el colapso del tramo es inexorable, comprometiendo a una gran concurrencia vehicular, sino humanitario, en tanto muchas vidas están en riesgo, especialmente personas de la tercera edad, sin mayores recursos para adquirir una nueva propiedad.
Ya los informes han sido muchos, ya las conversaciones con autoridades y subalternos han sido demasiadas, así como los llamados a través de entornos virtuales, a tal punto que un funcionario, luego de enterarse de la situación gracias a uno de varios videos, llegó a decir que estaban “bombardeando” las redes sociales.
Por eso para ellos la gran instancia pendiente por tocarle el corazón sería el gobernador Freddy Bernal, y de ser posible el Legislativo y Ejecutivo nacional.

–Nosotros lo que pedimos al Gobierno nacional es que se aboque a la situación. Queremos la presencia del Gobernador, porque por acá nadie se ha asomado solo Protección Civil— clamó Carolina Rodríguez.
Situación crítica
Recientemente la señora Ana Iris Castro de Duque y su hija realizaron a través de los medios de comunicación, el desesperado clamor por una ayuda de un crédito que les permita la inmediata mudanza; y ahora han tenido que volcar su insistencia en las redes sociales, en tanto el sonido de dos explosiones, propias de las paredes en quiebre, las han alarmado, y la consiguiente constatación de la aparición de nuevas grietas tanto en el suelo como en los muros, cuando no el ensanchamiento de las ya existentes. Eso se ha convertido en motivo de lágrimas y desvelos.
–Nosotros sentimos cada día nuestra casa más hundida. Nos preocupa que no hagan presencia ya, y solo esperen que se caiga todo para actuar. Estamos en situación de riesgo, y esperamos un crédito que nosotros poco a poco iremos pagando— puntualizó la señora Duque.
La situación de su vecino Luis Antonio Rodríguez, cuya propiedad está rodeada por una cinta amarilla de seguridad, se asemeja en su peligrosidad. Este hombre, mecánico de motos, con inmovilidad en sus piernas desde su infancia, ha sido un ejemplo de superación y ha sido muy valorado por la pericia y conocimiento del tema; pero de todos los retos que le ha puesto la vida, y que le ha permitido sostener un hogar cobijo de su hija natural, y otras en adopción, quedarse sin vivienda es uno que encontraría difícil de superar.
Un hombre de 75 años, y 55 dedicados a una profesión que no quiere abandonar ni dejar de enseñar a las nuevas generaciones. A los pocos años una parálisis infantil socavó su cuerpo; pero obligaron el avivamiento de su espíritu. En una de las habitaciones de su vivienda, el resquebrajamiento llega a los cinco centímetros.
–Todavía me siento capacitado para trabajar, por ahí tengo dos “chinos”, colaborándome. ¿Qué motor no conozco en esta vida? Yo tenía clientes fijos, pero ahora cómo hago si ni siquiera pueden pasar las motocicletas al taller. Es el fruto de trabajo de toda una vida, y ya se desmoronó— testimonió Rodríguez.
En la parte baja del barranco que media entre la Trasandina y las casas afectadas se ha abierto una zanja por la que ahora se rezumen las aguas que las recientes lluvias han acarreado.
Al lado, una vivienda desalojada no es más que algunas paredes, y muy cerca se levantan arboles añejos pero muy fuertes, a los cuales la familia Rodríguez rinde agradecimiento, pues de alguna manera se han convertido en el sostén del terreno.

Protección Civil y funcionarios de la Alcaldía de Capacho Nuevo y del Minhvi se han apersonado del caso, y han coincidido que solo procede el desalojo en los casos más graves… “¿Pero a dónde, si apenas hay dinero para la subsistencia?”, se preguntan los damnificados.
Para el observador más desprevenido, el hundimiento del terreno, jalando las casas sobre la carretera, se hace muy evidente. No se ha dado un informe oficial de sus causas, pero se insiste en un mal tratamiento de las aguas servidas y de consumo humano con tuberías y tanquillas arruinadas, que no han bastado para compensar una enorme zanja que se rompió rumbo a la cañada más cercana. Y no es necesario “ver” los daños de alcantarillados, pues los olores dan cuenta de los mismos.
–Desde el 2017 existe la denuncia, pero aquí no nos ayuda nadie. Lo que nosotros hemos hecho es por nosotros mismos, ni ha habido representantes del consejo comunal, ni de la Ubch, ni de la alcaldía. Recientemente donde había campañas políticas, dejábamos cartas y hasta los momentos no hemos recibido respuesta alguna— sostuvo la señora Amanda Serna Paredes