La cifra oficial de nativos del municipio Jáuregui que han retornado al país por el puesto fronterizo de San Antonio del Táchira, es de apenas cuatro, según lo dio a conocer este miércoles el alcalde José Luis Contreras.

Estos gritenses fueron recibidos el pasado martes en el puesto de control del Destacamento 214 de la Guardia Nacional Bolivariana, con sede en el sector La Quinta, donde se les aplicó todo el protocolo sanitario establecido para el abordaje preventivo de contagio por Covid-19.

“Ellos cumplieron en San Antonio la primera fase de 14 días de aislamiento para descartar que fueran portadores del virus; el resultado de las pruebas fue negativo y se les permitió proseguir su viaje de regreso hasta nuestro municipio, donde les hemos recibido y puesto bajo resguardo medico. Como parte del protocolo, deberán cumplir otro período de aislamiento social en sus casas”, explicó Contreras.

El Alcalde descartó por ahora la posibilidad de utilizar las instalaciones del hotel de Montaña, una propiedad del municipio, como albergue temporal de venezolanos que están retornando al país en el marco de la pandemia mundial. Al respecto dijo que “se ha generado una alarma colectiva con este tema, no siendo cierto. Pero en el caso de que fuera necesario hacerlo, ¿qué vamos hacer? ¿Si por lo menos fueran cien jaureguinos que debiéramos traer y hospedar en este lugar para descartar que estuvieran enfermos, no los recibiríamos, los vamos a correr?”, se preguntó.

Dijo no entender cómo en medio de las actuales circunstancias, unos venezolanos estigmatizan a otros. “Se trata de gente nuestra que decidió irse a buscar un mejor destino, y llegó a países donde las cosas no salieron como esperaban, porque en esos países la economía está por encima del ser humano”.

Irresponsables

El Alcalde de Jáuregui volvió a referirse a quienes utilizan los caminos no oficiales para volver a su patria. Aunque no ofreció cifras de cuantas personas lo habrían hecho a la fecha, señaló que se trata de unos irresponsables: “Utilizar las trochas para evadir las alcabalas y no hacerse las pruebas de descarte, es una tremenda irresponsabilidad, porque se pone en riesgo la propia vida, la de su familia y la de toda una comunidad”. [JM]

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