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El bonsái es un arte que transmite paz, armonía y gran tranquilidad

9 de septiembre de 2020

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Marco Aurelio Zambrano Chacón, ingeniero agrónomo, explica algunos detalles sobre esta actividad, que consiste en cultivar en árboles en miniatura mediante la aplicación de técnicas de poda que se desarrollan de acuerdo al tipo de planta y los resultados buscados

Armando Hernández

¿A quién no le llama la atención un árbol en miniatura?, de esos que parecen de juguete, sacados de un paisaje irreal, frágil y al mismo tiempo tan real, que a fuerza de dispensarle cuidados se convierte en parte de uno mismo. La técnica del bonsái permite reducir un árbol gigante y frondoso en una miniatura que reclama nuestra atención y cuidados, tanto así que nos hace recordar la tímida y delicada rosa de El Principito, la famosa novela del escritor y aviador francés Antoine de Saint-Exupéry, porque al tenerlos asumimos una responsabilidad que va mas allá del simple hobby.

Es el bonsái un arte, una actividad que se convierte en algo relajante, generadora de paz, armonía, tranquilidad y frescura, por tratarse de una labor muy sosegada, que nos puede apartar por algún tiempo de las preocupaciones habituales y proteger del estrés generado por tantos problemas que en la actualidad están afectando a los venezolanos.

En toda casa debería haber un bonsái, acota.

Técnica originaria de Japón

Marco Aurelio Zambrano Chacón es un joven ingeniero agrónomo que desde hace algún tiempo se ha dedicado a esta curiosa actividad, tan apasionante para quien la practica, como atractiva para quienes la desconocen, pero le llaman la atención esos árboles enanos, que hay que formar y cuidar. Nos explica que la palabra bonsái es de origen japonés y está compuesta por los vocablos ‘bon’, que significa bandeja, y ‘sai’, que es cultivar. Así se denomina el arte de cultivar en recipientes árboles y plantas, especialmente arbustos, controlando su tamaño de acuerdo a lo deseado.

Asegura que el bonsái depara muchas satisfacciones y beneficios a quienes se ocupan de esta actividad, por la paz y la tranquilidad que de ella se obtiene. Considera que esto se debe a que es una labor apasionante, que se basa en técnicas que se deben aplicar al pie de la letra, un proceso que absorbe, para lograr la supervivencia de la planta y que logre alcanzar las características, tanto en tamaño como en forma, tal y como se ha planificado.

Zambrano revela que el secreto y la actividad del bonsái están centrados en las técnicas de poda y los cuidados que se mantengan durante su aplicación. Hay técnicas para podar hojas, raíces, troncos; y está la de la alambrada, considerada como la más importante, ya que está destinada a moldear la planta.

No todo árbol es adecuado

El joven ingeniero agrónomo nos aclara que no todo árbol es adecuado, y se debe saber elegir un ejemplar, de acuerdo a lo que se desee obtener como producto final. Es preferible utilizar un árbol que tenga la hoja, el fruto y la flora pequeños. Un aguacate o un apamate no sirve, porque tienen las hojas muy grandes, los frutos demasiado grandes, y por más que se les aplique la técnica de la poda, ellos no reducen, contrariamente a lo que ocurre con otras especies, como la denominada “Bella Dama”, originaria de Taiwán, que en la naturaleza tiene hojas de nueve y diez centímetros, y con técnicas de poda adecuadas, llegan a reducir hasta dos milímetros.

El resultado depende de la especie. Las coníferas, que comprenden los pinos, casi todas sirven; los humíferos y otras especies conocidas y autóctonas de Venezuela, como el cují, que es muy bueno, son altamente recomendables. Los fiques también lo son y, más que todo, se debeb utilizar con preferencia las plantas que tienen hojas chicas.

Zambrano Chacón habla sobre la técnica del alambrado, que es muy importante y que consiste en pasar el alambre por las ramas o los troncos. Se utiliza para tensar la rama y lograr un efecto en particular. De esta manera se torna la posición de las ramas, para hacer la estructura del árbol y lograr un efecto. Por ejemplo, que un árbol parezca viejo y antiguo. El alambre, dice luego, se utiliza para moldear. Hay que dejarlo cierto tiempo y eso depende de la especie y del crecimiento, pues como son seres vivos están creciendo constantemente. Llega un momento en que el alambre se clava en el tronco, y cuando eso ocurre es el momento de retirarlo. Cuando se saca el alambre se procede a examinar la rama y si no ha quedado en la posición que uno desea, se repite el alambrarlo por el lado contrario, para corregir y lograr el efecto deseado.

Se definen por tamaño

El bonsái tiene sus medidas y estas van desde los siete centímetros, hasta un metro. En algunos países aceptan un metro veinte y hasta dos metros. En Taiwán y Vietnam ya hay arboles de un metro cincuenta y hasta dos metros, pero en Japón, donde son más rigurosos, porque es el lugar donde nació el árbol como arte, ya están clasificados desde siete centímetros a un metro, y tienen nombre, acota el joven experto en el cultivo del bonsái.

Explica que por debajo de los siete centímetros se le denomina shito; entre 5 y 15 centímetros, mame; menos de 25 centímetros, shohin; chumono es el comprendido entre 30 y 40, y de 40 centímetros hacia arriba se le conoce como omono.

A manera de orientación, dice que el árbol más recomendable para las personas que están empezando es el chisco, porque es muy resistente; el onimero es bueno porque aguanta lo que es sequía. Las trinitarias también soy muy buenas para hacer bonsái, argumenta Zambrano.

El árbol conserva características

La técnica es podar y podar. A partir de que el árbol esté formado, la tendencia es la de podar y mantener el sustrato húmedo. Es como un mantenimiento, puesto que el árbol en ningún momento pierde características, sigue dando su flor y su fruto. No pierde su característica fisiológica.

En cuanto al tiempo necesario para lograr el bonsái, dice que eso depende de cómo se obtenga la planta. Si lo empiezo a sembrar desde semilla, va a tardar entre 30 o 40 años, y si lo obtengo por esquema de ramas, que se pueden cortar y meter en tierra para que enraíce (retoño), puede durar entre cinco y ocho años. Por acodo, que es tomar la rama en un árbol adulto a la cual se le hace un anillo en la corteza, y se le aplica norma enraizante, a los pocos meses ya se obtiene la raíz y como la rama ya tiene un grosor, se está adelantando muchos años. Otra forma de obtener las plantas es colectar directamente de la naturaleza, con técnicas puntuales y se llevan a sitios donde se mantienen en un ambiente de humedad adecuada.

La gente es receptiva

Marco Aurelio Zambrano fue contactado en la carrera 21 de Barrio Obrero, a la altura de la plaza Los Mangos, donde ha instalado su puesto de venta de plantas en bonsái. Sobre el techo y el maletero de su vehículo había colocado su mercancía, que llamaba la atención tanto de peatones como de automovilistas, que se detienen para observar estas singulares obras de arte y preguntar sobre precios y técnicas.

—La receptividad de la gente es buena y está consciente del trabajo y el tiempo que esto amerita, dice. Cuando se les explica cómo se hace todo, aceptan los precios, y tras observar las tarifas, que se mantienen a través de Internet en dólares, se dan cuenta de que uno más bien está pidiendo poco, que tiene precios económicos, accesibles, para que la gente tenga un bonsái.

Está en plaza Los Mangos, los días jueves, viernes y sábado. En Palmira atiende su negocio, Bonsái Jardín Palmira, y en YouTube tiene videos sobre diversos aspectos del bonsái. Está en Instagram como Marco Aurelio Zambrano y Facebook como Marco Aurelio Zambrano Chacón. “En Palmira tengo mi jardín, con mas de 300 árboles, paisajes, montañas: hay mucha variedad, y los precios se fijan en base al tamaño de la planta.