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El fascismo se convirtió en la pesadilla de Europa

5 de mayo de 2025

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Víctor Matos

En el año de 1919, un periodista, director del diario romano “il Popolo d’Italia”, Benito Mussolini, fundó el Partido Fascista Italiano, cuyos integrantes empezaron por la ocupación de fábricas, lo que fuera en corto plazo rechazado por la opinión pública en general, lo que cambió de rumbo y se presentó como el más grande defensor de la propiedad privada.

Para 1920, este líder carismático ya había formado sus escuadrones de seguidores llamados los “camisas negras”, que empezaran a destruir primero a las sedes socialistas del país y disparar un discurso ultra nacionalista que lo llevó al poder y lo llenó de glorias por sus histriónicas posturas y alebrestados discursos.

Ya en 1922 se perfila como un fanático luchador contra el sindicalismo socialista “para garantizar la paz” y como salvador del orden público reflejado a través de la radio y de los afamados para entonces noticieros cinematográficos imponiendo la fuerza para su cumplimiento.

El rey italiano Víctor Manuel III lo convoca a formar gobierno nombrándolo primer ministro, lo que desembocó en el régimen totalitarista que mantuvo hasta su fracaso total.

El fascismo se basó en el nacionalismo extremo italiano orquestado por un Partido Único, anticomunista acérrimo, bajo la conducción caudillista de una autarquía económica, militarista y de violencia contra quienes no seguían sus dictámenes.

Impuso la supresión del pluralismo político controlando además los medios de comunicación y difundiendo una hostigadora campaña de propaganda a través de los diarios confiscados y de las emisoras de radio.

Sus métodos, marcados por una demagogia jamás vista para entonces, forjó el entusiasmo de otro dictador, su vecino Adolf Hitler, que adoptó casi en su totalidad tal doctrina.

A la par, Mussolini instaló una educación ideologizada desde las escuelas primarias, una especie de corporativismo y la anulación inmediata de los movimientos sindicales.

Benito Mussolini tuvo un ascenso impresionante por su demagógico discurso y una caída estrepitosa que no le dio oportunidad de seguir con sus consignas, pero dejó el almíbar del fascismo tanto a la después derrotada Alemania, sino igualmente en la dictadura de Francisco Franco en España, así como en varios países de Europa del Este, incluyendo América Latina, como lo fue el caso de Augusto Pinochet en Chile.

Esta alarmante fórmula de gobernar sigue imperando en nuestros tiempos en algunos regímenes, de ahí las reuniones anuales contra el fascismo de la gente de izquierda, como la celebrada recientemente en Venezuela.

Benito Mussolini, asesinado

tras su fracaso político

En la II Guerra Mundial, el líder del formado Eje menos preparado para combatir a los aliados, fue el conocido como el “Duce” Benito Mussolini, quien en plena conflagración fuera miserablemente asesinado en el año de 1945 cuando traba de escapar ya de una Italia en ruinas, al lado de su amante Claretta Petacci.

El terrible hecho fue ejecutado por un grupo de partisanos el 28 de abril cuando ya estaba definida la derrota de Alemania, Japón y una destruida Italia, tras su captura que pusieron fin a su largo historial político, colgándolo al igual que a su mujer en la Plaza Principal, poniéndose punto final al totalitarismo que quiso ganarse Europa, hecho aplaudido por los habitantes de la aldea de Dondo, a orillas del Lago de Como.

Sus cuerpos fueron llevados luego a Milán para exhibirlos en la Plaza Loreto para sellar el colapso del fascismo que tanto daño hizo a la humanidad. Días más tarde, su seguidor, el alemán Adolf Hitler, se suicidaba de un tiro en la sien en su bunker de Berlín, enterrando la larga pesadilla de seis años que duró la Segunda Guerra Mundial.

Víctor Matos