204 años de la Batalla de Carabobo
25 de junio de 2025
Freddy Omar Durán
La semana del Día Nacional del Periodista es propicia para celebrar aquellos reconocimientos que se otorgan los que han hecho de esa profesión un real servicio público para concientizarnos de la compleja y muchas veces dramática realidad en que estamos inmersos.
Precisamente por su cuidadoso y amplio abordaje del tema de la extrema vulnerabilidad de muchas venezolanas migrantes, la periodista tachirense Rosalinda Hernández, junto a la colega Paula Andrea Jiménez, resultaron ganadoras del premio internacional de periodismo Sofía Imber, en la categoría Impreso.
El premio, que va por su segunda edición, fue instituido por la Asociación de Periodistas Venezolanos en el Extranjero (APEVEX) y URBE University, con el objeto de reconocer la calidad y excelencia de los trabajos de periodistas venezolanos que viven fuera de Venezuela.
Con motivo de ser este viernes 27 de junio el Día Nacional del Periodista en nuestro país, se ha pautado para la entrega del reconocimiento, en la ciudad de Miami.
Rosalinda Hernández concedió una entrevista para La Nación Radio y Diario La Nación, dos medios a través de los cuales se ha dado conocer toda una línea de investigación que tuvo como feliz fruto la obra premiada.
Como se dice a través de la página de la Apevex, el trabajo titulado “Mujeres que salvan mujeres: al auxilio de víctimas de explotación sexual entre Venezuela y Colombia” es un “reportaje de investigación que expone los testimonios de una red de voluntarias y profesionales: Abogadas, psicólogas, trabajadoras sociales, religiosas, sobrevivientes del conflicto armado en Colombia y de la trata de personas y de explotación sexual que luchan y acompañan a mujeres víctimas colombianas y migrantes venezolanas junto a sus hijos, por medio de intervenciones humanitarias que van desde el refugio, alimentos, aseo personal, atención médica y jurídica”.
“Este trabajo se realiza a través de una beca que nosotros ganamos de la Red de Mujeres Periodistas Venezolanas. A partir de esta beca nosotros iniciamos un trabajo de reportería que se extendió por varias semanas, tanto en el Norte de Santander como en Medellín. Es un trabajo de campo, es un trabajo en terreno, donde logramos conocer historias dolorosas de víctimas y sobrevivientes de trata y explotación sexual”.
Si bien la pluma de Rosalinda Hernández y Paula Andrea, que se sostuvo con certeza, cuidado y fortaleza psicológica, para el logro del reportaje ganador, su amplia investigación ha sido trasladada a formatos audiovisuales que pueden ser apreciados por las redes sociales de Laboratorio Migrantes y las cuentas personales de las comunicadoras sociales.
La trayectoria en los medios de comunicación de Rosalinda Hernández comenzaría desde antes de recibir su título universitario, en Diario Los Andes. Luego se diversificaría en diversidad de periódicos, entre los que cabe citar Diario La Nación, El Impulso, El Colombiano, Perú 21, entre otros.
Su sensibilidad hacia el tema de la mujer migrante se despertaría desde la época del cierre de frontera en 2015, cuando se dio cuenta de una realidad que podría estar a la vuelta de la esquina y desconocemos por falta de visibilización. Pero luego al incorporarse para 2022 a La Red de Mujeres Constructoras de Paz, se sumó a una capacitación especial, que puso de relieve el sumo respeto que se debe a quienes por un tratamiento periodístico equivocado pueden ser revictimizadas.
“Es un proceso de preparación, es un proceso de formación y es un proceso también de humanización. Tenemos que siempre estar al lado de la víctima, de la persona que sufre. No para generar un morbo, para que me compren o me lean más, sino para entender su situación y hacérselas entender a los demás de una manera muy profesional, evitando detalles que no vienen al caso, protegiendo su identidad, su ubicación. Hay mujeres que una entrevista que teníamos previsto hacerla en 15-20 minutos se extiende hasta una hora, una hora y media, pues quieren de alguna manera desahogarse con nosotras”.
A lo que Rosalinda Hernández más le ha conmovido desde el aspecto social desarrollado en las comunidades con mujeres de alta vulnerabilidad, ha sido el total desconocimiento de sus derechos, y vivir situaciones en las que la violencia se considera como lo “normal”.
“Ellas están tan alejadas de esta realidad, que en muchos casos ni siquiera eran conscientes de que estaban siendo violentadas, que estaban siendo víctimas de sus parejas y de sus entornos más cercanos; entonces al ir a conocer estas realidades, escucharlas, a veces uno tiene que tener conocimientos incluso de primeros auxilios psicológicos, porque hay situaciones que se desbordan, pues incluso hay mujeres que necesitan con urgencia una atención psicológica, por lo mucho que han sufrido”.
En la entrevista, que puede ser vista en https://www.youtube.com/live/jCdzNT54-zI?si=egvXjfIezWW2PPBg sintetizó algunas de las historias que ha venido contando periodísticamente, y es de destacar como las mismas denuncian la manera cómo operan desde Venezuela la captación de mujeres que bajo engaño terminan en otro país en condiciones de esclavitud, en mundos donde la droga, la prostitución y la violencia entran en connivencia. Desde nuestro país, la desesperación de no tener ni que comer en un día, las enceguecen frente a los peligros en que pueden caer, y al llegar al otro lado de la frontera se encierran en una red de explotación, de la cual difícilmente pueden desprenderse, a menos que en la misma se decida prescindir de sus servicios. Otra de las exigencias de esa red de explotación, además de la degradación moral a que somete a sus víctimas, es el reclutamiento de más mujeres, a modo de una “pirámide” humana.
“La captación, lo que se sabe, es que se inicia desde el centro de Venezuela y generalmente casi en su mayoría viene de personas muy cercanas a la víctima. Con las mujeres que hemos conversado, casi que en su mayoría las han llevado a ese mundo por su vecina, su amiga, su mejor amiga o su prima, que la ha llevado prometiéndole un trabajo excelente. Son historias que te llaman a rastrillar, a indagar un poco más en este terreno y mostrar pues la realidad y tal vez advertir a quienes confían en esos trabajos que les pintan, que te dicen que van a ganar mucho dinero de una manera muy fácil, pero eso no es cierto”.
Pero esta serie periodística no se concentra en las víctimas, pues ante todo rinde tributo a las heroínas anónimas entregadas al rescate de quienes terminan encerradas en un laberinto del que aparentemente no hay escapatoria, estando ellas en la invisibilización y en una situación irregular que las pone fuera del derecho legal del país donde residen. Esas mujeres con su labor de apoyo dan información, sustento moral y la asesoría necesaria.
Siendo la semana del periodismo y desde una larga trayectoria de brillo nacional e internacional, Rosalinda Hernández tuvo su propio concepto de lo que esta profesión ha sido para su vida:
“Si tú me pides que defina el periodismo en una sola frase, es servir. Desde mi perspectiva es un apostolado, es algo que en mi caso me encanta, me apasiona y lo hago súper enamorada. Los periodistas estamos para servir a los que más lo necesitan”.
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