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25 de noviembre de 2024
El pueblo católico celebra este 2 de noviembre el Día de los Fieles Difuntos, día de los muertos o de las ánimas, como complemento del Día de todos los Santos. Se trata de una tradición para rezar por los muertos se remonta a los primeros días del Cristianismo, cuando ya se honraba su recuerdo y se ofrecían oraciones y sacrificios por ellos, dice el padre Joel Javier Escalante Buitrago, párroco del Buen Pastor de Puente Real, quien recordó que la fecha fue un acuerdo de la Iglesia Católica con la ortodoxa y la anglicana.
De allí que es una fecha anual, instituida para recordar a los creyentes en Cristo que murieron y cuyas almas esperan en el Purgatorio para ir al cielo. Esta conmemoración de los fieles difuntos, según el catecismo de la Iglesia, busca que los católicos encomienden en sus oraciones a los que murieron y esperan en la Resurrección –apuntó el sacerdote-.
Explicó que tradiciones bíblicas como la que se describe en los Macabeos del Antiguo Testamento, donde los soldados se congregaron para reunir una ofrenda en sufragio por los que murieron en la guerra, dejan ver qué los creyentes en Dios ofrecen sufragios por el eterno descanso de los que ya murieron.
Y es que el 2 de noviembre es una fecha muy respetada por los católicos, que se celebra de acuerdo a la costumbre de cada región. En nuestro estado Táchira, y en San Cristóbal particularmente, la gente acude a las iglesias para anotar el nombre de sus difuntos para que sean encomendados en la Eucaristía; de igual manera, los católicos también van al cementerio para rezar el Rosario y colocar sobre la tumba de sus familiares las flores que simbolizan la inmortalidad del alma.
El sacerdote comentó que en otras regiones como el sur del Lago, poblaciones como Casigua, Encontrados y El Guayabo, los católicos acuden a la misa de la tarde y nombran sus difuntos; y en horas de la noche, acuden al cementerio con numerosas velas que son encendidas sobre la tumba del ser querido.
Entonces los alrededores de los cementerios en ese territorio zuliano, se convierten en una gran celebración de fe en memoria de los que ya murieron y en oración por que sean sacados del Purgatorio y vayan al cielo.
“Es un día en el que resuenan las palabras de Cristo en el corazón del católico: Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá. Y todo el que vive y cree en mí no morirá para siempre” –dijo el padre Escalante, quien enfatizó que no se trata de una celebración de origen pagano sino para rezar por los difuntos, quienes ya no son capaces de hacer nada para ganar el cielo, pero están los vivos que podemos ofrecer nuestras obras para que el difunto alcance la salvación-.
Expresó que incluso, para aumentar las ventajas de esta fiesta litúrgica, la Iglesia establece las indulgencias, es decir, si nos confesamos y comulgamos del primero al ocho de noviembre, podremos ganar indulgencias a favor de esos difuntos que serán librados de las penas temporales debido a sus pecados, señaló citando los documentos de la Iglesia.
Marina Sandoval Villamizar
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