El dato… Cada día son más graves los daños causados por las lluvias. Los residentes siguen con mucho miedo.

Nancy Porras

Las casas siguen cayendo en El Pueblito, municipio Capacho Viejo. El miedo persiste entre los vecinos de la comunidad, a escasos 20 minutos de San Cristóbal, en la vía entre San Cristóbal y Rubio.

Este fin de semana se desplomaron otras casas. La causa principal es la filtración por las lluvias caídas en la capital de la parroquia Manuel Felipe Rugeles, y los cauces de nacientes que, con el paso de los años, han vuelto a reclamar su espacio.

Los vecinos alertaron que el sábado pasado amaneció más afectada la vereda San Antonio.

—Hay más casas en el piso, aumentaron las grietas y hundimientos. Todos estamos muy angustiados porque la situación empeora y las esperanzas de recuperar un lugar donde abrigar a las familias se las lleva el agua, que aún se deja oír por debajo de las viviendas— exclamó Freddy Parada, vecino del sector.

“En esta vereda el sistema eléctrico colapsó. Las guayas las tocan los vecinos con las manos, porque ya están a nivel de suelo. La naciente, creemos, tomó otra dirección por el movimiento de la tierra. El riesgo sigue latente y hasta el momento no vemos una solución que nos devuelva la paz”.

Se sigue en emergencia; los que perdieron su casa, se fueron del lugar, porque es un riesgo estar allí.

—Todos nos fuimos a casa de un familiar cuya vivienda no ha sufrido daños, igual se hace comida utilizando la cocina de un vecino— dijo.

La situación se agudizó. Ya no se puede pasar a pie por la vía que lleva a la iglesia, paso que se mantuvo abierto los días martes, miércoles y jueves, pero ya es imposible usarlo.

La tragedia comenzó ocho días atrás, el lunes pasado, por la fuerte lluvia que cayó ese día desde las siete de la noche y se prolongó durante 12 horas. Los hechos indican que fue el detonante para que dos nacientes, La Paila y Pozo Azul, aumentaran su cauce y hoy no dejan dormir a los lugareños, que viven días muy oscuros.

Exigen los vecinos la presencia del gobernador Freddy Bernal. Para ellos transcurre el tiempo y la máxima autoridad del estado no aparece. Esperan vea, con sus propios ojos, la tragedia, y ofrezca soluciones a estas familias que no saben qué hacer.