“Es una verdadera tragedia para cualquier venezolano, luego de haber cumplido más de 30 años de servicio en la Administración pública, alcanzar el estatus de jubilado. Más que una satisfacción del deber cumplido, se convierte en la mayor pesadilla que pueda vivir”, declaró el profesor Ildemaro Useche, presidente de la Federación Venezolana de Maestros, seccional Táchira.

Aclaró que el jubilado no puede ser una carga para el Estado; al contrario, debe ser un cúmulo de experiencia que está al servicio de la sociedad y, como tal, debe ser valorado.

En tal sentido, expresó que cuando se cambia la condición de activo a jubilado se vienen juntas una serie de situaciones que afectan directamente al trabajador, no solo en lo económico, sino en lo social, físico, emocional y familiar.

—Algunos no solo son una carga para el Estado, sino para la familia, pues en la Venezuela de hoy es cada día más difícil vivir -dijo Useche-.

Explicó que unas de las condiciones que más afectan al ciudadano jubilado son su estado de salud y el proceso hiperinflacionario, que han desgastado la vida de cada uno de ellos.

—El costo de las medicinas es inalcanzable; la atención clínica hospitalaria es inaccesible; los salarios son míseros, y el Gobierno ignora, con alevosía, lo que sufre un ciudadano -afirmó-.

Igualmente, aseveró que “los educadores sufren la mayor angustia, no se reconocen derechos, ni de vida ni de muerte; tan costoso es vivir como morir. No existe un sistema de salud que atienda al maestro; el Ipasme se convirtió en un elefante blanco e inservible, no se cuenta con un HCM, los planes de recreación desaparecieron; la línea de crédito para vivienda y vehículo no existen, y el salario de jubilado no se sabe si gastarlo en algunos alimentos o en medicinas”, declaró.

—En resumen, es un calvario que se vive, mientras que al Gobierno no les importan quienes dieron tanto y no reciben nada -dijo-.

Nancy Porras