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Este “Viernes negro” no mostró esperada afluencia de compradores

27 de noviembre de 2023

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Muy pocos almacenes de la ciudad mostraron carteles y anunciaron descuentos. (Foto/Tulia Buriticá)

En San Cristóbal casi no se sintió la actividad y en el resto del país estuvo muy por debajo de lo esperado

Humberto Contreras

Con poca afluencia de clientes y bajo nivel de compras, este viernes 24 se desarrolló en todo el país el llamado Viernes Negro, o Black Friday, su nombre original en inglés, promovido por la Cámara Venezolana de Centros Comerciales, Comerciantes y Afines (Cavececo), pese al empreño que pusieron algunas tiendas, especialmente en Caracas, en esta actividad promocional que ha venido desarrollando el sector comercial en Venezuela, desde hace cinco años, incluido 2023.

El conocido Black Friday, viernes negro, que se celebra principalmente en Estados Unidos, para promocionar atractivas ofertas de distintos artículos y facilitar su adquisición, a un valor mucho menor que su precio habitual, hasta 50 % de descuento, o más en algunos casos, lo cual también facilita a los empresarios la renovación de inventarios ante la proximidad de las fiestas navideñas.

Sin embargo pese a las expectativas creadas en algunas partes, no precisamente en San Cristóbal, donde muy pocas tiendas parecieron enterarse de la actividad, las estimaciones, los registros indicaron que este año bajó de forma importante la presencia de compradores.

De acuerdo con un seguimiento efectuado por Blomberglínea, mediante uso de herramientas de internet, comparando la asistencia a las tiendas evaluada en el año 2019, primer año que se efectuaba el Black Friday en Venezuela, este año bajó a 48 %. Para el cálculo se estima en 100 % el registro de 2019, según la agencia, el cual pasa a 66 % en 2020; pero en 2022 subió a 74 %, para bajar este año a menos de la mitad, pese a las expectativas que tenía el sector comercial.

En San Cristóbal poco movimiento había por la fecha, y solo una tienda, en la cual se impidió el trabajo de los periodistas, tuvo colas de potenciales compradores. Otras tiendas en la Quinta y Séptima avenidas mostraron anuncios de la conmemoración, pero no se veía afluencia.

El venezolano común no se beneficia

En el caso de Venezuela, el “viernes negro” no genera muchas expectativas por los bajos ingresos de la mayoría de los venezolanos, puesto que casi 90 % de la población está en estado de pobreza de ingresos y 75 % en pobreza extrema. Así opina el economista tachirense Dilio Hernández, quien indica que el Viernes Negro es una tradición norteamericana internacionalizada, con poco impacto en la demanda nacional.

Señala el profesor universitario que el salario promedio del sector público, con los bonos, no supera los 60 dólares al mes, y en el sector privado el promedio del trabajador no supera los 200, pero el costo de la canasta alimentaria básica para una familia de 5 miembros es superior a los 500 dólares, así que por muchos «descuentos» que se ofrezcan en el Black Friday, no creo que el venezolano común se vea muy beneficiado.

–Solo 10 % de la población -explica Hernández- podría obtener algunos beneficios de esta costumbre norteamericana. Pocos pueden aprovechar esos «descuentos» en una economía que cerrará el año con una inflación acumulada alrededor de 200 %.

Habría que preguntarse, señala, si habrá algún comercio en el país que pueda ofrecer descuentos de al menos 50 % para atraer una demanda afectada por esa inflación que duplica esta cifra.

La realidad venezolana, enfatiza Hernández, es que la demanda ha caído entre 30 y 40 % en el tercer trimestre del año y la capacidad instalada según cifras de Conindustria no supera 40 % en la mayoría de las empresas, cifras que sufrirán poca variación en el último trimestre a pesar de las bonificaciones decembrinas.

Esto lo podemos ver, agrega Hernández, en la débil asistencia de compradores que se observa en los centros comerciales a pesar de las ofertas que hacen muchos establecimientos. Así que, si bien es cierto la costumbre del Black Friday ha comenzado a ser usada en el país como atractivo comercial y alternativa para reducir inventarios, su impacto en la demanda es marginal, ante la magnitud de la crisis económica que vive el país.